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Detalle de la portada y restos de arquivolta reutilizada

Identificador
09571_03_02
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 58' 46.73'' , -3º 55' 31.74''
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta,José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Vicente

Localidad
San Vicente de Villamezán
Municipio
Valle de Valdebezana
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN VICENTE está situada en el extremo oriental de la población, sobre un leve promontorio cercano a la carretera que conduce a Herbosa. Se trata de una construcción románica que aún conserva sus trazas originales, a pesar de las reformas y ampliaciones llevadas a cabo en época posmedieval. Presenta actualmente una cabecera semicircular, un cuerpo de iglesia de dos naves, espadaña a los pies, sacristía al norte y pórtico meridional. La primitiva fábrica románica responde al modelo habitual de los edificios populares destinados al culto de un concejo más bien reducido: una sola nave (la de la epístola) y un ábside semicircular precedido de su correspondiente tramo recto. Para su construcción se emplearon sillares regulares de piedra arenisca labrados a hacha y asentados con una fina capa de mortero. La cabecera es extremadamente sencilla, sólo perforada por una aspillera abocinada -hoy cegada- que rompe la macicez del muro absidal y otra más moderna en el lado sur del presbiterio. Culminan los muros con una sencilla cornisa biselada sostenida por una colección de canecillos de doble nacela superpuesta. Un contrafuerte prismático marca la separación con la nave que es más ancha y de mayor altura que la cabecera, si bien hay que señalar que fue claramente recrecida con una hilera de sillares cuando se reformaron sus bóvedas, de ahí que en el muro sur la vieja cornisa románica quede algunos centímetros por debajo de la línea del tejado. En este mismo lado se abre la portada de acceso que fue reconstruida en 1889, según consta en su clave, sustituyendo a la primitiva románica de la que sólo se reutilizó parte de una arquivolta de mediacaña decorada con tres bolas y una punta de diamante. A los pies de esta nave se levanta una esbelta espadaña con dos troneras y remate a piñón, a la cual se adosó más tarde un gran cuerpo de sillería que aloja una escalera para subir al campanario. En el interior es donde mejor se perciben los cambios sufridos en la fábrica original. La parte mejor conservada es la capilla mayor, cubierta con bóveda de horno en el ábside y de cañón apuntado en el presbiterio, arrancando ambas de una imposta de billetes que recorre todo el perímetro y se extiende por un lado del arco triunfal. Este último, apuntado y doblado, apoya en dos columnas elevadas sobre alto podio adornado con una moldura de bocel en la arista. Sus capiteles son la única concesión decorativa que se permitieron sus artífices labrando en cada uno cuatro parejas de leones afrontados y superpuestos que juntan sus cabezas en las esquinas. Aunque están cubiertos por una gruesa capa de pintura se percibe en ellos una talla bastante tosca y un estilo que recuerda al de los canteros de Crespos y San Miguel de Cornezuelo. Los cimacios muestran gruesas y carnosas hojas lobuladas inscritas en tallos ondulantes, motivo que se repite en las citadas iglesias del Valle de Manzanedo, así como en algunas de Cantabria (Cervatos, Bolmir, Villanueva de la Nía, San Juan de Raicedo, etc.) y Palencia (cabecera de Santa Eufemia de Cozuelos y portada de San Vicente de Becerril del Carpio), adscritas todas ellas a la primera mitad del siglo XII. Esta cronología puede ser válida también para los capiteles San Vicente de Villamezán, aunque en este caso se encontrarían aprovechados en una construcción de finales de dicha centuria como pone de manifiesto la estructura arquitectónica del edificio, especialmente el apuntamiento del arco y de la bóveda. Por último hay que señalar que a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI se reformó el edificio, construyéndose en esos momentos la nave del evangelio y las bóvedas de combados y terceletes. Algún tiempo después, posiblemente en el siglo XVII o XVIII, se completó la fábrica con una nueva sacristía.