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Fachada oeste de Sant Julià de Pedra

Identificador
25051_11_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.345000, 1.810556
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Julià de Pedra

Localidad
Pedra
Municipio
Bellver de Cerdanya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Julià de Pedra

Descripción

BELLVER DE CERDANYA

Iglesia de Sant Julià de Pedra

La aldea de Pedra –denominada Villa Petra en el siglo x– está situada en la falda del macizo calizo del Moixeró, que junto a la sierra del Cadí, conforman el Parc Natural del Cadí-Moixeró. Se puede acceder a Pedra desde Bellver por la carretera local LP-4033a, en dirección a Alp, y antes de llegar a Baltarga, girar a la derecha por un atajo que lleva a Bor y Pedra.

La primera referencia escrita del lugar se sitúa en 872, cuando el conde Guifré I el Pilós, mandó reconstruir Petra. El historiador Albert Salsas la define como “burgo feudal o antigua torre de defensa transformada en santuario”, mientras que Cèsar August Torras atribuye al ábside una antigüedad anterior al templo, y se refiere al mismo como “un fragmento de la primitiva iglesia del siglo x, que aparece citada en 966, en el testamento del conde de Cerdanya y Besalú, Sunifred II, in villa Petra. De la iglesia no se tienen noticias hasta el siglo xii, en que aparece relacionada en la descripción de los hechos que tuvieron lugar en la zona desde finales del siglo xii hasta 1239, y que están recogidos en el Memorial dels danys donats per lo comte de Foyx y bescomte de Castellbò a l'iglésia d'Urgell. Gracias a esta descripción se conoce que había un baldaquino o ciborium, y una cruz del periodo románico. Si nos atenemos a piezas similares que conocemos, como los de Sant Martí de Tost, Sant Vicenç d'Estamariu, o a restos de soportes localizados en intervenciones arqueológicas realizadas en las últimas décadas (Sant Miquel de Soriguerola), o a descripciones (Cuixà, monje Garcies), podemos saber cómo eran –de madera, piedra o esmalte, sostenidos por cuatro columnas–, y cuál era su función –cobijar al celebrante en el altar–. Estos baldaquinos  eran un atributo de poder que simbolizaba la bóveda celeste y su origen se encuentra en la Roma paleocristiana. La iglesia fue nuevamente saqueada e incendiada en 1936. Se vinieron abajo la bóveda y el muro sur, tras lo que quedó abandonada hasta que fue restaurada por la Generalitat de Catalunya en 1983.

 

La iglesia está edificada en un montículo, sobre un peñasco, como si flotase sobre el precipicio. El acceso a la plataforma se hace por medio de una escalinata de piedra que luego conduce a la entrada del templo por un sendero. Se trata de un edificio del siglo x o principios del xi, de una sola nave, de planta  trapezoidal, cubierta en origen con un envigado de madera que, en el s. xii, se sustituyó por una bóveda de cañón, y en la restauración retomó el envigado. La cabecera está formada por un ábside semicircular, probablemente rehecho en el siglo xii, al que se le añadieron dos absidiolas laterales, semicirculares, cuya planta no se manifiesta en el exterior, y que configuran lo más llamativo del conjunto en ese breve tramo a modo de crucero que separa la nave de la cabecera. En el exterior, el ábside no tiene decoración, excepto la ventana de doble derrame con dos arquivoltas adoveladas. La puerta se abre en la fachada principal, que esta coronada por una espadaña de dos ojos, y que corresponde a la reforma de los siglos xvii-xviii.

 

La observación del aparejo permite identificar las diferentes etapas constructivas. Así, la más antigua corresponde a los muros laterales de la nave, que se levantaron a base de piedras irregulares ligadas con argamasa. Tenían poco grosor y se datan alrededor del siglo x o comienzos del xi, siendo la pared norte la que se conserva más entera. La del muro meridional, cuya base se asienta en una especie de escalón cortado en la roca, al borde mismo del precipicio, sufrió la destrucción casi total en 1936, como ya se ha mencionado, y se restauró con hormigón en 1984. Hacia el siglo xii se debió sustituir la cubierta de madera por una bóveda de cañón, según se puede deducir por los mechinales y señales que se aprecian en la fachada occidental, y que propició la construcción de los arcos formeros, todavía presentes en el muro norte, para reforzar ésta, y contribuir a su estabilidad. Su posterior derrumbe propició la reconstrucción de la cubierta de madera, tal y como debía de ser en su origen. De esta etapa data, igualmente, la cabecera actual ya mencionada. En esta zona los muros presentan un mayor grosor, y su aparejo está compuesto de piedras regulares, de forma alargada y tamaño mediano. Se alternan las de color grisáceo con las rojizas, de menor tamaño, y están dispuestas en hiladas regulares. Se empleó piedra toba en las ventanas y arcos apuntados.

 

En el absidiolo del lado del evangelio se abre una ventana saetera con derrame al interior. Está precedido por una arcada apuntada y cubierta por una bóveda también ojival. En el lado opuesto, el absidiolo no mantiene su estructura original. La observación del conjunto de la cabecera pone de relieve su desviación con respecto al eje de la nave.

 

Las entrada se realiza por la fachada de poniente, rematada por una espadaña de dos ojos. El grueso muro, levantado con grandes piedras en la parte baja, y de tamaño mediano en el resto, permite deducir que ha sido reconstruido varias veces. La puerta, correspondería a la remodelación de los siglos xvii-xviii, está algo descentrada, en un nivel superior al de la explanada, y para acceder al templo se deben subir varios peldaños. Justo encima, una ventana coronada por un arco monolítico que podría ser reaprovechado de otra románica de la etapa anterior.

 

En el interior del templo se conservan restos de lo que podrían ser unas pilas bautismal y de aceite y ocho estelas funerarias que aparecieron en la zona exterior, que se correspondería al foso parroquial, al realizar la limpieza previa a la restauración de la iglesia. Los formatos discoidales, tabulares y cruciformes, y los tipos de piedra empleados (calcárea, gres y piedra toba), así como los diseños en bajo relieve (cruces griegas y latinas, flor), remiten a ejemplares de parecidas características presentes en algunas zonas pirenaicas como la Vall Fosca, Vall Ferrera, Ripoll, Sant Joan de les Abadeses, etc. También se han encontrado paralelos en Cantabria, País Vasco, Burgos o zonas de Francia. Por lo que se refiere a la datación, la cronología abarca desde el siglo xi al xiv.

 

Hasta 1936 se conservaba una imagen de la Virgen con el Niño que se conoce por fotografías conservadas en el Arxiu Mas de Barcelona, y que se incluye en el grupo iconográfico de la Virgen de Font Romeu, que se data a finales del siglo xiii o inicios del xiv.

 

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero - Plano: LAURA MAS TUDÓ

 

 

Bibliografía

 

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