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Detalle de la ventana geminada y Pantocrátor

Identificador
24717_01_008
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 22' 52.48'' , -6º 11' 31.47''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Lagunas de Somoza
Municipio
Val de San Lorenzo
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LAS SIGUIENTES REFERENCIAS AL EDIFICIO datan de mediados del siglo XVIII, momento en el que se acometen reformas importantes que dotan al templo de su actual configuración. Ya en el siglo XVI se había sustituido la cabecera por la actual, cuadrada con contrafuertes angulares y cubierta con bóveda de terceletes. A partir de 1758 se llevó a cabo la ampliación que alteró completamente el cuerpo románico del templo, al construirse tres naves, más ancha la central, separadas por pilares cruciformes de orden toscano y cubiertas por bóvedas de arista. Igualmente se alzó la esbelta espadaña sobre el hastial occidental, la sacristía adosada al costado sur de la cabecera y el pórtico que protege la portada meridional. Las obras concluyeron en 1774, momento en que se elaboran los nuevos planos por el maestro de obras de la catedral de Astorga. Un año antes se dató epigráficamente la estructura de la espadaña. En el curso de estas obras debió cegarse la portada septentrional, único resto constructivo del primitivo edificio, descubierta a mediados del pasado siglo. Estaba oculta por una dependencia adosada y pasó así desapercibida al autor del Catálogo Monumental. Se abre esta portada de sillería -frente a la mampostería del conjunto posmedieval- en un antecuerpo del muro norte y se compone de arco doblado de medio punto sin moldurar sobre jambas que albergan una pareja de columnas acodilladas. Éstas presentan fuste liso, basas bastante deterioradas y capiteles historiados coronados por una imposta moldurada con un bisel que recorre todo el cuerpo adelantado. El capitel de la izquierda muestra una escena de lucha entre un personaje alado armado con un escudo “de cometa”, cuyos pies se apoyan en el astrágalo contrarrestando el esfuerzo que realiza con su diestra, en la que blandía una espada hoy prácticamente perdida, contra un basilisco o dragón de cuerpo de ave y cola de serpiente. El fondo de la escena es vegetal, con crochets acogiendo bayas en el piso inferior y bordes vueltos el superior. En el centro de ambas caras coronan la cesta dos mascarones humanos barbados, de ojos globulosos y rictus hierático. En el capitel derecho volvemos a encontrar el tema del combate entre el hombre y la bestia. Aquí el primero es un muy erosionado guerre ro armado con yelmo, escudo losange con remaches y espada que blande en su diestra contra otro ser monstruoso, quizá un felino, casi totalmente oculto por el contrafuerte fruto de la reforma del siglo XVIII. El fondo de la escena es vegetal, con vástagos curvados a modo de volutas en los ángulos superiores. Remataba esta portada un tejaroz hoy perdido, pero del que subsisten cuatro canecillos muy deteriorados. De derecha a izquierda se decoran, el primero, con un personaje masculino sedente, vestido con larga túnica de cuello perlado que sostiene un objeto muy deteriorado sobre sus rodillas. Le sigue otro personaje con similar actitud e indumentaria, que porta sobre sus rodillas otro objeto difícil de identificar, aunque no creemos que se trate del gran falo que cree reconocer Cosmen Alonso. Sobre este personaje aparece la inscripción FELA I PEGI. El canecillo siguiente se decora con un personaje desnudo, igualmente en cuclillas o sentado, y el último con un prótomo de cáprido. En la factura de estos canes y capiteles se advierte una mano diestra en el tratamiento del cuerpo humano y hábil y concienzuda en los detalles, como los bordados de las túnicas o las uñas de pies del tercer can. Dos modillones más, uno de simple nacela y el otro decorado con un prótomo se reutilizaron en el ángulo noreste de la cabecera. Otras dos piezas escultóricas de factura románica se recogen en el interior del templo. La primera de ellas es una ventana geminada coronada por un relieve labrada en un bloque de 117 x 47 x 8 cm. Esta pieza estuvo anteriormente empotrada en el exterior del costado norte de la capilla. Los dos arquillos de la ventana son de herradura y el parteluz consiste en una columnilla muy restaurada cuyo capitel se decora con hojas lanceoladas sin apenas relieve y la basa es simple, de bisel sobre plinto. Sobre el vano aparece representado Cristo en Majestad sentado en un trono cuyos brazos rematan en prótomos de felino. Aparece inscrito en la mandorla, en actitud bendicente y sosteniendo como es tradicional el Libro (en el que se grabó la inscripción IhS XSP) abierto sobre su rodilla izquierda. Cristo se cubre con túnica y manto que caen plegados sobre su pecho y piernas, aparece barbado, con larg a melena y coronado. Le rodea el Tetramorfos, es decir, la representación simbólica de los cuatro evangelistas, todos nimbados excepto el águila-Juan y volviendo su mirada hacia el Pantocrátor. Mantiene el relieve aún restos de policromía, de tonos ocres y negros. Su iconografía, factura y estilo recuerdan vivamente el tímpano de Castroquilame, en La Cabrera. La otra pieza escultórica es un alto relieve representando una Theotokos, es decir, la Vi rgen con el Niño en su regazo. También este relieve estuvo empotrado en el paramento externo del muro norte de la cabecera, lo que explica su grado de erosión y los líquenes que desdibujan los detalles. Fue realizado en un bloque de piedra de 85 x 35 cm y su extremo inferior se remata en semicírculo, a modo de escabel. María aparece sentada en un trono cuyos brazos se rematan en prótomos de felino y sostenía en su diestra un fruto. Viste túnica de abundantes pliegues, mangas ceñidas hasta el puño y luego exageradamente abiertas y calzado puntiagudo. Sobre sus rodillas Jesús bendice con su diestra y sustenta el Libro en su otra mano. Su cabeza ha desaparecido. Muy deteriorada, la cabeza de María se cubre con barboquejo y velo y en el nimbo que la rodea se grabó la inscripción S(an)C(t)A MARIA. Las características de lo conservado apuntan a las últimas décadas del siglo XII como fecha probable de erección del primitivo edificio. La relación con el taller escultórico que en esas fechas trabajaba en la catedral de Astorga, señalada por Cosmen, parece pues ir de la mano de la donación del templo al obispo astoricense en 1170.