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Vista general desde el este del Castillo de Gardeny

Identificador
25120_06_059
Tipo
Fecha
Cobertura
41.6084922,0.6123568
Idioma
Autor
Meritxell Niña Jové
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de Gardeny

Localidad
Lleida
Municipio
Lleida
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Gardeny

Descripción

LLEIDA

Castillo de Gardeny

El castillo de Gardeny se alza en el altiplano homónimo situado al Oeste de Lleida, cerca de la salida de la ciudad en dirección a Fraga y Zaragoza, que desde tiempo inmemorial había tenido un papel estratégico para la ciudad. Si se accede a Lleida por la carretera C-142, que conduce a una de las principales entradas a la ciudad, el paseo de Ronda, se llega al castillo de Gardeny por la calle del Cardenal Cisneros, desde la que se toma un desvío al Sur que lleva hasta lo alto del turó.

 

La historiografía no duda en destacar que la casa templaria de Lleida fue una de las más importantes de la Orden en la Corona de Aragón. Tras la conquista de Lleida en 1149, en el reparto de la ciudad, el conde barcelonés Ramon Berenguer IV dio a los templarios, tal y como había sido pactado, la quinta parte del territorio conquistado, que en este caso correspondió con la montaña de Gardeny. Entonces los templarios organizaron la encomienda de Gardeny como elemento de una red defensiva para afirmar el territorio obtenido de los musulmanes, la cual, en los primeros tiempos, funcionó en conjunto con la de Corbins, que parece que fue el primer convento templario de las tierras del Segre. El primer documento conocido firmado en Gardeny como casa templaria es una donación de 1152 hecha por Ramon de Sedó de dos piezas de tierra en Fontanet, una partida de la huerta de la ciudad que hoy se sitúa en el barrio de la Bordeta. El primer comendador documentado fue Pere de Cartellà, cuyo nombre aparece repetidamente citado como tal a partir de 1156 en la documentación. El patrimonio de Gardeny se formó por varias vías. Una de ellas fue a partir de las concesiones condales establecidas en los pactos de reparto del territorio, a las que se añadieron otras procedentes de la nobleza. Así, por ejemplo, hay constancia de que en 1153, Guillem de Pertanai dio a la casa de Gardeny “un campo que había pertenescut a Avinzalon”, en el término de Lleida. Pocos años después, en 1156, el monasterio recibía otras posesiones en Balaguer de manos de G. de Pons. Se realizaron ciertas donaciones en las cuales el benefactor recibía una compensación, como por ejemplo cuando en 1170 B. de Calders y su hijo cedieron al Temple unas montañas en Baciers, en la comarca del Berguedà, a cambio de lo cual el donante recibió trescientos sueldos y un pollino. Los templarios debieron de percibir, así mismo, donaciones en dinero, puesto que son muchas las adquisiciones y permutas que realizaron para concentrar propiedades y poner en marcha explotaciones. Baste como muestra la noticia de que en 1150 compraron un alodio con molinos en Balaguer o, en 1152, adquirieron dos piezas de tierra en el mismo lugar. La permuta fue otra de las prácticas realizadas por los templarios de Gardeny con el fin de aumentar su patrimonio. De ello también han llegado noticias documentales, como cuando en el año 1151 recibieron una trilla en el término de Balaguer a cambio de un caballo y un pollino, entre otras pertenencias. Según apunta Fuguet, las aportaciones que hicieron varios señores al ingresar como frailes de la milicia también contribuyeron a la formación del patrimonio templario ilerdense, aunque no menciona noticias documentales.

 

