Santa Maria de Rubinat
Iglesia de Santa Maria de Rubinat
En el extremo oriental de la población de Rubinat, que se encuentra a unos 3 km al Oeste de Sant Antolí i Vilanova, en la cima de una colina, está la iglesia de Santa Maria, visible desde el camino de entrada. Para acceder a la población hay que tomar la carretera N-II en dirección Sur, coger el ramal de la derecha que continua por la LV-2031 y seguir por la L-203.
Rubinat, antiguamente llamado Rabinad, aparece mencionado por primera vez en 1059, en la donación de los condes de Barcelona Ramon Berenguer I y Almodis a Dalmau Gerovard. Consta como una de las iglesias que pertenecían al obispado de Vic desde el siglo xi. Los primeros señores de Rubinat documentados fueron los Òdena, fundadores de la iglesia de Sant Pere dels Arquells en 1086. Santa Maria de Rubinat estuvo muy vinculada al priorato de Sant Pere dels Arquells. En 1100, Ramon Guillem de Òdena cedió la parroquia de Arquells al monasterio de Santa Maria de l’Estany, al que perteneció durante los siglos xii y xiii. En 1196, Ramon de Òdena dejó en su testamento a su hijo Guillem el castillo y los derechos sobre la iglesia de Santa Maria de Rubinat. Ésta aparece también en la relación de las iglesias del decanato de Urgell que pagaron el diezmo para las cruzadas en 1279 y 1280. En el siglo xiii el patrimonio de los Òdena se disgregó y el castillo y el término de Rubinat pasaron a la familia Cahercí, los cuales fueron los señores de Rubinat hasta que, a finales del siglo xiii o a inicios del siglo xiv, vendieron el lugar al monasterio de Poblet. El dominio de este cenobio duró poco más de cinco décadas, ya que en 1358 Rubinat estaba en manos de particulares.
Se trata de un edificio de planta basilical de tres naves y una cabecera de tres ábsides de los que tan sólo se conserva el septentrional, que, tal y como debían de ser los dos desaparecidos, es de planta semicircular. Mientras que el ábside central fue sustituido por uno de planta rectangular, que está medio derrumbado, el meridional, del que se han subsistido las hiladas inferiores, fue remplazado por otro totalmente liso y con una curvatura bastante irregular. El único ábside conservado es esbelto, cuenta con dos lesenas en sus extremos, que determinan un solo entrepaño liso, que está coronado por un friso de seis arquillos ciegos que enmarcan sendas piezas semicirculares monolíticas. Se abre en su centro una ventana de doble derrame y arco de medio punto.
Se desconoce dónde estaba situada la puerta de acceso al templo. La actual se encuentra en el muro norte. En la esquina noreste del edificio se alza una torre campanario de planta cuadrada, de la que solamente los dos primeros niveles son de época románica. Mientras que el inferior es totalmente liso, el segundo cuenta con unas lesenas angulares, que son un indicio que lleva a pensar que podría haber existido una decoración de arquillos ciegos coronando parte de los frentes de la torre primigenia. En el centro de las caras este y norte se abren sendas aspilleras. De la forma como está adosada la torre se puede deducir que habría sido elevada con posterioridad a la construcción de la iglesia, si bien, dadas las similitudes en el aparejo se estima que pasó un periodo de tiempo relativamente corto. Estos vestigios del campanario primigenio son, juntamente con el de Biosca, los únicos ejemplos conservados de torres campanario del siglo xi en la Segarra. El aparejo utilizado está formado pos sillarejo relativamente bien escuadrado y dispuesto en hiladas que son más uniformes en el ábside que en la torre, en la que también se aprecia un mayor tamaño del material, que es más irregular.
En el interior, el hemiciclo del ábside norte fue cegado para convertirlo en un espacio rectangular. Las naves central y norte están cubiertas por sendas bóvedas de cañón, de las que la sólo la segunda está reforzada por dos arcos fajones, los cuales se apoyan en pilastras en el lado de los pilares y en ménsulas en el muro lateral. Las naves central y meridional pudieron haber contado con arcos fajones, pues se conservan tres pilastras adosadas a sus pilares. En la actualidad, además de la citada ventana del ábside norte, hay otra en el muro norte y cuatro en el sur.
Se ha datado la ejecución de este edificio en el siglo xi. Posteriormente, durante los siglos xvii y xviii fue sometido a una serie de reformas que modificaron sustancialmente su apariencia. Finalmente, en 2007 fue sometido a tareas de restauración y consolidación.
TEXTO: JUAN ANTONIO OLAÑETA MOLINA/ NURIA MONTOYA VIVES – FOTOS: NURIA MONTOYA VIVES – PLANOS: XAVIER JOSEP GELONCH PIFARRÉ
Bibliografía
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