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Vista occidental de Sant Bartomeu de Trullans

Identificador
17020_04_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.959487,2.6663427
Idioma
Autor
Annaïs Pascual Alfaras
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Bartomeu de Trullars

Localidad
Vilanna
Municipio
Bescanó
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Bartomeu de Trullans

Descripción

BESCANÓ

 

El actual municipio de Bescanó, a tan sólo 7 km de Girona y muy próximo a la antigua Via Augusta, se extiende entre la ribera derecha del río Ter y el valle del río Onyar, a los pies de las Guilleries, zona montañosa, abrupta y exuberante, anexa al macizo del Montseny. Aún así, forma parte ya de los municipios del Pla de Girona. El pueblo de Bescanó, situada a sólo 102 m de altitud, se aglutina alrededor de su iglesia parroquial de Sant Llorenç, y se prolonga a ambos lados de la carretera N-141, que cruza la parte norte de todo el término municipal.

 

La situación de la localidad, cercana a la capital, y su abundancia de recursos naturales, han propiciado el desarrollo industrial de la zona. Mientras la parte más montañosa del municipio es poblada de bosques y zonas de pasto naturales, la zona más llana, también muy húmeda, presenta amplias zonas de cultivo regadas, en parte, por la antigua acequia del pueblo.

 

Bescanó aparece documentado por primera vez junto a otras posesiones gerundenses que la condesa Ermessenda dona a la sede de Girona para el bien del alma de su difunto esposo Ramón Borrell; el documento, conservado en el llamado cartoral de Carlemany, ha sido fechado entre el año 1051 y el 1058. Las jurisdicciones parroquiales medievales incluyeron, además de Bescanó, las de Montfullà, Vilanna y Estanyol. Excepto la de Vilanna, dichas parroquias pertenecían al arziprestazgo de la Selva y pagaban diezmos y primicias a la catedral de Girona; la de Vilanna, por el contrario, era propiedad del monasterio de Santa Maria de Amer, al que fue donada en el año 993 por el conde Borrell II. Las dos iglesias románicas que se conservan en el municipio se encuentran precisamente en el territorio de Vilanna, que cuenta con un pequeño núcleo de casas agrupado en torno a la parroquia de Sant Mateu, construida en época barroca, además de población diseminada.

 

 

Ermita de San Bartomeu de Trullars

 

La ermita de Sant Bartomeu se encuentra en una propiedad privada de la villa de Vilanna, en el caserío diseminado de Trullars. Se llega fácilmente por la carretera que lleva de Aiguaviva al pueblo de Anglès (GI-540). Poco antes de llegar a Anglès, tomando el desvío que lleva a Estanyol; a unos 300 m encontramos la masía llamada Can Pol de Baix, tras la cual se levanta la iglesia, encima de una pequeña peña. Actualmente integrada en la parroquia de Sant Mateu de Vilanna (antes dependía de la parroquial de Bonmatí), se celebra anualmente una misa, el 24 de agosto, en motivo de la fiesta mayor del caserío de Trullars.

 

Sabemos que en el año 899 la parroquia de Sancti Matei de Vilanna era posesión del monasterio de Amer, al que tributaba, y que éste tenía también bajo su señorío el alodio de Estanyol. Sin embargo, existen escasas noticias históricas sobre la iglesia. Aparece citada por primera vez en el año 1118, cuando Legarda, esposa de Miró Bonfill de Estanyol, da una condomina llamada de Sant Bartomeu, con una iglesia en su haber y todos sus beneficios, a la sede de Girona. En dicho documento se dice que la iglesia se encuentra situada dentro del término parroquial de Sant Andreu d’Estanyol; las posesiones son confirmadas en 1187 por el papa Clemente II.

 

Según se apunta en la compilación sobre notas históricas de parroquias e iglesias configurada por el propio Archivo Diocesano de Girona, la ermita de Sant Bartomeu correspondería a la ermita dedicada a Sant Daniel que aparece citada en una carta de 1350 al rector de Vilanna ordenándole que los muertos recientemente enterrados en las capillas de Sant Martí, Sant Jaume y Sant Daniel fuesen trasladados al cementerio parroquial de Vilanna, consagrado ese mismo año. Si hacemos caso de esta identificación, encontramos en el mismo archivo dos licencias relacionadas con reformas practicadas en el templo en la primera mitad del siglo xvii. La primera con fecha de 29 de agosto de 1615 en que se autoriza la venta de cirios para la realización de una campana; la segunda se fecha en 1625, cuando se autoriza a los obreros de la capilla de Sant Daniel a cambiar la cerradura de la puerta exterior. Posteriormente aparecen letras y licencias para la capilla del Roser de Vilanna. Podría tratarse de nuevo de la misma capilla que habría cambiado de advocación, pues hoy preside el altar mayor de la ermita de Sant Bartomeu una talla de la Virgen del Rosario. Según los actuales propietarios de la masía de Can Pol de Baix, encargados del cuidado de la ermita, el lugar, en algún momento del pasado, incluso habría albergado una congregación de monjas.