El castillo-encomienda, que en un principio sólo debió de cumplir con una función militar, fue adquiriendo usos agropecuarios a consecuencia del progresivo alejamiento de la frontera con los musulmanes. Los templarios de Gardeny explotaban directamente parte de las tierras de los alrededores del castillo, pero la extensión de sus territorios propició que cedieran la mayor parte de sus dominios, ya fuese a censo, ya fuese en aparcería. Así, en 1161 traspasaron tierras a catorce habitantes de Lleida para que emprendieran el cultivo de las huertas de Gardeny. Más adelante, en 1165, siete hombres más recibieron otras tierras en la huerta de Lleida. También constan varias cesiones a censo en las propiedades urbanas de los templarios. Otra de las tareas notables que los templarios llevaron a cabo en la administración de su patrimonio fue la política de establecimiento en zonas despobladas alejadas de la ciudad mediante la fundación y explotación de granjas agropecuarias. Así, en 1158, Gerbert de Anglesola, junto con Pere de Cartellà y otros frailes templarios, otorgaron carta puebla a los habitantes del lugar de Avinavita (no confundir con Avinganya), por la cual los pobladores recibieron sendas parelladas de tierra bajo la carga de un censo anual en especie. Una actividad económica adicional de la encomienda de Gardeny fue la cría de ganado (caballos, mulas, pollinos, etc.) de razas especializadas, que fue muy apreciado para el trabajo y para la guerra, y que en el caso de los templarios se explica por la necesidad que tenían de proveer las casas de Oriente. Por otro lado, era corriente que los conventos rurales tuvieran todo tipo de ganado, que alimentaban de los productos que cosechaban. En un inventario que en 1289 realizó fray B. de Montoliu, se hace referencia a la existencia de ciento veintiuna ovejas, doce carneros, once cabras, entre otros animales. Por otro lado, los templarios sacaron también beneficios del aprovechamiento de la fuerza hidráulica a través de la industria molinera, que fue uno de los ingresos más importantes de la casa de Gardeny.

 

Antes de pasar al análisis arquitectónico es oportuno hacer algunas breves anotaciones historiográficas sobre el conjunto monumental de los templarios de Gardeny. Una de las primeras descripciones con pretensión científica que se realizó proviene del historiador y geógrafo Carreras Candi, el cuál describía en 1908 el castillo y la iglesia prestando especial atención a su arquitectura. Diez años después, Puig y Cadafalch, realizaría una pormenorizada descripción y análisis de los mismos. Indica este autor que Gardeny es la fortificación templaria catalana que había llegado en mejor estado hasta la actualidad. Más recientemente el castillo ha sido tratado en las monografías publicadas en Cataluña sobre castillos, las cuales inciden considerablemente en los aspectos históricos sin profundizar en la arquitectura. Con todo, destacan la obra de Luís Monreal y Martí de Riquer, así como la monumental Els Castells Catalans. Pero si algún autor hay que destacar, éste es Joan Fuguet i Sans, que con su prolífica obra ha tratado múltiples aspectos no sólo en relación con el castillo templario ilerdense en particular, sino con la arquitectura del Temple en Cataluña en general..

 

El estado actual de los recintos amurallados de este complejo no corresponde ni mucho menos con el que existía en su estado originario, puesto que el lugar de Gardeny ha tenido un largo uso militar, lo que ha provocado que los sistemas defensivos fuesen objeto de profundas transformaciones. La guerra dels Segadors, iniciada en 1640, originó una sistemática fortificación de Lleida, y Gardeny no estuvo exento del proceso, que tuvo su momento culminante después de que la ciudad fuese tomada por Felipe V en 1707. La Seu Vella se convertiría entonces en el cuartel del llamado “castillo principal” y Gardeny pasaría a ser el “castillo secundario”. Las funciones militares del turó de Gardeny perduraron hasta la década de 1990. Pese a este prolongado uso militar, el núcleo principal del castillo no experimentó grandes modificaciones durante este periodo, por lo que presenta todavía los caracteres propios de la construcción del siglo xii.

 

Aunque Gardeny fue una encomienda urbana, estaba fortificada, lo que en un principio debió de ser, como se ha dicho, a consecuencia de la reciente toma de la ciudad a los musulmanes y a su función militar. El complejo templario original estaba constituido por dos recintos. El superior tenía dos edificios principales, la iglesia y la llamada casa forta, que comprendía los edificios de la torre, la habitación y otras estancias. La iglesia y la torre-habitación estaban dispuestas en ángulo recto y unidas mediante un cuerpo intermedio, al que se le suele llamar “edificio corredor”. Por su lado, el recinto bajo estaba definido por las murallas, de las cuales casi no se conservan restos.

