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Vista meridional de Sant Nicolau de Girona

Identificador
17079_05_078
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.9890164,2.8239701
Idioma
Autor
Annaïs Pascual Alfaras
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Nicolau de Girona

Localidad
Girona
Municipio
Girona
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Nicolau de Girona

Descripción

Capilla de Sant Nicolau

 

La hermosa y original capilla de Sant Nicolau se levanta a orillas del río Galligants, a unos 200 m de la entrada norte de la ciudad (Sobreportes), un lugar muy bien comunicado durante la Edad Media, cerca del puente por donde la antigua Vía Augusta cruzaba el río en dirección a Girona y a pocos metros de los caminos que llevaban al valle de Sant Daniel y a la montaña actualmente llamada Montjuïc. Edificada a pocos metros de distancia, a poniente, de la majestuosa iglesia del monasterio de Sant Pere de Galligants, se han vinculado históricamente los orígenes de esta capilla románica con el mismo cenobio y con el llamado “hospital de clérigos”, situado ante la capilla y que habría formado parte del mismo complejo eclesiástico. Hoy, tras una lectura crítica por parte de los historiadores y arqueólogos del GRHUG sobre las sucesivas prospecciones llevadas a cabo en el edificio y sus alrededores (en 1957, 1969 y 1975-76), podemos desvincular el origen inicial de esta capilla del vecino monasterio de Sant Pere, al que posteriormente sí se vería unida. En sendas excavaciones, bajo el subsuelo se descubrieron estructuras de dos edificios anteriores que responderían, según dichos arqueólogos, a las estructuras de una villa suburbana fechable, por el material encontrado, entorno al siglo v. Dichas edificaciones, ya abandonadas serían posteriormente anuladas e interrumpidas por tumbas relacionadas con un gran cementerio de origen tardoantiguo indeterminado, ciertamente utilizado hasta bien entrada la Alta Edad Media (antes del año 1000) por los habitantes de este sector alejado de la ciudad. Los mismos arqueólogos apuntan que la construcción hallada en la zona del ábside, junto a la cual se encuentra un sarcófago-huesera, podría interpretarse como una primera tumba monumental que luego se habría convertido en capilla y que posteriormente, ya en época románica se habría derribado definitivamente para dar lugar a la primera capilla de Sant Nicolau, levantada con toda probabilidad en pleno siglo xi, una capilla de planta central de cruz griega tetrabsidial, cuyos cuatro ábsides semicirculares presentan exteriormente decoración de raíz lombarda. Dicha organización de planta griega, rara en estas tierras, respondería al uso de la capilla tardoantigua anterior.

 

La escasez de documentos y noticias de época altomedieval sobre Sant Nicolau no ayuda a esclarecer sus inciertos orígenes. Aparece documentada por primera vez en el año 1135 como capilla de Sancti Nicolaii, en el testamento de un tal Guillem Ramon. Al parecer, por aquel entonces era en este templo, ya edificado, donde se realizaban las funciones parroquiales ordinarias del burgo de Sant Pere, mientras la gran iglesia del cenobio, dedicada a san Pedro, se reservaba para oficios monacales y celebraciones especiales, así como para bautizos. En el testamento firmado por Bernat de Bellmirall en 1212 (copiado en 1229), en motivo de su partida en una expedición contra los musulmanes, se detallan donativos para varias e importantes iglesias y monasterios gerundenses, entre ellos para Sant Nicolau. Se documenta la presencia de varios clérigos en Sant Nicolau de Girona a lo largo de los siglos xiv y xv (en 1358, 1382, 1403, 1405), cuando aparece como parroquia de Sant Nicolau (1382 y 1405). A inicios del siglo xv, se documentan estrechas vinculaciones con la vecina Santa Eulàlia Sacosta, el rector de la cual, Pere Nadal, en varias ocasiones administra y celebra también en la parroquia de Sant Nicolau de Sant Pere de Galligants (en junio de 1405, 1406, 1407, 1408), sustituyendo al porcionero de Sant Pere de Galligants, Francesc Cortada, rector legítimo de Sant Nicolau. Posteriormente, tenemos noticia de la creación de un nuevo altar dedicado a los santos Andrés, Roque y Geraldo, en junio de 1455. No aparece de nuevo documentado el templo hasta el siglo xvii, cuando recibe una indulgencia papal (1663). Finalmente, tras la desamortización de 1835, la iglesia de Sant Nicolau pasó a manos privadas, primero convertida en almacén de un comerciante de cuero y luego en carpintería, hasta que en 1936 fue adquirida por el Ayuntamiento de Girona. Tras la guerra, en 1942, se intervino en el edificio por primera vez y parte de sus estructuras fueron reconstruidas o restituidas (como veremos más adelante). Treinta años después se llevaron a cabo dos campañas de prospección arqueológica en el subsuelo del templo, ambas entre 1975-76. Fue entonces cuando se descubrieron varias sepulturas tardoantiguas con interesantes elementos y materiales asociados, y una sepultura olerdolana y varias altomedievales orientadas al Este, en la zona de la cabecera. Dichas excavaciones descubrieron también los fundamentos del cuarto ábside de la construcción románica original. En el año 1977 fue restaurada íntegramente por la Diputación Provincial de Girona y actualmente funciona como sala de exposiciones.