 

Sant Bartomeu de Trullars presenta anchos y sólidos muros perimetrales, cuyo paramento a base de cal y canto aún conserva exteriormente el rebozado que cubría uniformemente el edificio y que hoy desgastado, sobre todo en las esquinas, se ha perdido, descubriendo los ángulos del edificio dónde se aprecia el material constructivo: grandes bolos de río. El edificio es de una sola nave, cubierta con una bóveda de cañón cuyo apoyo refuerzan dos arcos formeros abiertos en los muros perimetrales. La nave se abre a un ábside semicircular ultrapasado o de herradura. La iglesia fue dotada, en época moderna, de un coro elevado a los pies, una sacristía adosada al muro sur, y un pórtico en la fachada occidental que protege la puerta de entrada; sobre éste, coronando la fachada, se levanta un campanario de espadaña simple.

 

El espacio interior del ábside de planta ultrapasada resulta difícil de apreciar, pues tras el altar mayor se dispuso un tabique de madera que anula su perfil. Éste tabique moderno, con decoraciones marmóreas, tiene una hornacina central con la talla de la Virgen del Rosario y dos pilastras con dos santos a ambos lados. Una de estas pilastras es, en realidad, una puerta a través de la cual se accede al espacio posterior, dónde descubrimos el espacio original del ábside, con el muro encalado y una abertura central, tapiada y en mal estado. La cubierta de cuarto de esfera del ábside, algo rebajada, se abre a la nave mediante un arco triunfal con el mismo perfil pero ligeramente más elevado, que imposta a ambos lados sobre los capiteles con moldura de caveto de sendas pilastras adosadas. El pequeño espacio presbiterial remarcado por este arco se ve reflejado en planta en el perfil de la plataforma elevada tan sólo por un escalón sobre la que se dispone el altar mayor. Dicho arco triunfal se abre en la testera de la nave, en cuyo centro encontramos un óculo elíptico iluminando el interior del edificio.

 

Cubre la nave una bóveda de cañón un tanto irregular y algo rebajada, seguida, sin arcos fajones, reforzada en sus muros laterales por tres grandes arcos torales que a modo de arcosolios se abren en ambos muros laterales otorgándole al templo, a pesar de su naturaleza primitiva y rural, cierta grandilocuencia. En el arco formero central del muro de mediodía se inscribe la puerta de perfil rectangular, con celosía para confesar, que lleva atravesando el ancho muro perimetral, al espacio de una sacristía estrecha y compartimentada.

 

A los pies de la nave, el coro elevado de madera rompe, con su escalera, la regularidad arquitectónica generada por los arcosolios laterales. El coro queda iluminado de nuevo por un óculo elíptico abierto en la parte superior del muro occidental. Bajo éste se encuentra la ancha puerta principal de dos batientes, sencilla y de vano rectangular, al lado de la cual, incrustada en el muro bajo la escalera, se dispone una pequeña pila de perfil circular y muy encalada, seguramente de factura moderna.

 

La puerta de entrada al templo, junto con los óculos, la espadaña y la sacristía, pertenecerían a la reforma documentada en el siglo xvii. El ancho pórtico a dos aguas que protege la entrada al edificio, construido también en época moderna, fue reconstruido recientemente por los propietarios, pues presentaba un fuerte deterioro.

 

Del edificio románico de grandes muros levantados sobre la roca madre a base de piedras de río sin desbastar, hoy permanecen los muros perimetrales de la nave y el ábside ultrapasado, con su única y tosca abertura inapreciable exteriormente. Si análisis permite situar la fábrica del edificio en el siglo x o a inicios del xi. El edificio original debió cubrir con envigado de madera a dos aguas, y debió tener el acceso en el muro de mediodía, dónde hoy se encuentra la moderna sacristía. La cubierta con bóveda de cañón habría sido incorporada ya en pleno románico, momento al que corresponderían, también los arcos formeros laterales que funcionan como arcosolios y que siguen, sin duda, fórmulas constructivas del siglo xii. Lo mismo encontramos en la cercana ermita de Sant Martí de Can Amat Gros.

 

 

Texto y fotos: ANNAÏS PASCUAL ALFARAS – Planos: ROSA MELÉNDEZ FRIGOLA

 

 

Bibliografía

 

Ajuntament de bescanó, 2008; Arnau i Guerola, M., 1993, p. 51; Barral i Altet, X., 1981, pp. 278-279; Borrell i Sabater, M., 2003, pp. 6-9; Catalunya Romànica, 1984-1998, V, pp. 85-86; Gironès i Güell, X., 2005, pp. 13-14; Junyent i Subirà, E., 1983, p. 169; Marquès i Planagumà, J. M., 2000, p. 76; Puig i Oliver, J. M. y Clara i Rasplandis, J., 1976, pp. 6-11; Solé i Perich, L., 2007, pp. 25, 32, 50; Soler i Perich, L., 2008, pp. 9-18, 37; Vall i Rimblas, R, 1976, p. 15.