Sant Esteve de Ramells
Iglesia de Sant Esteve de Ramells
En el kilómetro 9,5 de la carretera C-149a, al Suroeste de Solsona, arranca una vía forestal que, cuando se bifurca, se ha de tomar el camino descendiente. Tras pasar por las masías de Puits de Ramells y de Gispets, se accede a la pista junto a la cual se encuentra la iglesia de Sant Esteve.
Los restos de este templo se encuentran en un lamentable estado de conservación, invadidos por la vegetación y sin una cubierta que les garantice su supervivencia. Se trata de un edificio de planta compuesta por una sola nave rectangular y un ábside semicircular. De las bóvedas de cañón y de cuarto de esfera que cubrían ambos espacios tan sólo se han conservado sus arranques. La primera de ellas se apoyaba sobre una imposta biselada. Dos ventanas iluminaban el interior: la del centro del ábside de doble derrame y arco de medio punto, y, la segunda, en el tramo oriental del muro sur, de similares características, pero con un arco monolítico. Junto a ésta un potente contrafuerte refuerza el paramento meridional. La puerta de entrada, que se encuentra en la fachada occidental, sustituyó en época moderna al antiguo acceso.
El aparejo está compuesto por sillares bien labrados y escuadrados, y dispuestos en hiladas uniformes. De la desaparecida techumbre, que era de doble vertiente sobre la nave, se conservan restos que ponen en evidencia que sobre las losas originales se superpusieron tejas árabes.
Se ha propuesto para este edificio una datación hacia finales del siglo xii, incluso más tardía.
Batientes de la puerta
El Museu Diocesà i Comarcal de Solsona conserva dos batientes de puerta procedentes de Sant Esteve de Ramells, que, fueron donados por el deán de Lleida Josep Bragulat en 1918, momento en el que se les asignó el número de inventario 399, que posteriormente sería sustituido por el actual, 650. La obra se compone de dos batientes realizados en madera de pino, de notables dimensiones (216 por 57 cm), de un grosor respetable (7 cm) sobre las que se dispone una decoración de herrajes de notable factura. Estos exhiben una decoración a base de seis grupos de cuatro volutas que nacen, dos por la parte superior, y otros dos por la inferior, desde sendos grupos de tres tallos acanalados horizontales. Tanto las volutas, como los tallos exteriores, cuyos extremos adquirieren forma de gancho, se rematan con cabezas de ave. Por su parte, los tallos centrales finalizan en punta, forma que ha sido asociada con la cabeza de un dragón o reptil. Para L. Amenós las cabezas de aves simbolizarían el mundo celeste y las de los reptiles el terrestre, interpretación que vincula con la concepción medieval de las portadas como espacios de tránsito entre el mundo profano y divino. J. Barrachina, que en un principio dató los herrajes de estas puertas entre los siglos xii y xiii, poco después se decantó por una fecha más avanzada en esta última centuria. Por su parte, Amenós considera que los batientes y sus herrajes fueron retocados cuando se modificó la puerta en el siglo xviii, y la incluye en el mismo grupo que las puertas de Santa Maria de Lluçà y Santa Maria de Covet. Los paralelismos que establece con estas dos obras le permiten plantear que la de Sant Esteve podría haber sido realizada en la segunda mitad del siglo xii.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina/ Francesc Rodríguez Beltrán- Fotos: Francesc Rodríguez Beltrán
Bibliografía
AA.VV., 1990, p. 155; AA.VV., 1993b, p. 36; Amenós i Martínez, L., 2001; Amenós i Martínez, L., 2004, pp. 71-74 y 166-167; Amenós i Martínez, L., 2009, pp. 65-66, 69 y 80-81; Barrachina Navarro, J., 1992, p. 121, n. 2.8; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 245-246; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXII, pp. 374-375; Llorens i Solé, A., 1965, n. 650; Serra i Vilaró, J., 1920, p. 7.