Santa Maria de Castellmeià
Iglesia de Santa Maria de Castellmeià
Castellmeià, conocido antiguamente como Meià, es un pequeño núcleo al Sur de la población del Llor, emplazado en la cima de una colina y formado por el castillo y la iglesia, que prácticamente conserva intacta su estructura medieval. Se accede al mismo por un camino sin asfaltar que arranca entre los kilómetros 5 y 6 de la carretera L-324 entre Tarroja de Segarra y Sant Ramon.
Castellmeià, que fue conquistado por los condes de Urgell durante el siglo xi, ya consta en la documentación desde 1044, fecha en la que es citado como castrum Mediani. La iglesia de Santa Maria de Castellmeià, de la que se carecen de noticias de época altomedieval, también era conocida con el nombre de Sant Joan Evangelista, y, popularmente, como la Mare de Déu de la Llet, de hecho, en su interior, se veneraba una imagen de la Virgen de la Leche.
Esta pequeña iglesia está ubicada en un entorno bastante descuidado y lleno de maleza. El edificio consta de una sola nave rectangular de 14,30 m de largo por 5,80 m de ancho, y una cabecera formada por un ábside semicircular liso, aparentemente sobrealzado, y en el que se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto monolítico que, a pesar de estar en el centro del tambor, se encuentra medio enterrada y oculta tras la vegetación, al igual que la parte inferior del ábside. La utilización en las ventanas de este tipo de arcos de una sola pieza es una práctica bastante usual en otros edificios de la misma época de la comarca de la Segarra, como Sant Salvador de Gra o Sant Martí de Gospí, por citar sólo dos de los numerosos ejemplos. El muro meridional, levantado sobre un desnivel del terreno, presenta en su parte inferior un zócalo de 1 m de altura y tiene adosada una capilla de planta rectangular de factura posterior, que presenta un aparejo muy similar al del resto de la fábrica, posiblemente por haber reutilizado el material de la parte de los paramentos eliminada para su construcción. La techumbre de esta capilla, de una sola vertiente, es independiente a la del resto del templo, la cual está realizada a dos aguas y cubierta con teja árabe. En la fachada occidental se abre una portada formada por un doble arco de medio punto en degradación y en cuya clave aparece esculpido el escudo de la familia Vergós, la cual consta que era la propietaria del templo a comienzos del último tercio del siglo xiv. Sobre la puerta se abre una pequeña ventana rematada por un arco de medio punto monolítico, y ornada con una moldura de caveto decorada con bolas. En el interior, circunda la abertura una especie de bordón. Corona el frontispicio un modesto campanario de espadaña de un solo vano.
Recorre todo el perímetro del edificio, a excepción de la capilla lateral, una moldura ubicada bajo la cornisa, que está formada por un friso de pequeños arquillos y que corresponde a una reforma de la techumbre acometida en el siglo xvi o xvii. El aparejo está formado por sillares de piedra arenisca característica de la comarca de la Segarra. De tamaño variado, están bien escuadrados, pulidos y dispuestos en hiladas bastante uniformes.
En el interior, la nave se cubre con una bóveda de cañón apuntada cuya base es recorrida a lo largo del perímetro del templo, incluida la cabecera, por una imposta biselada y con decoración dentada. El ábside está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera apuntada, y se halla antecedido de un arco presbiteral, también apuntado. La capilla lateral, que interrumpe la imposta, se cubre con una bóveda de cañón apuntada y en su muro frontal presenta un arco escarzano cegado. Posiblemente, es el resultado de una reforma realizada en época gótica. En uno de los sillares figura un escudo distinto al emplazado en la puerta de entrada. Desde esta estancia, en sentido oeste, arranca un banco de piedra que recorre parte de los muros laterales.
La iglesia de Santa Maria de Castellmeià es un edificio que puede datarse a finales del siglo xii.
En el lado norte de la iglesia había un pequeño cementerio en el que todavía se pueden ver, a pesar de las hierbas que casi las cubren por completo, dos estelas funerarias y diferentes pedúnculos. Aunque algún autor defiende la idea, que si este fuera el emplazamiento originario de las estelas sería difícil afirmar su carácter medieval, dado que su lugar debería estar en el muro meridional, cabe la posibilidad de que su situación no sea la original, por lo que su cronología está todavía indeterminada.
Texto y fotos: Helena Soler Castán
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, p. 476; Diví López, C. et alii, 2010, pp. 29-31, 175-176 y 247; Duran i Sanpere, A., 1977, pp. 455-456; Miró, J. M., 1986, pp. 17-106; Valls Pueyo, J., 1994, pp. 49-64; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1981, pp. 326-327.