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Detalle del muro sur de Sant Martí de Peralada

Identificador
17132_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.308376, 3.008460
Idioma
Autor
Margarida Muñóz Milán
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Martí de Peralada

Localidad
Peralada
Municipio
Peralada
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Martí de Peralada

Claves
Descripción

PERALADA

 

En el centro de la comarca el municipio de Peralada dista unos 8 km de la capital, , Figueres, a la que se conectada por medio de la carretera C-252. El término municipal incluye el pueblo homónimo y varios vecindarios agregados, entre los que destaca el de Vilanova de la Muga, que fue municipio independiente hasta el año 1974.

 

Las intervenciones arqueológicas realizadas en Peralada han confirmado la existencia de un asentamiento ibérico activo, aproximadamente, entre finales de siglo vi aC (o iniciso del v) y comienzos de sigo iii. La historiografía más antigua sostuvo que la villa había sido fortificada ya en este siglo iii y que, más tarde, la población se convirtió en la capital de un pagus visigótico. Sin embargo, la arqueología ha descartado esta hipótesis, pues la falta absoluta de material arqueológico de época romana y tardoantigua confirman que, durante ese momento, la población se trasladó a la plana empordanesa; así lo indica, además, los vestigios romanos localizados en Vilanova de la Muga. Por tanto, no cabe sino situar los orígenes de la villa medieval en el momento de ocupación y dominación carolingia del territorio

 

A esa época corresponden tanto las primeras evidencias arqueológicas del establecimiento de una estructura urbana como las primeras noticias documentales, en las que aparece mencionada tanto una Villa Petralata, para referirse al núcleo de población, como el Castro Tolon, en referencia al término de su castillo. Dicha fortaleza fue residencia del linaje vizcondal de Rocabertí, que gobernó la villa durante toda la Edad Media; aunque dependientes de los condes de Empúries, los Rocabertí gozaron de gran poder y la villa de Peralada, cuyo dominio se documenta incluso como condado (comitatu petralatense), dispuso de una gran autonomia administrativa.

 

Los restos del castillo se han localizado en el lugar que hoy ocupa el convento de Sant Bartomeu (siglo xiv), en la calle Costa de les Monges. En este lugar se conservan los restos de uno de los portales de la primera y más antigua muralla de Peralada, portal que deba entrada al castillo y del que se conserva un arco de medio punto adovelado.  Una vez superado el portal, son visibles los restos de un tramo de bóveda y parte de un segundo arco de medio punto.  De esta primera muralla se conservan otros vestigios en las calles Sant Sebastià y Sota Muralla, donde son visibles fragmentos del muro coronado por almenas y algunas aspilleras. Este primer núcleo medieval fue incendiado en 1285, a consecuencia de la invasión francesa en tiempos del rey Pedro el Grande. El incendio, relatado por el cronista Ramon Muntaner (precisamente nacido en Peralada) propició la construcción de un segundo recinto amurallado, más amplio, que incluyó la judería y la zona donde está situado el convento del Carme.  La zona mejor conservada de la segunda muralla (aunque reconstruida a mediados del siglo xix) se encuentra en las cercanías del convento, con una torre de base circular con almenas y aspilleras.

 

 

Iglesia de Sant Martí de Peralada

 

La iglesia parroquial de Sant Martí está situada en el centro histórico de Peralada, en el sector occidental de una población que mantiene el trazado irregular de las estrechas calles medievales.

 

Hay que esperar hasta el año 1002 para encontrar la primera mención de la iglesia, levantada al Suroeste del lugar que ocupaba el citado Castro Tolon.  En este documento, una bula del papa Silvestre II dirigida al obispo Ot de Girona, se confirman las posesiones de la catedral gerundense, entre las cuales se encuentra la parroquia de Peralada. Poco después, en el 1012 hay noticia de un juicio celebrado ante las puertas de la iglesia de Sancti Martini in castro que noncupavit Tolone, Ya en el 1153, vuelve a mencionarse el templo en un documento sobre las posesiones que la abadía de Sant Pere Camprodron tenía en su término eclesiástico.

 

Ninguno de estos documentos aporta información sobre los procesos y fases constructivas de la iglesia, que ha sido objeto de sucesivas modificaciones a lo largo de su historia. De hecho, Sant Martí es hoy un edificio neoclásico, levantado entre los años 1727 y 1732, en el que sin embargo se conservan algunos vestigios románicos y góticos, que delatan su origen medieval.

 

Los restos románicos –visibles, únicamente, desde el exterior– están localizados en la fachada sur del edificio, entre la torre campanario gótica y un edificio moderno adosado en el costado sureste. Consisten en un fragmento de muro formado por bloques irregulares y de diferentes tamaños, aunque colocados en hileras horizontales bien ordenadas. Se conservan además, parece que reintegrados en la parte más occidental de este muro antiguo, los restos de una posible portada, formados por un  tímpano (en cuyo interior debió colocarse más tarede una losa sepulcral correspondiente a Bernat Dorca, fechada en el 1225) y una arquivolta de dovelas talladas con gran precisión, y decoradas con pequeñas bolas, piñas y un pez. En el mismo muro, cerca del tímpano, encontramos también una ventana de época medieval, de doble derrame y formada por una arcada de medio punto adovelada.

 

Solo con estos datos es difícil aventurar una cronología para la iglesia románica de Sant Martí. La historiografía sitúa generalmente la construcción entre finales de siglo x y principios del xi, periodo al que podría efectivamente vincularse el muro conservado, a la vista del tipo de aparejo. Evidentemente, la ventana y el tímpano corresponden a una reforma posterior, entre finales de siglo xii y comienzos del xiii.

 

 

Texto y fotos: Margarida Muñoz Milán – Plano: Carlos Javier García Muñoz

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 325-326; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 610-611; Llinàs i Pol, J. et alii, 1992, pp. 71-77; Llinàs i Pol, J. et alii, 1992-1993, pp. 95-106, Llinàs i Pol, J. et alii, 1994, pp. 147-155; Montalbán Martínez, C. 1996, pp. 134-137; Padrosa Gorgot, I. y Padern Ponsí, J., 2007, pp. 82-83, 101-102, 114-115; Puig i Griessenberger, A. M., 1996, pp. 47-77.