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Vista general de Sant Martí de Sesserres

Identificador
17031_01_020
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.259900, 2.774200
Idioma
Autor
Clara Poch Gardella
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Martí de Sesserres

Localidad
Cabanelles
Municipio
Cabanelles
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Martí de Sesserres

Descripción

Iglesia de Sant Martí de Sesserres

 

La iglesia de Sant Martí de Sesserres se encuentra al Noreste del término de Cabanelles, rodeada por un pequeño nucleo de casas, en el sector oriental del macizo de la Mare de Déu del Mont. Antiguamente fue parroquial de un vecindario formado por masías diseminadas ubicadas a la cabecera de la riera de Sant Martí. Para llegar a ella se debe seguir la N-260 desde Figueres en dirección a Olot. Después de pasar el municipio de Navata, se debe tomar el desvío de mano derecha que conduce al santuario de la Mare de Déu del Mont por la GIP-5237. Aproximadamente en el km 6, después de dejar a mano derecha Can Ribera, se toma un desvío que conduce directamente a la iglesia.

 

La primera mención del lugar de Sant Martí es del año 992, cuando se menciona una Sessa Sancti Martini, por lo que, en aquella época, el lugar ya poseía una iglesia con la advocación del santo. En 1031 se menciona abiertamente la iglesia de Sancti Martini que dicunt ad ipsa serra situada en el término de Lledó, en el antiguo condado de Besalú. Al igual que las iglesias de Cabanellas, Cistella y Sant Martí de Queixàs, en el año 1204 Dalmau de Creixell y su madre, Berenguera, cedieron al priorato de Lledó la señoría feudal de la parroquia. Poco más se conoce de la iglesia, que en siglo xiv contaba con rectoría, diáconos y sacristán, así como un beneficio de Santa Maria. Se tienen noticias de ordenaciones de rectores, y por lo tanto, de funcionamiento parroquial, hasta el siglo xix.

 

Sant Martí de Sesserres es una iglesia de una sola nave con ábside semicircular. Yuxtapuesto a éste se encuentra la rectoría, de fábrica moderna, seguramente alzada a la par que el campanario. Éste está situado en el sector norte del frontis, es de planta cuadrada y prácticamente dobla la altura de la iglesia. En su último piso presenta unas grandes aberturas de arco de medio punto y se cubre con un tejado piramidal, cuyos vértices culminan con unos pequeños espigones ornamentales.

 

El paramento exterior es liso, a excepción del muro del ábside, donde se ha labrado, debajo del alero del tejado, un friso de ménsulas decoradas con esferas y una de ellas, con una cabeza humana. El templo presenta distintas ventanas. En el muro sur de la nave se abren tres ventanas de doble sesgo, que al igual que la ventana del ábside, presentan poca anchura y están cubiertas con un arco de medio punto realizado con pequeñas dovelas. En el frontis se abre una ventana de mayores dimensiones, que en época moderna fue medio tapiada y modificada para alojar un ojo de buey bastante rústico.

 

La puerta principal de la iglesia se abre en el muro occidental. Está compuesta por cuatro arquivoltas lisas que enmarcan un tímpano y un dintel igualmente lisos, si bien el primero presenta una decoración pictórica de época moderna. Una cornisa de caveto recorre la parte inferior del tímpano y la línea de impostas de tres de las arquivoltas. Apenas es perceptible un guardapolvo realizado con pequeñas dovelas que enmarca la última de las arquivoltas y que no llega a sobresalir del plano del conjunto de la portalada. La estructura responde perfectamente a las características de los portales desarrollados en la zona del Alt Empordà a lo largo de la segunda mitad del siglo xii y principios del xiii. Se trata de portales sin apenas decoración escultórica, elaborados con arquivoltas de arista viva y que no sobresalen del cuerpo de la fachada. La belleza de los mismos, radica en el perfeccionamiento del labrado de sillares y dovelas y en la proporción formal de los elementos que las componen.

 

En el interior del templo se puede observar el sistema de cubiertas de los espacios. El ábside se cubre con una pequeña bóveda de cuarto de esfera ligeramente apuntada y se abre a la nave a través de un arco triunfal doble también apuntado. La nave se cubre con una bóveda de cañón apuntada y seguida, sin arcos torales que la refuercen. El paramento interior presenta poca decoración, simplemente una moldura de caveto marca la línea de arranque de las bóvedas y perfila los arcos de las ventanas. En la ventana oriental del muro sur, la moldura no recorre el arco semicircular de la apertura, sino que dibuja un arco de medio punto ultrapasado. En el mismo muro, pero en la ventana occidental, la moldura sí que recorre el arco semicircular de la ventana, pero presenta una incisión que la diferencia de la moldura de caveto del resto del edificio. En la zona del ábside, la moldura presenta unas esferas esculpidas, a semejanza de la moldura que decora el paramento exterior del santuario. El aparejo del interior del templo es idéntico al exterior, realizado con sillares medianos bien labrados y dispuestos en hiladas regulares.

 

La configuración del edificio, así como el labrado de sus sillares, el perfil de las bóvedas y las características de sus aberturas, permiten situar la construcción de la iglesia de Sant Martí en la segunda mitad del siglo xii, siguiendo las características del románico tardío propio de zonas rurales de la Garrotxa y la zona occidental del Alt Empordà.

 

Herraje

 

En las hojas del portal principal del templo se ha conservado parte del herraje medieval que antaño decoraba la puerta. Está conformado por nueve tiras de hierro forjado acanaladas que en sus extremos forman una pareja de espirales opuestas. La proporción de las piezas es alargada y se disponen espaciadamente a razón de cuatro tiras por hoja. En el batiente derecho, se colocó una de las tiras en vertical, cruzando a otro herraje. En la hoja derecha se encuentra el cerrojo, en forma de T. En uno de sus extremos se halla labrada la cabeza de un animal, seguramente una serpiente o dragón.

 

Es difícil establecer una datación concisa para estos elementos, puesto que son muy populares en época románica y su uso se extiende a lo largo de los siglos. Sin embargo, por la unicidad de la construcción de Sant Martí de Sesserres, no parece inapropiado pensar que estos herrajes pudieran ser coetáneos a la época de construcción del templo, es decir, la segunda mitad del siglo xii, primeros años del siglo xiii.

 

 

Texto: Clara Poch Gardella – Fotos: Clara Poch Gardella / Carlos Javier García Muñoz– Planos: Carlos Javier García Muñoz

 

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 62; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 426-427.