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Vista general de Santa Maria de Torredenegó

Identificador
25129_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.9129, 1.49189
Idioma
Autor
Nuria Trigueros Beltrán
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Maria de Torredenegó

Localidad
Torredenegó
Municipio
Llobera de Solsonés
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Maria de Torredenegó

Descripción

LLOBERA DE SOLSONÈS

Iglesia de Santa Maria de Torredenegó

El templo, dedicado a santa María, se encuentra en el sector sudoriental del término municipal, en el lugar conocido desde antiguo como Torredenegó. Este núcleo diseminado se extiende entre la Rasa de l’Obaguet y el Barranc de Santa María, en una zona de pinedas llamada el Bosc de Torredenegó. Para llegar, desde Solsona se toma la carretera C-451 en sentido a Guissona. A unos 8 km, debe cogerse un desvío a la izquierda que conduce hacia el Miracle.

 

La historiografía recoge diversos testimonios que constatan el origen del núcleo de Torredenegó. Según Antoni Llorens, en torno al año 1000 un tal Ennegó, procedente de Lladurs, se estableció en esta zona después de vender el castillo y sus posesiones en Isanta. Pudo comprar diversas piezas de tierra en Llobera y edificar una torre, la cual daría nombre al sitio. Según Serra i Vilaró, este personaje habría suscrito varios documentos de donación en 976 y 998, y pudo estar emparentado con Bonfill Sanç, señor de Llobera. La mujer de este último, Amaltrud, debió de heredar en algún momento el sitio de Torredenegó. En un documento de 1079 se citaba una torre que dicum Ennegoni como afrontación de unas tierras. El lugar también aparece citado como Turre de Enego y Turre d’Enegonum, en 1106, y como Torre d’Enegonii y Turre Negonis en 1108 y 1111, respectivamente. En contraposición a esta abundancia documental, se conservan escasos testimonios referentes a la iglesia. Se puede suponer que en 1113 se ejercía el sacerdocio, pues en dicho año Bernardi, sacerdotis de Turre de Negó, aparece firmando un documento de venta. Sin embargo, hay que esperar a 1143 para hallar la primera mención directa al templo, cuando se documenta la donación de un alodio a Sancte Marie de Turre de Nego realizada por Guadall Aimeric y su mujer Estefania, Berenguer Aimeric y su mujer Maria, Arnau de Isanta y su mujer, Guillem Berenguer, Bernat de Isanta y sus hermanos. Por otro lado, gracias a un documento de conveniencia entre Arnau de Isanta y su hermano Ramon, fechado en 1178, se sabe que el primero había legado a los templarios la torre de Sancte Marie de Negu, mientras que en 1232 volvía a aparecer una ecclesia de Turre de Nego. Por último, en 1313 el templo adquirió la categoría de parroquia, título que mantuvo al menos hasta 1593, cuando se creó el obispado de Solsona.

 

El edificio conserva en buena medida la estructura original románica del siglo xii. Presenta una planta formada por una sola nave rectangular y un ábside semicircular. El paramento exterior de este último es totalmente liso, y en él se abren dos ventanas: una en el centro, estrecha y alargada, de derrame simple hacia el interior y arco de medio punto monolítico, y otra en el lado meridional de forma rectangular y factura moderna. En el tramo oriental del muro meridional se observa un cambio brusco en la continuidad de las hiladas de sillares, lo que puede ser indicio de un que pudo haber dos fases constructivas, de alguna incidencia o parón en las obras o que hubo que acometer algún tipo de reforma.

 

En el muro sur se abre la portada, sin duda, el elemento de mayor interés del conjunto,  Aunque en una fecha no determinada entre 1936 y 1939 los elementos que componían la portada fueron trasladados al Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, en 1988 fue restituida a su lugar original, donde se encuentra actualmente. Presenta un arco de medio punto y un tímpano sobre un dintel, ambos lisos, todo ellos enmarcado por una arquivolta de grueso baquetón y una chambrana exterior decorada con motivos vegetales trifolios en el interior de círculos. La arquivolta se apoya en sendas impostas ornadas con  tallos ondulados que culminan en palmetas de tres hojas. Dicha ornamentación presenta una disposición muy similar a la de la portada de la cercana iglesia de Sant Diumenge de Su, en Riner, aunque en este caso las palmetas tienen una sola hoja y alternan con incisiones en zigzag. Las ventanas de la fachada sur del campanario de la catedral de Santa Maria de Solsona presentan una estructura muy similar, aunque de proporciones algo más esbeltas. No sería arriesgado, por tanto, pensar que la canónica, que sin duda constituía el edificio de referencia en el territorio, hubiera servido de foco de irradiación de modelos a otros templos de la comarca. A ambos lados de la puerta se alzan sendas columnas de fuste liso, asentadas sobre un pequeño plinto y una alta basa. Sin embargo, la parte más interesante la constituyen los capiteles, que presentan collarino y un tambor en forma de tronco invertido, cuyo registro superior presenta similar decoración en ambas cestas. Ésta consiste en una serie de gruesos y toscos tallos que parecen enrollarse en los ángulos, a modo de caulículos, entre los cuales se sitúa una pieza rectangular decorada con incisiones diversas, en espina de pez o en líneas acabadas en espiral. En cambio, en la parte inferior se observa una decoración distinta para cada uno de los dos capiteles. El del lado oeste combina lo que parece ser una hoja de acanto muy esquematizada en las esquinas, con unos tallos que acaban enrollándose en una espiral en los frentes. Según Jordi Camps, la hoja de acanto culminaría con otro elemento, quizá un fruto, que actualmente no se conserva. Por su parte, el capitel del lado oriental presenta una decoración a base de palmetas invertidas enmarcadas por tramos de soga que se prolongan en la parte superior formando los tallos. Los capiteles de Torredenegó presentan unos motivos ornamentales bastante comunes en la plástica románica. A modo de ejemplo pueden citarse las semejanzas compositivas con los capiteles del interior de la iglesia de la Sainte Croix de Oloron,  los de Sant Esteve de Bas, o los que decoran la cabecera de Santa María de Ujué. También existen ciertas similitudes con los que decoran la portada occidental de Santa Maria de Iguacel. Se apunta, en todo caso, a una procedencia tolosana de este modelo, que presentaría sus ejemplares más perfectos en la basílica de Sant Sernin de Toulouse.

