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Portada románica tapiada en el muro meridional de la Mare de Déu de Tura

Identificador
17114_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.182282,2.489273
Idioma
Autor
Raul Casado González
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Mare de Déu del Tura

Localidad
Olot
Municipio
Olot
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Mare de Déu de Tura

Descripción

OLOT

 

El municipio de Olot, con una extensión de 29 km2, está situado entre la Vall de Vianya y la Vall d’en Bas. El municipio está formado por la ciudad de Olot, capital de la comarca de la Garrotxa, atravesada por el río Fluvià. A su alrededor, los antiguos pueblos y vecindarios de Sant Roc d’Olot, Sant Cristòfol de les Fonts, Sant Andreu del Coll y Closells, forman una conurbación alrededor de la villa, que se completa con varias urbanizaciones y el antiguo municipio de Batet de la Serra, que fue independiente hasta 1971. La carretera N-260 cruza el término municipal, y una red de carreteras comarcales y locales, que convergen en Olot, facilitan la comunicación.

 

Olot aparece documentado por primera vez en 871, en un precepto concedido por Carlos el Calvo al abad Racimir y a los monjes de Sant Aniol d’Agulla. Un siglo más tarde, en el año 977, el conde-obispo Miró concedió al monasterio de Camprodon y al monasterio de Besalú unos alodios situados en la parroquia de Sant Esteve d’Olot. Estas dos primeras noticias nos acercan al conocimiento de la existencia de un núcleo organizado con dos iglesias, la de Santa Maria y la de Sant Esteve. Otro documento, de 1097, deja constancia de la donación por parte del conde Bernat II de Besalú al monasterio de Ripoll de un importante alodio situado en la parroquia de Sant Esteve Olotensis, que abarcaba desde el río Fluvià hasta Sant Andreu del Coll, y de la parroquia de Santa Maria de la Pinya hasta la de Sant Pere de les Preses. A principios del siglo xii, la población de Olot había crecido de tal manera que el templo de Sant Esteve era insuficiente. Se derribó y se emprendió la construcción de un nuevo templo con mayor capacidad. En 1116, el obispo de Girona, Berenguer Dalmau, consagró la nueva iglesia y la dotó de diezmos, primicias y poblaciones de los fieles, más los treinta pasos legítimos de la Sagrera y otros dones, tal como lo había hecho el conde Bernat. 

 

La población de Olot fue creciendo en torno al nuevo burgo de Sant Esteve, y en 1206 el abad de Ripoll otorgó nuevas concesiones a Olot y edificó un palacio, a la par que se construyó una muralla. Más adelante, la villa padeció las consecuencias de los terremotos de 1427 y 1428 que causaron graves destrozos en la población y su entorno.


 

Santuario de la Mare de Déu del Tura

 

El santuario de la Mare de Déu del Tura está situado en la población de Olot, en el sector más oriental de su centro histórico, a unos 200 m de la plaza mayor. Pese a su actual aspecto neoclásico, el origen del santuario se remonta, según testimonios documentales, al siglo ix. La primera noticia data del año 871. Se trata del ya mencionado precepto del rey Carlos el Calvo, donde confirma las posesiones del cenobio Sant Aniol d’Aguja a petición de su abad Recimir, entre las cuales in Basse, locum quidicitur Olotis, cum antiqua ecclesia honore Sanctae Mariae fundata.

 

En el muro sur del exterior del santuario encontramos una portada tapiada. Es una portada sencilla, con grandes dovelas que trazan un arco de medio punto. Culminando la portada hallamos un guardapolvo muy erosionado. Ésta podría ser la portada románica del santuario. Recuerda a la portada de Santa Eulàlia de Begudà, de similares características pese a tener una puerta de ingreso algo más ancha. La portada ha sido tapiada con piedras de río, entre las cuales encontramos algunos bloques de origen volcánico. Éste aparejo también ha sido empleado en la ampliación del templo del siglo xviii. Sobre la portada, ligeramente a su derecha, se halla tapiada una ventana de doble derrame en arco de medio punto. Dicha ventana está cubierta por una capa de mortero, lo que impide analizar su paramento.


 

Imagen de la Mare de Déu de Tura

 

La imagen de la Mare de Déu del Tura tiene una altura de 67 cm desde la base hasta la corona. Toda la talla está cubierta de arpillera, encolada a la madera y enyesada. El respaldo de la silla, en cambio, no está protegido por la arpillera, debido a que a esta parte se le aplicaron láminas de plata. 

 

Durante la Guerra Civil se destruyó la talla del Niño, que al parecer ya no era el original románico. La actual imagen fue tallada por el escultor olotiense Casadevall, emulando la anterior, y ha sido colocada en el centro del regazo de la Madre, desvirtuando la composición original, que debió de situar el niño sobre la rodilla y sujetarlo con la mano izquierda. También la Virgen perdió la mano izquierda al ser lanzada desde el camarín del altar, por lo que también fue substituida.

