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Restos de la portada románica

Identificador
50148_01_050n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 22' 4.70'' , -1º 1' 23.12''
Idioma
Autor
Jesús Andrés Navarro
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Esteban

Localidad
Luesia
Municipio
Luesia
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Descripción
La iglesia de San Esteban está situada al sur del núcleo urbano de Luesia, en lo alto de una pequeña elevación del terreno. Funcionó como iglesia parroquial, junto con la del Salvador, hasta principios del siglo pasado, teniendo en un principio mayor importancia que ésta, y actualmente se ha reconvertido en un museo de arte sacro. En un documento con fecha de agosto de 1095, falso según Ubieto, aparece una concesión de una heredad llamada Almetora, por parte de Pedro I al monasterio de San Juan de la Peña, para que se edificase allí una iglesia en honor a San Esteban. La siguiente mención, esta vez contrastada históricamente, la encontramos en un documento fechado en 1125, en el que Alfonso I el Batallador concede a los monasterios de San Juan de la Peña y de San Esteban de Orastre “los diezmos de Luesia y del burgo que allí iba a hacer”, a la vez que encarga a su merino, Banzo Fortuñones, “que hiciera buenas casas en el lugar”, de lo que se deduce que dicho monarca fue el impulsor de la construcción de esta iglesia dando respuesta a la necesidad de una parroquia para los repobladores cristianos que iban asentándose poco a poco en este nuevo barrio desde 1112, denominado el Burgo, topónimo que se mantiene en la tradición oral de los vecinos de Luesia. No se tiene constancia documental del inicio de la fábrica románica del templo, aunque se conoce que, en el año 1133, Sancho de Larrosa, obispo de Pamplona, señala el perímetro de la iglesia, del baptisterio y del cementerio. En 1137 otro texto documenta la llegada a la villa de Ramiro II el Monje y de Ramón Berenguer IV con motivo de la consagración del templo, por lo que se entiende que ya era apto para el culto en esta fecha, aunque puede que la obra no estuviera finalizada por completo, como solía ocurrir en muchas ocasiones. En este momento la parroquia de San Esteban se instituye como heredera del priorato de San Esteban de Orastre, del que toma su nombre, que a su vez era dependiente del de San Juan de la Peña, por lo que la iglesia luesiana también lo pasa a ser. En abril de 1154 Ramón Berenguer IV otorga los fueros de Jaca al Burgo de San Esteban de Luesia. Desde su fundación las parroquias del Salvador y San Esteban constituían el núcleo de dos entidades independientes, según la documentación manejada por Lasuén, aunque a partir de este momento se produce la unificación de la villa, a pesar de continuar ambas parroquias en funcionamiento, lo que genera disputas entre el obispado de Jaca y el de Pamplona para controlar sus diezmos, hasta que en 1163 se entregan las dos a la diócesis pamplonesa. Ya en el siglo XIII, concretamente el 2 de febrero de 1287, el monarca Alfonso III ordena a Gascón Jimeno de Ayerbe y Jimeno Blas de Ayerbe, la devolución a don Pedro, señor de Ayerbe, de la torre de Diego Martín, sita en Luesia, y la iglesia de San Esteban. A lo largo de su historia, este edificio ha sido modificado en parte, como en la reforma llevada a cabo en el siglo XVI patrocinada por el arzobispo de Zaragoza don Hernando, cuando se le añaden una sacristía, una torre y una capilla lateral en el lado norte. Un siglo después se levantó otra capilla en el lado norte, ocultando al exterior la portada románica original, que todavía conserva un arco y dos capiteles. Probablemente en este momento se realizó el coro alto de los pies, suprimido recientemente por su mal estado. En 1904 comienza el verdadero deterioro del edificio, cuando la parroquia de San Esteban se unifica con la del Salvador y esta iglesia se cierra al culto ordinario. En 1970 se derrumba parte del coro, debiendo permanecer cerrada totalmente. En 1983, a raíz varias noticias recogidas en los libros parroquiales sobre diversas reformas llevadas a cabo en la fábrica de la iglesia, se descubre una talla en piedra policromada de la Virgen con el Niño, del siglo XV, un libro manuscrito parcialmente calcificado, otra talla en madera policromada de una figura femenina del siglo XIII y un pequeño retablo del XVI. Todo el conjunto se ha restaurado recientemente, en la última década del pasado siglo XX, acondicionando su interior como museo de arte sacro en el que se muestran estos hallazgos y otros objetos de valor histórico artístico de la zona. La planta, con forma de rectángulo ligeramente irregular, presenta nave única de cuatro tramos que termina en una cabecera orientada al Este, compuesta por ábside semicircular y presbiterio. La longitud que alcanza el templo es de 23,10 m, con una anchura de 8,25 m, contabilizando solamente la nave románica. El acceso actual, del siglo XVIII, se abre a los pies de la iglesia, aunque la entrada original se realizaba por la puerta situada en el segundo tramo del lado norte de la nave, que actualmente comunica con una capilla lateral. Tres ventanas iluminaban la cabecera románica, una centrada en el ábside y otras dos en los lados norte y sur del presbiterio. La iglesia está completamente realizada en sillería, con un aparejo compuesto por hiladas de sillares de entre 24 y 29 cm, que todavía conservan en el interior alguna marca de cantero en forma de S ondulada y de surco diagonal, sacadas a la luz tras la última restauración. El exterior tan sólo conserva de época románica el cilindro absidal y el muro sur, recorrido por contrafuertes de distinto grosor. El ábside se cubre con bóveda de cuarto de esfera, el presbiterio y los dos tramos siguientes lo hacen mediante bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones doblados, y los dos tramos de los pies hacen lo propio