 

Recorre la parte superior de los muros exteriores una cornisa formada por piezas trapezoidales en el ábside y talladas a bisel en las fachadas septentrional y meridional. La cornisa del ábside puede adscribirse perfectamente a la campaña románica, mientras que dos restantes deben atribuirse a una intervención posterior. A mediados del siglo xvii se añadió una sacristía en la zona norte y una rectoría al Oeste, además de un coro en el interior del templo. La historiografía menciona un dintel de la sacristía donde se inscribía la fecha de 1660, lo cual permitió datar estos elementos añadidos. Es probable que en este momento también se añadiera la espadaña que corona la fachada occidental. Sin embargo, en 1988 se decidió eliminar el cuerpo de la sacristía y el coro, con el objetivo de recuperar la estructura románica original. No ocurrió lo mismo con la rectoría, que aún sigue en pie. En este momento también se realizó una restauración parcial del interior de la cubierta, visible en el exterior gracias a un tramo que ha quedado al descubierto. Cabe destacar el notable trabajo de estereotomía a base de grandes sillares perfectamente tallados y pulidos, cuidadosamente dispuestos en hiladas uniformes.

 

En el interior, aunque en líneas generales se mantiene la estructura románica, la morfología del paramento en algunos sectores denota restauraciones posteriores. La nave se cubre mediante una bóveda de cañón, mientras que el ábside lo hace con bóveda de cuarto de esfera, cuya parte superior está formada por sillarejo alargado de menor tamaño y más irregular, que contrasta con la cuidada estereotomía del resto. Tal y como ocurre en el sector oriental de la bóveda de la nave, este hecho podría atribuirse a una restauración posterior. La conexión entre ambos espacios se realiza mediante un arco que se apoya en dos ménsulas trapezoidales de gran tamaño trabajadas a bisel. Tampoco debe corresponder a la fase constructiva románica el vano que se halla bajo el arco de medio punto monolítico que se abre en el muro norte, hoy cegado, pero que debió de funcionar como puerta de acceso a la sacristía. Por último, junto a la puerta de entrada del templo, que se cobija bajo arco de descarga de medio punto dovelado, se adosa a la pared una pila bautismal de copa gallonada de la cual se desconoce la cronología, aunque probablemente se trate de una obra moderna.

 

Con respecto a la datación, la tendencia arcaizante de la escultura así como la estrecha vinculación formal y compositiva con algunos ventanales del campanario de la catedral de Solsona permiten datar la portada en una fecha tardía, entorno al último tercio del siglo xii.

 

Capitel descontextualizado

 

Por otro lado, el Museu Diocesà i Comarcal de Solsona conserva un capitel (inv. 176) que probablemente procede de Torredenegó. Se trata de una pieza esquinera cuya configuración deriva del capitel corintio, con decoración vegetal en dos de sus frentes. Presenta un nivel de hojas centradas en los ángulos, con una superficie lisa, interrumpida tan sólo por una hoja o fruto que cuelga de la parte superior. En el nivel superior la decoración consiste en tijas acabadas en voluta que surgen de un cuerpo central  trapezoidal decorado con incisiones verticales. Por su carácter arcaizante la pieza podría emparentarse con las formas típicas del arte prerrománico. No obstante, las similitudes del capitel con la portada de Torredenegó, que a la vez mantiene una clara dependencia de la escultura de Solsona, obligan a sugerir a una datación muy posterior para el capitel, realizado entre finales del siglo xii e inicios de la centuria siguiente.

 

Texto y fotos: Nuria Trigueros Beltrán - Planos: Eva García Luna

 

Bibliografía

 

AA.VV., 1990, p. 114; Bach i Riu, A., 2002, I, pp. 109-110, 169-170 y 366-367; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 159-163; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXII, pp. 316 y 326-328; Llorens Solé, A., 1986-1987, II, pp. 444-445; Serra i Vilaró, J., 1958, pp. 16 -19; Vidal Sanvicens, M. y Vilaseca López, M., 1979, pp. 258-260.