 

La capilla presenta hoy una planta de nave única coronada por una cabecera trebolada o triabsidial, orientada al Noreste. Dicha organización es resultado de una segunda intervención en el edificio en un momento avanzado del románico, bien entrado el siglo xii o a inicios del xiii, ampliación vinculada quizás al uso de la iglesia como parroquial. Es entonces cuando se llevan a cabo las obras que, anulando el ábside de poniente (cuyos fundamentos se pueden observar bajo el edificio actual, en un espacio subterráneo similar a una cripta) amplían el templo con una nave única que se extiende hacia poniente, con el acceso principal, una puerta de medio punto dovelada, abierto en la fachada de mediodía. Una segunda puerta, en la fachada septentrional, daría acceso al cementerio. La cabecera, compuesta por tres de los cuatro ábsides de la primera capilla románica, vería convertido su espacio central de planta cuadrada en un crucero sobre el que se levanta el tambor que, en altura, desarrolla un cimborrio ochavado, que alberga una cúpula de bóveda esquifada de ocho paños en su interior. Aunque el aspecto del edificio en su conjunto parece unitario, cabe tener en cuenta que es resultado de las restauraciones llevadas a cabo en 1942 por el arquitecto Alexandre Ferrant, y en 1977 bajo dirección de Joan M. Ribot i de Balle.

 

Exteriormente se pueden distinguir las dos importantes fases constructivas en esta obra, ambas realizadas en época románica, y que responden a dos conceptos e organizaciones en planta muy distintas. La primera corresponde a la planta original de cruz griega formada por un tambor central de planta cuadrada con cuatro grandes ábsides semicirculares abiertos en cada uno de sus laterales, sobre los cuales y en el centro del tambor, sobre trompas, se levantaría un primer cimborrio o linterna. Esta primera fase se identifica por el aparejo de sillería de piedra calcárea únicamente desbastada y algo escuadrada, de tamaño irregular que se dispone en hiladas a soga y tizón y se une con argamasa de cal y arena. Los tres ábsides que hoy quedan en pie corresponden a esta primera fábrica. Exteriormente éstos presentan decoración de raíz lombarda a base de seis altas lesenas que parten de un no muy elevado bancal. La anchura de dichas lesenas corresponde a la de un único sillar. Cada uno de los cinco estrechos lienzos verticales es coronado por tres arcuaciones ciegas formadas, respectivamente, por cinco pequeñas losetas doveladas que reposan sobre sencillas ménsulas o canecillos de plano ligeramente inclinado. En el ábside central, se abre una ventana de medio punto y doble derrame, cuyos montantes, junto al alféizar, quedan integrados en el mismo paramento mientras seis dovelas de piedra calcárea únicamente desbastada forman el pequeño arco. Culmina el muro semicircular de cada ábside una ancha cornisa de plano inclinado muy desgastada que tiende a caveto o nacela. Del tambor cuadrado, en la parte superior de los ábsides se distinguen en el exterior, entre ábside y ábside, sus bien escuadradas aristas, que incluyen ya sillares mejor labrados pertenecientes a fábricas posteriores. Actualmente los tres ábsides, así cómo las cuatro aristas exteriores del tambor y la cubierta del cimborrio ochavado presentan un enlosado de pizarra muy probablemente restituido durante las labores de limpieza y restauración del edificio.