 

La torre-habitación es una gran construcción de dos plantas que las fuentes califican de castillo. Pese a que la función de los ámbitos que forman este edificio varió sustancialmente con los siglos, el papel de cada una de las plantas se mantendría más o menos inalterable: parece bastante evidente que la nave de la segunda tendría una función básicamente residencial, mientras que la inferior funcionaría como espacio de almacén. Como veremos, Joan Fuguet ha asociado este modelo de construcción al modelo de donjon del área meridional de Francia, consistente en una torre residencial de construcción vertical de varias plantas, con algunos elementos característicos, como el acceso situado en la segunda planta. Desde el exterior, la actual construcción de la torre-habitación brinda una imagen de un edificio de un único volumen, uniformidad a la que contribuyen aspectos como la regularidad del paramento exterior o la cornisa con canecillos que remata el perímetro superior del edificio. Sin embargo, la distribución interna de los ámbitos que conforman este gran volumen denota la presencia de varios espacios diferenciados. La torre-habitación está formada por dos cuerpos, ambos con la misma altura: uno mayor o sala, de planta rectangular (de unos 23 m por 7,5 m) y con el eje longitudinal orientado de Norte a Sur, y uno menor o torre, también rectangular (6,5 m por 3,5 m) y paralelo al anterior, adosado a su ángulo noroeste. Tanto el edificio principal como la torre tienen dos plantas y terraza. El cuerpo principal lo conforman dos naves superpuestas, cubiertas con bóveda de cañón apuntada. La inferior es semisubterránea y mide 7,5 m de altura, mientras que la superior alcanza los 8,8 m. Por su parte, el cuerpo pequeño, también con dos naves superpuestas, tiene apuntada la bóveda de la nave superior, mientras que la de la inferior es de cuarto de cañón.

 

Situado en la segunda planta, el edificio que se identifica con la “casa”, pues habría funcionado básicamente como espacio de residencia de los frailes, constituye uno de los mayores espacios del conjunto de la torre-habitación. Según nos indican los estudios histórico-constructivos, en la nave principal había cuatro ventanas de aspillera, tres en el muro este y una en el oeste. En cuanto a los accesos y comunicaciones exteriores de este edificio, el primer punto a remarcar es que se concibió como un elemento sin acceso en la planta baja, situándose en la primera planta todos los elementos de comunicación con el exterior. La que se considera la entrada a la sala mayor, que se efectuaba por una puerta con arco de medio punto adovelado, está abierta en la parte sur de la fachada este. A ésta se debía de llegar por una plataforma o mediante unas escaleras móviles de madera, puesto que estaba situada al nivel de la planta superior, a unos 4 m del suelo. La otra puerta se situaba en la parte oeste de la nave, también en la segunda planta. Por su parte, el nivel semisubterráneo era accesible tan sólo por el interior del edificio desde el primer piso.

 

El edificio de la torre constituye la otra gran pieza del conjunto de la torre-habitación. Por sus características, este ámbito correspondería a la torre del homenaje. De forma idéntica a la casa, su acceso desde el patio se debía de realizar a través de una escalera. Esta sala noble disponía de dos ventanas de aspillera sitas a diferente nivel, una en el lado oeste y otra en la fachada norte. Interiormente, las plantas de ambos cuerpos, la gran sala y la torre aneja, se comunicaban por dos escaleras de caracol. La de la sala mayor, situada en el ángulo noreste, y actualmente integrada en el muro, permitía, además, el acceso a la terraza superior, arrancando de la primera planta, y tenía dos pequeñas aberturas superpuestas para iluminarla. Dicha terraza se situaba en el ángulo de unión entre el cuerpo mayor y el menor, y habría sido la única comunicación entre ambos. Posteriormente sería cubierta con un porche que se sustentaría con un arco, del cual se conserva el arranque en un vaciado del muro sur del cuerpo pequeño. Esta estructura estaba decorada por las dos caras con una moldura en zigzag, motivo que remite directamente a la puerta dels Fillols así como a las portadas occidentales de la Seu Vella de Lleida.

 

Centrándonos en la decoración de estos edificios, tan sólo hay, en las estancias interiores, varias impostas situadas en el arranque de las bóvedas, las cuales a su vez enmarcan los arcos de las ventanas. Exteriormente, los paramentos son totalmente lisos, con la sola excepción de la existencia de una cornisa con canecillos lisos que corona los dos edificios en su parte superior. Los arquillos de las aspilleras debían de estar todos enmarcados por el exterior mediante molduras, aunque tan sólo se conserva la de la ventana del lado norte, mientras que las del resto de ventanas han desaparecido a causa de la erosión. Las puertas elevadas contaban, en la parte del arco, con largas dovelas. En cuanto a los paramentos, en la construcción de la torre fue utilizada una sillería mediana unida a soga –en las primeras hiladas los sillares llegan a 1 m de largo–. Hay que apuntar, finalmente, que en el muro sur se ha observado la existencia de sillares con marcas de cantero que se corresponden con algunos de los muros de la iglesia. Es difícil imaginar cómo sería el coronamiento de los muros, puesto que tan sólo ha pervivido la prolongación del cuerpo de la escalera como testimonio del paramento originario.

