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Recorrido por la comarca de La Liébana. Románico y naturaleza

 

La comarca de la Liébana es una de las más bellas y atractivas de Cantabria y, además, una de las que ha mantenido y mantiene un valor paisajístico pocas veces igualable.


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Paradas

Enterría

Enterría es un pequeño barrio de Pembes, del municipio lebaniego de Camaleño.

Ermita de Enterría.

Tras pasar un pequeño puente prácticamente oculta entre los árboles que la rodean y la protegen, se halla la antigua ermita de Enterría. García Guinea considera esta ermita, en su estudio de 1979, como uno de los ejemplos del primitivo románico de Liébana. Esta rústica ermita parece que, aún siguiendo las maneras asturianas de mampostería y el reducidísimo de la decoración, tiene ya unos primeros síntomas de un inicial románico.

Baró

El pequeño pueblo de Baró se sitúa en el antiguo valle de Valdevaró. Existen dos iglesias, una en el mismo núcleo de la aldea, que encuentra agrupada y en lo alto a la orilla derecha del río Deva, que es la parroquia de la Asunción y otra más humilde y vieja, que está al otro lado del río, una simple ermita que lleva la advocación de San Pelayo.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Es una iglesia interesante como ejemplo significativo de lo que fue el románico de la zona. Evidentemente, el alzado y el plano del templo, están más próximos a las características constructivas del arte gótico que al del románico, pero señalan la permanencia de elementos y motivos románicos. Esta pervivencia es un signo de ruralismo y apego a las tradiciones, que en lugares tan cerrados como es Liébana se hacen más patentes.

Ermita de San Pelayo.

Llama la atención su reducido tamaño y la utilización para su hastial occidental de una sillería de gran tamaño que contrasta con sus otros muros donde predomina la mampostería. Con nave rectangular y ábside casi cuadrado. En su exterior se ve que han sido numerosas las reformas que se han llevado a cabo, mientras que su interior parece menos retocado y da la sensación de mayor vejez. Sería otro ejemplo de de un inicial románico.

Santo Toribio

El monasterio de Santo Toribio de Liébana se sitúa entre Potes y Camaleño, a cinco kilómetro de este lugar. En el entorno del monasterio nos encontraremos con un numeroso conjunto de ermitas y oratorios.

Monasterio e iglesia de Santo Toribio de Liébana.

La fundación del antiguo monasterio benedictino tuvo lugar durante el reinado de Alfonso I, en el siglo VIII, según consta, junto con otros monasterios, en el Cartulario de Santo Toribio de Liébana. Durante el siglo X, este monasterio desempeño una importante labor administrativa y de poder en gran parte del territorio lebaniego. Del desarrollo cultural que alcanzo este monasterio nos da idea la figura de Beato, monje que vivió en el monasterio a mediados del siglo VIII y que realizo los famosos “Comentario al Apocalipsis de San Juan”. En el monasterio de Santo Toribio no se ha conservado un edificio románico total y uniforme.

Ojedo

Ojedo se sitúa entre Tama y Potes, con cuya villa prácticamente entra en contacto.

Iglesia de San Sebastián.

La actual iglesia parroquial de San Sebastián conserva la puerta románica, de la anterior iglesia. Lleva arco de medio punto, levemente apuntado, que apoya sobre cimacios lisos, que apoyan en capiteles de nido de abeja y flores. A pocos metros de esta iglesia, aún existe la cabecera del antiguo edificio que se encuentra incluida en el cementerio, sirviendo a éste de capilla.

Frama

Frama se sitúa en la cabecera del antiguo valle del Valdeprado, muy cerca de Potes. Al inicio de las primeras casas de Frama, se abandona la carretera para buscar su iglesia, adentrándonos y bajando por estrechas callejuelas con típicas casas lebaniegas.

Iglesia de Nuestra Señora de las Caballeros.  

Lo más llamativo, desde el punto de vista decorativo, y por su antigüedad, es la puerta de entrada a la iglesia, ejemplo del tipo de puerta románica de la Liébana, sobre todo por sus armaduras y por la utilización de las puntas de diamante.

Cambarco

Cambarco se sitúa entre Frama y Cabezón. A la entrada del pueblo, en un paisaje de montes, encontramos junto al camino la iglesia de San Andrés.

Iglesia de San Andrés.

Iglesia de una sola nave, de los siglos XIV-XV, de un edificio que, por estas fechas, sustituyó a otro de época románica, cuya puerta se incluyo en la sacristía. Una compleja puerta románica, con tres arquivoltas de medio punto, la segunda decorada con la típica decoración de la Liébana grandes puntas de diamantes. En algunas dovelas aún se conservan restos de pintura roja.

Piasca

Muy próximos a Potes y a Cabezón de Liébana, se halla Piasca. El lugar y la iglesia de Piasca aparecen en la documentación desde el siglo X. La iglesia parroquial de Santa María la Real se sitúa en un pequeño valle, rodeado de huertas y árboles, por debajo del pequeño núcleo de población de Piasca. Fue declarado Monumento Nacional en 1930.

Monasterio e iglesia de Santa María de Piasca.

Si tratásemos de señalar en dónde se llega a la cumbre del esculpir románico en Cantabria, allí donde la técnica y la expresión adquieren alcances de una excelente maestría, tendríamos que dirigirnos a la bellísima y admirada iglesia de Piasca. De planta basilical, estamos ante un edificio de tres naves, con abundante decoración tanto en el exterior como en el interior de la iglesia.

Lomeña

Iglesia de San Juan Degollado.

En lo alto del pueblo, bastante apartada y rodeada por el camino que viene del caserío, se encuentra la iglesia de San Juan Degollado. Iglesia de una sola nave, con ábside cuadrangular, construida en el siglo XV-XVI. Su testimonio románico se testimonia por su pila bautismal, se trata de la única pieza en toda la Liébana que aparece datada.

Avellanedo

Esta pequeña localidad del antiguo Valle de Valdeprado. La pequeña iglesia parroquial de Santa Eulalia, casi oculta entre los árboles, se localiza en alto, sobre el caserío de Avellanedo.

Iglesia de Santa Eulalia.

La espadaña y la pila bautismal, que se encuentra encerrada en la capilla abierta en el muro sur, son posiblemente el testimonio de una construcción románica, del siglo XIII, enormemente simple, que en el siglo XV-XVI, pudo ser modificada