Pasar al contenido principal
x

Sillar decorado de Santa Coloma de Siurana

Identificador
17052_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.209494, 2.994611
Idioma
Autor
Clara Poch Gardella
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Coloma de Siurana

Localidad
Siurana
Municipio
Siurana
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Coloma de Siurana

Descripción

SIURANA

 

El municipio de Siurana, con una extensión de 10,55 km², se localiza en la llanura aluvial del Alt Empordà, entre las cuencas de los ríos Fluvià y la Muga. El término lo componen el pueblo de Siurana, que es cabeza de municipio, y además el vecindario y antiguo lugar de Baseia, las masías de la Brava, y el vecindario de la Ribera. El acceso se realiza desde la carretera C-31, que cruza el sector septentrional del territorio y de la que sale una carretera local (GIV-6219) que conduce al pueblo de Siurana. Una trama de carreteras vecinales comunica los distintos enclaves del municipio.

 

Siurana era un cruce de antiguos caminos, entre los que destacó el camino real, que en época romana sería, probablemente, una vía adyacente a la Vía Augusta. Gran parte del territorio estaba ocupado por el llamado lago de Siurana y por otros estanques, que fueron desecados a mediados del siglo xix.

 

Siurana d’Empordà que perteneció siempre al condado de Empúries, aparece ya en un documento del año 822 con el nombre de villa fuirana. En documentos del siglo x se menciona el lugar entre las propiedades que tenía la abadía de Sant Pere de Rodes. Según una bula del 1017, también poseía bienes allí el monasterio de Sant Esteve de Banyoles. En 1231 el conde Ponç IV de Empúries vendió al abad Ramon de Santa Maria de Roses algunos caseríos y algunas bordas de la parroquia de Santa Coloma de Siurana, y también el castillo de Siurana, con sus jurisdicciones civil y criminal.

 

Texto: MJV

 

 

Iglesia de Santa Coloma

 

La iglesia de Santa Coloma se halla en el centro del pequeño pueblo de Siurana. La primera noticia que se conoce de este templo data del año 1077, cuando Artau Artau lega en su testamento varios bienes muebles a la iglesia; en realidad, el mismo testamento se hace público en el altar de san Miguel de la iglesia de Sivierana. Similar es otro testamento que también hace donaciones, en 1137, a la parroquia de Santa Coloma, en cuyo término se sitúan unos mansos donados a la canónica de Santa Maria de Vilabertran en 1141. En 1151 vuelve a aparecer documentada la iglesia, cuando el caballero Guillem Umbert de Baseia le deja varios sueldos en su testamento.

 

En 1231 el conde Ponç IV d’Empúries vendió al abad Ramon de Santa Maria de Roses algunas masías situadas en la parroquia de Sancta Columba de Siurana. En el mismo documento se menciona el castillo del lugar, la ubicación del cual hoy en día se desconoce. Dicho castillo se vuelve a mencionar el 1408, para definir unos términos. En 1464 se da licencia para celebrar misa dentro del castillo de Siurana, en tiempos de la guerra civil catalana.

 

La iglesia actual se contruyó en el siglo xviii, y presenta una nave culminada por un ábside poligonal en el interior y cuadrado en el exterior. El paramento reaprovecha ciertos sillares que se debieron de conformar los paramentos de la iglesia románica, puesto que están realizados con piedra grisácea de Vilacolum. Dos de ellos presentan motivos esculpidos.

 

El primero se halla en la fachada occidental, dispuesto en vertical, y presenta un relieve de una figura humana. El mal estado de conservación del sillar impide precisar más, a pesar de que en alguna ocasión se ha observado que sustenta un libro con la mano derecha y un objeto con la izquierda. Hoy en día simplemente se pueden apreciar sus piernas y pies, que sobresalen de una túnica, y un pequeño resalte que enmarca los límites del sillar. A pesar del estado precario del relieve, el dibujo de las piernas, pies y túnica de la figura es simple y seguramente debe su labrado a un trabajo popular.

 

En el ángulo de la fachada oeste y la norte se halla partida una segunda pieza reaprovechada, que seguramente se correspondió a un antiguo dintel de la iglesia románica. Presenta tres cruces griegas con los brazos trapezoidales, inscritas en círculos y esculpidas en bajo relieve. En la cara occidental se encuentra una cruz griega que en la intersección de los brazos presenta otra pequeña cruz inscrita. También en esta cara se encuentra la mitad de la cruz central, que presentaba un pequeño círculo en la intersección de sus brazos. En la cara norte se halla la otra mitad de la cruz central y la última cruz, sin relieve esculpido en su interior.

 

La datación de estos restos se puede inscribir en el siglo xii, en especial el dintel con cruces, que es muy similar a los que se hallan en las iglesias de Vilanova de la Muga y Sant Esteve de Pedret, ambos fechados en este siglo.

 

Virgen con el Niño

 

En el Museu d’Arte de Girona se conserva una antigua talla procedente de la iglesia de Santa Coloma de Siurana. Se trata de una Virgen con el Niño tallada en madera y policromada, de unos 75 cm de altura, que se guarda con el número de inventario 53.

 

El estado de conservación de la talla es desigual, mientras el rostro de la Virgen se ha conservado en buen estado, el Niño lo ha perdido, y simplemente perviven los restos de la cabeza. La misma suerte sufrieron los antebrazos de las figuras: de la Virgen solamente pervive en mal estado el brazo izquierdo con el que rodea el Niño, mientras que de este se conserva el rastro de un libro que sostenía en la mano izquierda, mientras que el antebrazo derecho ha desaparecido.

 

La Virgen se halla sentada en un sitial o banco con un pequeño respaldo, mientras que el Niño está sentado en la rodilla izquierda de la madre. La Virgen presenta una expresión serena con una leve sonrisa. La cara, de grandes proporciones con respecto al cuerpo, está dominada por una nariz notable, que dibuja las arcuaciones de las cejas. Los ojos, con una marcada forma almendrada se hallan bien dibujados. Su cara es enmarcada por unos cabellos ondulados y rubios, escondidos bajo de un velo que le cae en los hombros. Viste una túnica granate ceñida con cinturón oscuro. Un mantel, también oscuro, le cae por los hombros haciéndole un pliegue por encima de las rodillas.

 

Mientras la cara de la Virgen está bien dibujada, el resto de su cuerpo y el del Niño presentan una talla muy tosca, sin el naturalismo y la expresión presente en las facciones de la Madre. La presencia de dos trabajos de talla diferenciados dificulta la datación de la pieza, que pese a estar conectada con la tradición románica se ha considerado ya de finales del siglo xiii.

 

Texto y fotos: Clara Poch Gardella

 

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1977-81, II-B, pp. 339-342; Castells Catalans, Els, 1967-1979, II, pp. 524-525; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 843-844, XXIII, pp. 68-69.