 

Iconográficamente hemos de vincular esta pieza con un modelo iconográfico gestado en los talleres de Ripoll. Existen otras vírgenes vinculadas al taller de Ripoll como la de Olopte, la de Montserrat, la de la Pinya, la Mare de Déu de Cornellà del Conflent, la de Eina, la de Planès, la de Odelló y la de Mare de Déu de Ripoll. Todos estos lugares están estrechamente vinculados al monasterio de Ripoll, por lo que cabe pensar en la influencia iconográfica que tuvo el monasterio en las imágenes de éstos.

 

La Mare de Déu del Tura parece encontrarse entre las mejores tallas de un segundo tramo cronológico, que viene precedido por un primer grupo, entre los años 1110 a 1150 aproximadamente. En éste cabe incluir las vírgenes de Santa Bàrbara de Pruneres, Sant Salvador de Puig-alder, la del Colell y la de Bestracà, actualmente desaparecida, además de dos tallas de procedencia desconocida, una conservada en el Museu d’Art de Girona y otra, con niño, en la colección Vayreda de Olot. Dentro del segundo grupo, datado entre los años 1150 y 1200 aproximadamente, encontramos la del Tura de Olot, la de las Aguges, la de Sant Pere de Mieres y dos desaparecidas, la de la Pinya y la de Sant Joan de Balbs. Ya dentro del siglo xiii, hay que hacer mención de la Virgen del castillo de Beuda y otra de la colección Verdaguer de Mieres. 

 

La Mare de Déu de Tura es de tipo no estilizado. Bajo esta denominación se agrupan las vírgenes que son dos veces más altas que anchasen su totalidad, siempre sumando el sitial. Sorprende que, al tallar la imagen de la Virgen, se haya optado por mostrarla con el hombro izquierdo visiblemente más alto que el derecho, desviándola hacia la izquierda. 

 

La talla acentúa la frontalidad al situar la Madre de Dios y el niño Cristo de frente a los fieles. Pese a que la talla se muestra actualmente simétrica en origen el niño se situaba sobre la rodilla izquierda de la Virgen. 

 

La Virgen lleva una corona, muy dañada, que debió de ser almenada, y bajo ésta un velo cubre su cabeza. El rostro de la Virgen muestra unas facciones correctas y serenas, con la mirada fija pero sin estar atenta en ningún sitio en concreto, como perdida hacia el infinito. Su cabeza, sin embargo, está desproporcionada respecto al cuerpo, con un canon de una quinta parte de su altura. La mano derecha de la Virgen debía de ser horizontal, en posición de ofrenda de su hijo para la adoración de los fieles. 

 

El velo hace de mantilla y traza pliegues longitudinales, suaves, no demasiado marcados y policromados. Ésta mantilla cae desde los hombros por encima del pecho y converge bajo la cintura. Éste tipo de mantilla pertenece a la iconografía del taller de Ripoll. Otras madres de dios visten una mantilla que cae desde los hombros y que no converge bajo la cintura, sino que está abierto, separándose encima de los antebrazos de la Virgen. Este es un tipo de mantilla arquetípico de la comarca de la Garrocha. Se han trazado los pliegues de manera simétrica, tres por cada banda, paralelos al borde de la mantilla. La decoración del borde de la mantilla ha sido realizada mediante una orla geométrica con policromía azul y negra. La orla se compone de dos hileras entre las cuales se alternan tres rallas verticales y un cuadrado que contiene una flor formada por cuatro hojas unidas por un botón. 

 

Bajo la mantilla se encuentra la túnica de color púrpura, lisa desde el escote hasta la cintura. El escote es redondo, con una sutil cenefa de menos de 2 centímetros de anchura que se repite al llegar al borde de la túnica. El motivo decorativo de la cenefa se encuentra incompleto en el escote. En el borde de la túnica la policromía negra dibuja un motivo sencillo compuesto por botones. 

 

Los pies de la Virgen se muestran de manera generosa, casi llegando a vislumbrar bajo el borde de la túnica los tobillos. Quizás éste detalle pretende realzar la majestuosidad de la Madre de Dios, con un calzado suntuoso que acaba en punta en el dedo gordo de los pies. La silla, que asemeja un trono, se sostiene mediante cuatro columnas de un intenso color rojo, rematadas por pomos dorados. El tránsito entre las columnas y los pomos se ha trazado mediante una delgada línea en negro. Las dos columnas que sostienen el respaldo son más altas que las frontales. Los plafones de la silla que se encuentran entre las columnas están pintados en amarillo dorado y decorados en negro. 

 

Texto y foto: Raul Casado González


 

Bibliografía


AA.VV., 2008, pp. 306-307; Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 291-293; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, II, pp. 51-52; Murlà i Giralt, J., 1983, pp. 194-195; Murlà i Giralt, J. y Teixidor Santaulària, J., 1999, pp. 217-218; Noguera i Massa, A. 1977, pp. 140, 154-160.