 

La segunda fábrica de época románica tardía la que anula el cuarto ábside (Oeste) del edificio original (cuyos fundamentos se conservan bajo el edificio actual y del cual únicamente se conserva en pie, exteriormente, el alzado de su primera lesena septentrional), corresponde a la ampliación hacia poniente del edificio, evidente en el extremo noroeste de la cabecera dónde empezaría el cuarto ábside y en su lugar se distinguen sillares regulares y bien labrados. En esta segunda fase se distinguen de nuevo dos fábricas de distinta calidad.

 

Parte del tambor y del cimborrio, con el derrumbe del ábside se habrían reconstruido durante la segunda mitad del siglo xii o ya en el siglo xiii, pues ambos presentan exteriormente un delicado paramento de sillería de piedra caliza muy bien labrada y perfectamente aparejada, sin prácticamente argamasa visible. Únicamente sobre el eje central de los ábsides de levante y de mediodía, en los muros del cimborrio, a unas dos hiladas sobre el vértice de la cubierta, respectivamente, se abren óculos circulares compuestos de diez dovelas cada uno. Corona las ocho caras del cimborrio un friso de arcuaciones ciegas monolíticas de doble pliegue, dispuestas a razón de cuatro en cada cara, decoradas por canecillos de plano inclinado labrados con tres cuerpos verticales en relieve. Sobre este friso de arcuaciones, bajo teja, se dispone una cornisa compuesta de arriba abajo por: listel, medio bocel, nacela o caveto y luego de nuevo un estrecho listel. Un tercer cuerpo totalmente reconstruido culmina la cubierta ochavada con un estrecho tambor (sabemos que antes de la restauración de 1942 había aquí un depósito de agua).

 

Esta segunda o bien tercera fase constructiva, tardorrománica, sí está vinculada al vecino cenobio de Sant Pere de Galligants, que presenta en su fachada septentrional una cornisa similar, y decoración románica lombarda tardía de idéntica fábrica en su monumental cimborrio. A diferencia del cimborrio, los muros perimetrales de la nave longitudinal presentan una fábrica con sillares de mayor tamaño, regulares aunque de superficie únicamente desbastada. Las hiladas aquí disminuyen su anchura en altura y que de nuevo se ven aparejadas con abundante argamasa. Es así también en el muro frontispicio, la parte superior del cual (liberada de construcciones) queda a la vista y en el que se aprecian algunas irregularidades. El mismo paramento aparece mejor y menos alterado en la austera fachada de mediodía, donde se halla un arcosolio con un intradós de prácticamente 1m de ancho. Sobre la jamba derecha de este arco, en altura, se abre una estilizada y sencilla ventana de arco de medio. A levante, se encuentra una apertura rectangular e irregular. Se trata de una huesera que aún conserva integrada en la parte superior una cornisa de caveto muy deteriorada. Culmina el muro una sencilla cornisa muy desgastada de caveto, un tanto irregular, bajo la cual se aprecian en la penúltima hilada los mechinales. Exteriormente la fachada septentrional presenta las mismas características que los anteriores, aunque en ella la cornisa prácticamente desaparece y se aprecian en el paramento alteraciones sospechosas de intervenciones posteriores tales como el dovelado de la misma puerta, cuyas jambas, junto al rodapié levantado unas cuatro hiladas respecto el suelo exterior, parecen originales.

