Identificador
40298_01_010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Frumales
Municipio
Frumales
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, se levanta en el extremo nororiental del casco urbano, en tierras llanas, ya en contacto con los campos de cultivo. Se trata de un humilde edificio de marcado carácter rural levantado a base de mampostería caliza muy menuda, con esquinales y vanos de sillería del mismo tipo de roca. Su construcción se articula mediante una cabecera cuadrada y tres naves, con espadaña alzándose a los pies de la central, portada a mediodía precedida por un angosto pórtico y con una dependencia adosada al norte de la cabecera; el cementerio rodea el conjunto por los lados este, norte y oeste, mientras que el sur se cierra mediante un atrio de bajo muro. Frente al templo se alza el seco tronco de lo que en otros tiempos fue una impresionante olma, sin duda varias veces centenaria. El conjunto del templo es resultado de una serie de transformaciones a partir de un edificio tardorrománico, alcanzando hasta los años centrales del siglo XX, lo que ha dado como resultado una construcción ecléctica que se fue adaptando a los gustos arquitectónicos imperantes en cada momento. La cabecera constituye la parte más antigua. Es una construcción modesta, de mampostería revocada, con planta cuadrada -o más bien ligeramente rectangular-, con testero rematado en hastial y cubierta a dos aguas sostenida por un alero que sólo es visible en el lado sur, formado por cornisa de nacela sostenida por catorce canecillos achaflanados, uno de ellos decorado con media bola. Originalmente este muro de mediodía debía ser macizo, aunque en época moderna se han abierto sendas ventanas. El único vano original se encuentra en el testero, correspondiendo a un ventanal de la más pura tradición románica, formado por una saetera rematada por cruz patada rebajada y enmarcada en doble arco de medio punto, el exterior con dovelaje sencillo sobre pilastras, con impostas de nacela, y el interior con dovelas de grueso bocel apoyadas en columnas de basas áticas, fustes monolíticos y capiteles con tosca decoración que repite el mismo esquema: dos lengüetas que se unen en la parte superior de la cesta formando una especie de cabecita plana, con dos hoyuelos que podrían representar ojos. Los cimacios son de nacela y hacia el interior del templo cabe suponer que tenga un esquema similar, aunque está cegada a ras de muro y completamente revocada. En el interior la cabecera, completamente revocada, se articula en dos tramos, separados por un arco fajón, doblado y apuntado que sostienen la bóveda de cañón igualmente apuntada y que une con los muros laterales a través de una imposta de nacela. Apoya tal arco en sendas semicolumnas, con corto podio y basas formadas por plinto y doble toro -mucho más desarrollado el inferior- y escocia, con cimacios achaflanados coronando a los capiteles. La decoración de las cestas apenas si es perceptible por las gruesas capas de revoco, por las mutilaciones y por el hecho de que la cabecera ha sido dividida en época moderna en dos partes mediante un tabique que coincide precisamente con estos capiteles, quedando la mitad oriental como sacristía y la mitad occidental como actual capilla mayor. Aun así la decoración de la cesta sur parece vegetal, con una serie de tallos de tosca labra y superficies planas, mientras que la norte quizás porte además la figura de un clérigo en la esquina, un motivo que como veremos se encontrará en algún otro capitel. El arco triunfal es igualmente apuntado y doblado, repitiendo el esquema del anterior, aunque ahora los capiteles son figurados: el del lado de la epístola representa la Adoración de los Reyes Magos, con la cara que mira hacia la nave ocupada por la Virgen en Majestad con el Niño sobre su regazo, el frente con los Reyes mostrando sus ofrendas, el primero de ellos en genuflexión, mientras que la cara oriental alberga a un ángel; el capitel frontero muestra en la cara mayor dos toscas arpías -una tocada con capirote- apoyadas sobre dos serpientes que enlazan sus bocas y forman una especie de media luna, completando la escena una sirena de doble cola que ocupa la cara de poniente y un personaje vestido con manto en la oriental. Sobre el triunfal, en el tejado, se alza una espadañita concejera con arco apuntado y albardilla achaflanada, contemporánea de la cabecera. Esta cabecera correspondía al primitivo templo tardorrománico que sin lugar a dudas sólo tenía una nave con cubierta de