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Ábside de Santa Anna de Cortscastell

Identificador
25039_08_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.321628, 1.02479
Idioma
Autor
Azucena Povill Espinós
Juan Antonio Olañeta Molina
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Anna de Cortscastell

Localidad
Cortscastell
Municipio
Baix Pallars
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Anna de Cortscastell

Descripción

BAIX PALLARS

Ermita de Santa Anna de Cortscastell (antes de Santa Maria)

La ermita de Santa Anna está ubicada en las afueras de la aldea de Cortscastell, a escasos 100 m al Norte. Para llegar desde Gerri de la Sal, se debe tomar la carretera N-260 en dirección a Sort y, antes de salir del municipio, coger un desvío a mano izquierda que conduce al Pla de les Corts. Tras pasar por Peramea, se continúa 1,6 km más hasta hallar un desvío a mano derecha que, tras 1 km, llega a Cortscastell. El sendero que conduce a la ermita se toma a pie de carretera, justo en la entrada de la población.

 

La referencia más antigua que se conoce sobre Cortscastell, identificada por Ramon d’Abadal como Chastra Cartes, procede de una donación de 834 al monasterio de Santa Maria de Gerri, por entonces aún bajo la advocación de Sant Vicenç, poco después de la fundación del cenobio. Las siguientes noticias, de 949, se encuentran en el acta de consagración de Sant Pere de Sestui, en la que el obispo Guisad de Urgell subordinó este templo a la de Curtes Castella y a otras localidades. La primera mención que se conoce de la ermita de Santa Anna (en origen Santa Maria) se halla en uno de los documentos conocidos como Falsos de Gerri, que Ignasi Puig i Ferreté fecha en el último tercio del siglo xi, con el que se pretendía legitimar la posesión del templo mediante la supuesta donación de Sanctae Mariae virginis in Cortes Castello al cenobio gerrense realizada por el conde Ramon, sus hermanos Borrell y Sunyer y el obispo Guisad de Urgell, presuntamente en 969. En el inventario de bienes del monasterio de Gerri confirmados en la bula de 1164 del papa Alejandro III, ya aparece la iglesia de Santa Maria como integrante de su patrimonio. No se tienen más referencias de la iglesia hasta 1904, ya con la nueva advocación a santa Ana, cuando aparece como sufragánea de la parroquia de Pujol. En 1992 se llevó a cabo una campaña de restauración y rehabilitación del conjunto con el fin de restablecer la volumetría primitiva de la iglesia pero conservando los elementos posteriores, como el campanario, el coro elevado en los pies del templo y el cuerpo occidental.

 

La capilla de Santa Anna ha llegado hasta nuestros días muy modificada y, a pesar de las intervenciones recientes, en no muy buen estado de conservación, ya que padece graves problemas estructurales. El edificio presenta una planta compuesta por una sola nave rectangular, bastante irregular, y un ábside semicircular de menor tamaño. El paramento exterior de éste es liso y carece de vanos. Los citados problemas estructurales intentaron ser corregidos, con posterioridad, mediante la adición en los muros laterales de unos contrafuertes de perfil triangular. Entre dos de ellos, en el centro del muro meridional, se encuentra la puerta original, de arco apuntado ligeramente deformado, la cual, en las mencionadas reformas, fue cegada, si bien en la actualidad vuelve a estar abierta. En lo alto de lo que sería la fachada occidental se halla un óculo.

 

En el interior, la nave se cubre con una bóveda de cañón reforzada con dos potentes arcos fajones de perfil ligeramente apuntado que se apoyan en el retranqueo de los muros y que determinan tres tramos. Por su parte, el ábside, que se cubre con una bóveda de cuarto de esfera, está precedido por un arco presbiterial que facilita la transición a la nave. En la parte superior del arco triunfal se abre un pequeño vano rectangular. La cara interior del muro norte fue engrosada, seguramente con el objeto de dotar de mayor estabilidad al edificio. Una credencia cuadrangular se encuentra n el lado sur del ábside.

 

En una fase posterior, se construyeron, un coro elevado a los pies de la nave al que se accede a través de unas escaleras adosadas al muro sur, una torre campanario que se levanta por encima de la esquina suroeste, y un porche occidental, por el que también se accede al interior del templo.

 

El aparejo utilizado en los paramentos, sólo visible de forma parcial en algunos sectores, está formado por mampostería estabilizada con argamasa y cemento.

 

Se ha datado la construcción del edificio primigenio en el siglo xii. Las numerosas reformas a las que se ha visto sometido se sitúan en un amplio rango cronológico que va del  siglo xv al xx.

 

Virgen con Niño

 

En el Museu Diocesà d’Urgell se conserva, con el número de inventario 304 de inventario, una talla de madera policromada de la Virgen con el Niño, de la que se ignora la fecha de entrada en el museo. Mide 65 cm de alto por 29 cm de ancho y 15,5 de profundidad. La composición del grupo se caracteriza por su verticalidad, debido a la considerable desproporción en las figuras, frontalidad y hieratismo en las expresiones de ambos personajes. La disposición de las figuras sigue la tipología habitual de la Sedes Sapientiae. La Virgen está sentada sobre un asiento en forma de trono, sosteniendo un motivo esférico con la mano derecha, y con el Niño sentado en posición frontal entre sus rodillas, aunque sutilmente desplazado hacia la izquierda, que está sujetando el libro con la mano izquierda. Lamentablemente no se ha conservado su mano derecha, sin embargo, a juzgar por la inclinación del antebrazo, se podría asegurar que estaba en actitud de bendecir. Del mismo modo, se desconoce la posición original de la mano izquierda de la Virgen, actualmente dispuesta de forma arbitraria, pero, muy probablemente, hacía el gesto de sujetar a Jesús. La cabeza de María es más bien ovalada, con unos rasgos faciales casi desdibujados, cubierta por un velo que se desliza por encima de los hombros creando ondulaciones muy gruesas y escaladas, y bajo el que se asoman anchas trenzas que caen desde la frente hacia ambos lados del cuello. Viste una sobretúnica de cuello redondo que le llega hasta debajo de las rodillas, y muestra la túnica inferior con unas ondulaciones simétricas que dejan parcialmente al descubierto los pies, apoyados sobre un escalón. El Niño tiene la cabeza ovalada con el pelo al descubierto y, lo que es más singular, tiene los rasgos faciales propios de un adulto. Lleva una túnica terminada en pliegues con forma de “v” que dejan entrever los pies desnudos, actualmente fragmentados. En esta figura se concentran la mayor parte de los escasos restos de policromía que se han conservado, y que fueron descubiertos en el transcurso de los trabajos de restauración: se puede apreciar el negro del cabello, el manto con un azul intenso y el rojo en la vestimenta y el libro. En general, se trata de una talla de ejecución poco cuidada, con los volúmenes definidos mediante relieves incisos que le dan un aspecto de bloque poco labrado.

 

Según A. Noguera y Massa, con toda probabilidad, tal y como se deduce de su canon alargado y de sus motivos iconográficos, se trata de una pieza de transición entre los siglos XII y XIII.

 

Texto: Azucena Povill Espinós/Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Azucena Povill Espinós

 

Bibliografía

 

Abadal i de Vinyals, R. d’, 1955, pp. 285 y 366-367; Catalunya Romànica, 1984-1998, xv, pp. 216-217; Noguera i Massa, A., 1977, pp. 76-82; Pal i Casanovas, M. et alii, 1987, pp. 56-57; Puig i Ferreté, I. M., 1991, I, p. 175; Puig i Ferreté, I. M., 1991, II, docs. 29, 117, 153 y 338, Vives i Mir, A., 1979, p. 467.