 

Al margen de los edificios hasta ahora analizados, existe también el ya mencionado edificio-corredor, que comunicaba el cuerpo principal del castillo con la cabecera de la iglesia. Esta construcción, de 16 m por 3 m en planta, también tiene dos pisos, que se corresponden con los de la torre, en este caso ambos cubiertos con bóveda de cañón. Parece que la conexión del piso superior del edificio-corredor con la iglesia era independiente de la del piso inferior. Se accedía al templo por una puerta elevada abierta por encima de la capilla norte, desde donde se bajaba por una escalera de madera. A este sistema de comunicación parece que se hace referencia en el inventario de 1591, cuando se expresa que “a la iglesia se davalle ab una scala gran de antiguo, ab ses guarnisions y es de fusta”. Con todo, es difícil asegurar que en la fase románica ya hubiese existido. La planta baja del edificio-corredor estaba dividida en dos estancias. La mayor, que comunica con el presbiterio, era la sacristía, pieza de la que también se habla en el inventario de 1591: “Y entrant dins la sacristia, la qual està a la mà dreta del altar major la qual és de volta grassa tota ella de pedra picada molt fort y ab sa porta y pany y clau”.

 

Joan Fuguet compara la distribución y la tipología del conjunto ilerdense con la del donjon templario occitano, en la que la gran sala estaba aneja a la torre o sala menor, adopción que no cree extraña si se tienen en cuenta las relaciones entonces existentes entre ambos territorios. En el donjon occitano la planta baja del edificio mayor estaba destinada a funciones de almacén, bodega, prisión, etc., las cuales también le parecen verosímiles para Gardeny. En el primer piso se localizaba la sala de armas y las estancias residenciales del comendador y los frailes, las cuales, en relación con Gardeny, se describen con detalle el inventario del siglo xvi. En cuanto a la torre adosada, actualmente es difícil precisar cuál sería su función original, aunque, por su configuración, es probable que se pueda asociar este ámbito a la torre “del tesoro” de Miravet o la “torre del Comanador” de Barberà de la Conca. Finalmente, la función del edificio de comunicación con la iglesia sería similar a las sacristías, archivos o salas del tesoro de los monasterios. Esta pieza, que Fuguet califica de “clásica” de los castillos y monasterios templarios, a menudo tenía dos pisos: el superior, conectado con el dormitorio, mientras que la planta baja podía comunicar con el claustro. Estas funciones parecen ser las mismas que se daban a Gardeny, aunque algunos de los elementos sean difíciles de identificar debido a las modificaciones que ha sufrido el edificio.

 

Aparte de las evidencias materiales que han pervivido, existen también hipótesis sobre cómo debían de estructurarse las partes del castillo que no han llegado hasta la actualidad. En este sentido, resulta de interés un trabajo de Fuguet i Sans en el cual confronta el reiteradamente citado documento de la visita prioral de mantenimientos de 1591 y un grabado del paisajista flamenco Anton Van den Wyngaerde que representa una panorámica de la ciudad de Lleida en la que aparece el castillo de Gardeny. El autor explica cómo en el recinto superior un patio ordenaba los edificios principales del convento. La fachada lateral de la iglesia, en donde se abría la puerta principal del templo, miraba al patio, en el lado oeste del cual existía una capilla funeraria y dos cementerios, el mayor, que era el comunitario, y el menor, destinado a albergar sarcófagos de personajes ilustres. El cementerio pequeño era en realidad una galilea o atrio adosado al lado oeste de la iglesia mayor, con la que se comunica mediante la puerta que aún existe en el muro oeste. El autor apunta que la disposición de los edificios de Gardeny, a pesar de estar situados alrededor del patio, tendría un orden disperso con elementos exentos.

 

En cuanto a la datación de las estructuras que se conservan del castillo, la cronología que proporcionan las noticias documentales a las que hemos hecho referencia más arriba, nos sitúan en un momento posterior a la conquista de la ciudad de Lleida. Así, el inicio de las obras podría situarse, atendiendo a los argumentos esgrimidos por la crítica historiográfica, entre finales del siglo xii y principios del xiii.

 

Texto y fotos: Meritxell Niña Jove - Planos: Noelia Abana Ario

 

Bibliografía

 

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