Iglesia de Sant Quintí de Cambrils

La pequeña iglesia de Sant Quintí se encuentra ubicada en las profundidades de un desfiladero en las montañas de Alinyà, cerca de la ribera Salada, al Este del pueblo de Cambrils y en el extremo oriental de la sierra de Odèn. Se puede acceder a ella por dos vías: la primera discurre por la carretera de Solsona a Sant Llorenç de Morunys; en el kilómetro 23,7 arranca a la izquierda un camino, cerca de Can Sala, que conduce, después de una caminata de unos veinticinco minutos y con un desnivel de poco más de 100 m, a las ruinas de la capilla, medio oculta entre los árboles. Una ruta alternativa sale de Berga hasta Sant Llorenç, para luego continuar por la carretera que lleva a Pont d’Espia hasta el kilómetro 22,5, de donde parte el mencionado sendero. En cualquiera de los dos casos, la mejor guía es una gran formación rocosa conocida como la Roca de l’Elefant, detrás de la cual, en un bosquecillo, se encuentra la iglesia, que está cerrada al culto y sólo se abre el domingo más próximo al 22 de mayo, para la celebración de la festividad de santa Rita de Cascia.

Este sencillo templo, del que no se conocen noticias de época medieval, presenta una planta compuesta por una sola nave rectangular –de unos 5 x 6,90 m–, y un ábside semicircular. Éste es liso, y en su centro se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto trabajado a partir de una gran pieza monolítica. Corona el lienzo una moldura biselada, la cual se extiende también por los muros laterales. La puerta primitiva estaba situada en el centro del muro meridional, y aunque actualmente está tapiada, se puede apreciar que estaba formada por un arco de medio punto de grandes dovelas. Por su parte, la puerta actual, con dintel de madera, se ubica algo descentrada en la fachada occidental. Sobre ella se abre una ventana cruciforme. Este frontis es de mayor altura que la techumbre a doble vertiente de teja árabe que cubre la nave. Por debajo de esta cubierta, en la cornisa del muro sur, asoman algunas de las losas que conformaban el tejado primitivo.

En el interior, la nave se cubre con una bóveda de cañón apuntada, y el ábside con la habitual de cuarto de esfera. Un arco presbiterial apuntado facilita la transición entre ambos espacios, de diferente anchura. El ábside y los muros laterales descansan sobre un podio de unos 80 cm de altura, realizado con un aparejo bastante más tosco que el utilizado en la parte superior de los paramentos. En estos se emplearon sillares de travertino cuidadosamente labrados y escuadrados, y dispuestos en hiladas uniformes y regulares.

Considerando el fino aparejo utilizado en los paramentos de este edificio, se ha fechado la construcción del mismo en el siglo xii.

Texto y fotos: Alicia Brosa Lahoz

Bibliografía

Catalunya Romànica, 1984-1987, XIII, pp. 205-206; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1979, pp. 284-285.