 

En el interior del templo se aprecian las diferencias indicadas correspondientes a las sucesivas fases constructivas. Al acceder al templo por la puerta de mediodía nos encontramos en el centro de la nave única que compone el cuerpo del templo cubierta con una bóveda de cañón corrida. El paramento interior se operó con grandes bloques de piedra calcárea más o menos escuadrados, dispuestos regularmente con sillares de mayor tamaño en las hiladas inferiores. En los muros perimetrales de la nave, sobre todo en la mitad de poniente y en el hastial occidental se ve acentuada cierta irregularidad en la disposición de los sillares, lo que define zonas ligeramente diferenciadas (quizá se debe a una cierta reconstrucción del paramento durante la restauración de 1942). Incluso la línea de imposta que indica el arranque de la cubierta, de caveto y en algunos casos muy deteriorada, parece haber sido en parte restituida (sobre todo en el muro de mediodía). Parecen también restituidos el dovelado de la parte superior tanto del arco de la puerta de entrada como el arco de la puerta de medio punto abierta en el muro septentrional y que daba acceso al cementerio. Simétricamente, en el extremo de levante de ambos muros perimetrales, se abren tabernáculos de perfil rectangular no muy profundos hoy vacíos, cuyo dintel y alféizar son monolíticos.

 

Un arco triunfal recoge las tensiones de la bóveda de cañón de la nave en su unión con el tambor que forma el crucero al que se abren los tres ábsides de la cabecera. Dicho arco evoca toscamente el vano de medio punto del ábside de poniente de la construcción primigenia. En sus montantes, sobre todo en el septentrional, se aprecian evidencias de la diferente orientación del muro antes de la ampliación del templo hacia poniente, aquí aparecen cuatro sillares dispuestos en perpendicular a la construcción del montante, junto a un espacio vacío en el chaflán que desconocemos a qué se debe.

 

Los tres ábsides asumen planta semicircular y bóvedas de cuarto de esfera, construidas por aproximación de hiladas. El paramento aparece unitario y austero, levantado a base de sillares medianos de piedra calcárea desbastados. Como se ha dicho el arco del ábside se abre al crucero a través de un segundo arco algo mayor, en gradación, un arco triunfal sobre montantes avanzados que en la parte inferior se levantan sobre un no muy alto bancal que presenta continuidad con el muro del ábside. Al encontrarse cada uno de los arcos de los ábsides con los del ábside perpendicular siguiente, se forman gruesos pilares en que en su gradación de volúmenes (en los montantes y en los arcos) generan un diálogo arquitectónico con la composición externa de los muros del los ábsides y sus lesenas sobre bancales en las axilas entre ábsides. Entre arco y arco, con su eje central arrancando del centro de los pilares formados por los montantes de los cuatro arcos triunfales, se desarrollan cuatro trompas construidas con sillería calcárea pequeña y alargada, muy bien labrada y dispuesta en hiladas verticales, cuyo perfil semicircular superior se presenta bellamente dovelado. Dichas cuatro trompas convierten la planta cuadrada del crucero en el tambor ochavado del cimborrio, cuyas ocho caras reposan sobre éstas y sobre los arcos triunfales alternadamente. Las hiladas inferiores del tambor presentan sillería bien labrada y las hiladas superiores un paramento más tosco.

 

Como se ha visto, se aprecian en el edificio varias fábricas, probablemente resultado de una evolución y un cambio en el uso del edificio. Resulta significativa la organización original del edificio primigenio un edificio de planta de cruz griega con cuatro ábsides con decoración lombarda, un caso único en Cataluña que recuerda, como apunta J.-A Adell, algunos baptisterios italianos, como por ejemplo el de la catedral de Biella (siglo x). Aunque Sant Nicolau difícilmente habría tenido este uso, es probable que culminara el cimborrio con una linterna campanario (pues se menciona la presencia de campanas de la iglesia en las visitas pastorales). Posteriormente, durante la segunda mitad del siglo xii o ya en el siglo xiii, la voluntad de ampliar el templo hacia poniente, probablemente contemporánea al uso parroquial de la capilla, con la anulación del ábside oeste, parte del tambor y del cimborrio debieron reconstruirse, pues como ambos presentan similitudes formales y decorativas muy estrechas con la fábrica de Galligants.  

 

Texto y fotos: Annaïs Pascual Alfaras

 

 

Bibliografía

 

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