mediante techumbre de madera a dos vertientes sobre fajones simples. Las tres ventanas de la cabecera son de arco de medio punto, con derrame hacia el interior y aspillera al exterior. La central tiene una configuración distinta al resto, presentando al interior un arco doblado que, tras el repique parcial del enlucido que la cubría, deja ver una moldura de baquetón en su arista, con dos escocias en sus flancos, la superior recorrida por una ornamentación a base de bolas centradas en cada una de las dovelas. De las tres ventanas, la del lado norte del presbiterio se encuentra oculta al exterior por el volumen de la antigua sacristía. La parte inferior del cilindro absidal presenta un banco corrido al interior con una moldura baquetonada en su borde superior. Al exterior, tanto el tambor absidal como el resto de la nave hacen uso de modillones lisos para sustentar un pequeño alero fruto de la última restauración. La nave está dividida en cuatro tramos por los arcos fajones que sustentan la techumbre. Estos arcos apean sobre medias columnas adosadas a pilastras que jalonan los muros de ambos lados de la nave, rematando en capiteles decorados por motivos vegetales esquematizados, algunos de hojas lisas con piñas en sus ángulos, otros con hojas de palma hendidas terminadas en volutas y otros con adornos de flores y hojas en sus cimacios (rosetas de ocho pétalos). De todos ellos sólo uno contiene una representación historiada en la que se observa la escena de la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Se trata del capitel situado en la columna del lado sur que da paso al presbiterio y en él podemos ver el momento del Pecado Original, representado de manera tosca en la cara que da a la nave por las figuras de Adán y Eva que se tapan sus vergüenzas con unas manos desproporcionadamente grandes. En la cara norte del capitel el autor dispuso el árbol del fruto prohibido en el que se enrosca la serpiente y del que cuelgan grandes manzanas. En el lado que da a la cabecera se pueden ver a ambas figuras vestidas con ropajes medievales. Eva le ofrece una de sus dos manzanas a Adán, que se lleva la mano a la garganta, al igual que en el capitel homólogo del Salvador. En el segundo tramo del lado norte se conserva parte de la portada románica original, que actualmente da paso desde la nave a la capilla del Santo Cristo, del siglo XVII. Se trata de una sencilla pieza abierta en arco de medio punto, compuesta por una arquivolta lisa con baquetón en su arista, flanqueada por una chambrana con decoración romboidal, rodeando su perímetro superior, y un motivo ornamental en zigzag por su parte inferior. Apea sobre columnas de fuste cilíndrico, con capiteles vegetales bastante deteriorados. Hacia el interior del templo la portada presenta otra arquivolta similar a la anterior, con un motivo en zigzag en su extradós. Las proporciones de la portada, con una anchura total de 4,23 m y una luz del vano que alcanza los 3,20 m, hacen pensar que quizá estuviera compuesta originalmente de varias arquivoltas más, dispuestas por debajo de la conservada, reduciendo la anchura del vano hasta unas proporciones más normalizadas. Buenaga incluye este edificio dentro de un grupo caracterizado por el hecho de que la similitud con lo cisterciense es únicamente decorativa, compartiendo clasificación con la iglesia de Santo Tomás de Layana y la iglesia parroquial de Castiliscar. Al norte de la iglesia se levanta la torre del siglo XVI, de planta cuadrada, a la que se accede desde la sacristía. Utiliza un aparejo distinto en cada uno de sus dos cuerpos, ladrillo en el superior y sillería en el inferior, que Almería conecta con una posible torre románica. Como ya se ha comentado, la iglesia de San Esteban funciona actualmente como museo de arte sacro y, como tal, expone diversas piezas de interés histórico-artístico, entre las que se encuentra una talla románica de la Virgen con el Niño, de 45 cm de altura, que se encontraba hasta hace poco en una hornacina sobre la puerta de acceso a la ermita de la Virgen del Puyal. Por su prolongada ubicación a la intemperie se encuentra tremendamente deteriorada, aunque todavía se adivina la disposición sedente de la Virgen, que sirve a su vez de asiento para el Niño, colocado en su rodilla izquierda. Ha perdido por completo su policromía y las extremidades de las figuras, aunque aún se aprecian algunos pliegues del manto de la Virgen. Por sus características parece una obra de finales del siglo XII o de comienzos del XIII. A la izquierda del acceso actual, en la esquina suroccidental del edificio, se encuentra la pila bautismal románica, compuesta por una copa lisa, monolítica y semiesférica, de 1,16 m de diámetro, que apea sobre una basa con bolas en sus ángulos. A pesar de que la documentación ofrece la fecha de 1137 para la consagración de este edificio como iglesia parroquial, las características escultóricas y arquitectónicas, propias de un estilo románico avanzado, hacen pensar que, aunque la iglesia estuviera en uso a mitad del siglo XII, no se finalizaría hasta la segunda mitad de dicho siglo, y así opinan otros expertos como Abbad o Ubieto (quienes la llevan a finales de la centuria). No obstante, es preciso reconocer que: a) el trazado de la bóveda de horno carece de apuntamiento; b) el repertorio vegetal empleado en los capiteles constituye una muestra evolucionada del usual en el románico pleno; c) el tema del pecado de los primeros padres situado en las inmediaciones del ábside es habitual en edificios aragoneses y castellanos del románico pleno; y d) los rasgos formales de la escultura difieren de los más característicos del románico tardío de Cinco Villas. Por tanto, puede proponerse para este templo un inicio en la década de 1130, conforme a los datos documentales, y una ejecución probable a lo largo del segundo tercio de la centuria.
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