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Capitel con ave acechando a una presa

Identificador
50297_17_018n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 39' 19.36'' , -0º 52' 34.67''
Idioma
Autor
Jesús Andrés Navarro
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

Iglesia de Santiago

Localidad
Zaragoza
Municipio
Zaragoza
País
España
Edificio (Relación)

Palacio Arzobispal

Localidad
Zaragoza
Municipio
Zaragoza
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Descripción
La iglesia de Santiago, también conocida como iglesia de San Jaime, además de haber sido una de las más antiguas de Zaragoza, situada en la esquina entre la calle Cuchillería, actual calle Don Jaime I, y la calle de Santiago, contó con una gran importancia histórica por los actos que se realizaban en ella. En su pórtico se convocaba a los jurados y al concejo de la ciudad para tomar acuerdos. En 1259 se reunieron para otorgar la carta de población del lugar de la Muela citándolo así en el propio documento: Sia á todos manifiesto que clamado é congregado Capitol general é todo el universo concello de la ciudad de Zaragoza en la iglesia del señor San Jaime de la dita Ciudad, do otras vegadas se es acostrumbrado ayuntar. Diez años después queda de nuevo constancia de otra reunión in ecclesia Sancti Jacobi para dirimir cierta contienda sobre términos. En su atrio románico, cuyos escasos restos románicos se conservan en el Palacio Arzobispal, se juraban los pactos de concordia y paz entre los individuos desavenidos. Se tiene constancia de que la iglesia de Santiago ya existía tres años después de la conquista cristiana gracias a un documento fechado en 1121 en el que Alfonso I concede unam ecclesiam in honore Sancti Iacobi in Caesaraugusta ciuitate constructam al monasterio de San Pedro de Siresa. A partir de este mismo año hay menciones al barrio de Sancto Jacobo y a la iglesia de Sant Jayme, que estaba servida por un capellán o presbítero. En el siglo XVII, el estado ruinoso del edificio aconsejó su completa remodelación. Los cambios realizados fueron considerables aunque se hicieron mal y a la larga resultaron nefastos, pues los antiguos capiteles románicos fueron reemplazados por una decoración poco acertada, con materiales de baja calidad. La precariedad de los elementos empleados afectó a la salud del edificio, y a comienzos del siglo XVIII fue preciso reanudar las obras. En 1855 el arquitecto municipal presentó un informe en el que aconsejaba su clausura inmediata y su demolición. En 1902 fue cerrada definitivamente al culto por razones de seguridad, y entre 1915 y 1918 fue derruida por iniciativa municipal para ensanchar la calle de Don Jaime I. Las escasas piezas arquitectónicas, conservadas en el Palacio Arzobispal, permiten afirmar que, a pesar de haber sido una iglesia de pequeñas dimensiones, contaba con elementos decorativos románicos de gran valor. La iglesia era un edificio de planta rectangular, de una sola nave, con una torre de estilo mudéjar, con planta cuadrada, alzado dividido en dos partes con diferente decoración y rematada con un campanario. En el interior constaba de una sola nave, con el altar principal, cinco colaterales y una capilla. Los restos de esta iglesia son seis capiteles en los que, a pesar de su deterioro, se aprecia un trabajo de extraordinaria finura. Todos ellos se conservan en el Palacio Arzobispal, divididos en dos ubicaciones: un conjunto de cuatro capiteles están colocados en el rellano de la escalera principal, dispuestos en una estructura común de madera, mientras que los dos restantes están almacenados en otro espacio. Por su número y su forma, parece ser que decorarían una portada de tres arquivoltas, aunque otros autores los asignan a diferentes ubicaciones por lo variado de sus representaciones. Entre los capiteles colocados en el grupo de cuatro, dos de ellos representan las escenas de la Natividad y la Epifanía, mientras que los otros dos muestran diversos animales fantásticos. En el primero de ellos la escena de la Natividad se desarrolla bajo sendos arcos de medio punto, apeados en capiteles y columnitas, almenados y decorados con torreones en los ángulos, donde se nos muestran dos escenas: a nuestra izquierda, la Virgen acostada, mientras la partera de la que hablan los evangelios apócrifos le coge la mano; en la cara derecha, San José, con su bastón de peregrino y polainas, medita. El esquema compositivo de esta escena es habitual en el románico tardío, como podemos ver en San Miguel de Estella. En el segundo capitel, bajo arcos similares al anterior, aparece la Virgen sentada en la esquina, de mayor tamaño que el resto de las figuras, y el Niño en sus rodillas recibiendo los presentes de los reyes Magos, situados a la izquierda. El primero de ellos presenta una postura de media genuflexión, y los otros dos aparecen detrás de él, todavía de pie, interactuando con sus miradas. También en este caso el escultor siguió la típica composición románica en que el segundo rey mago vuelve la cabeza hacia el tercero mientras su ademán se dirige hacia adelante. Al igual que en el anterior, San José aparece en situación meditabunda a la derecha de esta escena. Tanto a la Virgen como al Niño les faltan las cabezas. El tercer capitel representa una escena sobre un fondo con motivos vegetales, en la que un centauro intenta huir de una arpía que le persigue con un arco. Dos grandes volutas helicoidales repletas de perforaciones adornan el ángulo del capitel. En el último capitel de este grupo se representa a dos animales fantásticos enfrentados, con cuerpo de ave y largo cuello, similares a avestruces. Por otro lado, en la cara izquierda del primer capitel del segundo grupo, colocado en pareja de dos, aparece representado un caballero con cota de malla y ricos adornos, sobre su cabalgadura. Blande una espada con la mano derecha y sujeta las riendas con la izquierda mientras ataca a otro personaje del que sólo se conserva la mitad inferior del cuerpo. Detrás de él, un animal muy deteriorado se yergue; podría ser un león en posición rampante, composición no extraña de enfrentamiento con guerreros en el románico tardío. El fondo de la escena es de acanaladuras formando palmetas. Aunque Aramendía identifica en esta escena a Santiago atacando a un personaje árabe, lo que coincidiría con una iconografía peculiar del titular del antiguo templo, no hay elementos que ratifiquen esta interpretación. En lo referente al segundo capitel de esta pareja, en la cara izquierda apenas se aprecia la montura de un caballero, similar a la anterior, sobre fondos de palmetas con acanaladuras que rematan en volutas helicoidales en los ángulos. En el lado derecho, un pájaro o ave rapaz que apoya sus garras sobre el lomo de una liebre o conejo, le picotea en su cabeza. La escena también se desarrolla sobre un fondo de acanaladuras formando palmas y hojas festoneadas que se enroscan en los ángulos generando volutas de notable plasticidad. Todos ellos componen un conjunto de capiteles figurados de cronología románica tardía, seguramente del último cuarto del siglo xii. Como se ha comentado, por su estructura algunos parecen formar parte de la misma portada, aunque según Corral corresponden a partes diferentes de la antigua iglesia de Santiago, por lo variado de su figuración y por sus diversas disposiciones. Los esquemas compositivos de los capiteles historiados, tanto en la distribución de personajes de las escenas como por la propia incorporación de enmarques arquitectónicos, es común con otros conjuntos del románico tardío en todo el norte de la Península. Los temas escogidos en las piezas donde predominan las figuras animalísticas y de combate coinciden con el repertorio habitual tardorrománico, como puede verse en el interior de la cabecera de la Seo y en iglesias de las mismas fechas tanto en Aragón como en Navarra y Castilla.