madera, actualmente la central, aunque cabe destacar el hecho de que aquella vieja iglesia tuvo también un pórtico, reconvertido posteriormente en nave meridional. No resulta fácil averiguar la estructura que tuvo dicha galería pues las alteraciones posteriores, revocos, adosamientos -contrafuertes y porche- e incluso modernas imitaciones, dificultan su lectura. Aparentemente se conservan seis arcos de dobles columnas, tres a cada lado de la portada, pero quizás sólo sean originales los centrales de cada uno de los lados, puesto que los demás capiteles parecen ser de yeso imitando las cestas de aquéllos. Las arcuaciones son de medio punto, con chambranas muy erosionadas y recompuestas pero que en origen parece ser que fueron de nacela; los dobles fustes que conforman los apoyos están tallados en un mismo bloque calizo, con basas de doble toro sin escocia central y capiteles figurados o vegetales: el más oriental -visible sólo en el interior- presenta decoración de toscas hojas lanceoladas o abiertas acogiendo cogollos, con presencia de lo que parece una mitra y un báculo, aunque posiblemente toda la pieza sea una moderna recreación que imita al segundo capitel, que creemos original, con el mismo tipo decorativo en un lado y con quebradas hojas carnosas en el otro, acompañadas en el ángulo exterior de otra hoja palmeada con cogollo; la tercera cesta presenta delgados tallos que se enrollan en los extremos, acompañados de hojas palmeadas dobles, otros tallos que rematan en rosetas -ya de regusto gótico- y con una cabecita de león, todo muy tosco; finalmente, la cuarta cesta de este sector oriental repite en todo la decoración de las anteriores, aunque de nuevo la suponemos una recreación moderna hecha en yeso. Al otro lado de la portada, en el sector occidental del muro, la primera pieza muestra carnosas hojas palmeadas, dobles, en abultado relieve, flanqueando a la figura de un abad y una cruz flordelisada, aunque de nuevo creemos estar ante una moderna imitación del segundo capitel, que sin duda es original y porta similar decoración, con el abad llevando un libro en la mano, mientras que en la cara que mira al exterior del templo se ve media figura alada, seguramente un ángel; la siguiente cesta, también original, se decora a base de hojas palmeadas acompañadas de finos tallos que se rizan en las puntas, con una cabeza felina en uno de los ángulos, la misma decoración que se aprecia en la última cesta, en este caso también falsa. A este pórtico se accedía al menos por una portadita sencilla, situada en su cierre oriental -actual testero de la nave sur-, hoy completamente cegada pero que deja ver su estructura en arco de medio punto, de simples pero bien labradas dovelas cuadrangulares que apoyaban en pilastras rematadas en impostas, hoy destrozadas. Es muy posible que fuera un arco doblado, aunque este extremo sólo se podría comprobar desmontando la mampostería que la ciega. Al mismo momento constructivo que la cabecera y el pórtico pertenece la portada, trasladada de su ubicación original en el muro sur de la primitiva nave única al de la actual nave de la epístola. Es una sencilla puerta sin decoración, constreñida por el moderno porche, formada por pesado arco doblado y apuntado que apoya en dobles pilastras con impostas de nacela. A su vera se ha colocado una pila aguabenditera semiesférica, decorada con gallones helicoidales y soportada por una columnilla, elemento que nos parece del siglo XVI. Casi de forma inmediata a la erección de este primitivo edificio se levantó una estancia junto al muro norte de la cabecera. Podríamos casi decir que son construcciones contemporáneas y por algún elemento que tendremos ocasión de comentar parece como si formaran parte de un mismo proyecto, aunque sin duda hay una sucesiva ejecución, como demuestra el evidente adosamiento de los respectivos testeros. Es una pieza de planta rectangular, con la misma longitud que la capilla mayor y como ésta hecha a base de menuda mampostería revocada, con esquinales y elementos sustentantes de sillería. Exteriormente es un cuerpo macizo cubierto a un agua, con alero formado por cornisa achaflanada, muy erosionada, sostenida por trece canes igualmente erosionados, generalmente lisos y cortados también en chaflán, aunque al menos tres portaban decoración, uno de ellos tal vez con un ave o una especie de animal agazapado, otro con una figura de aspecto antropomorfo y el tercero con un mascarón. Es posible que éste fuera el alero primitivo de la cabecera y que se trasladara aquí cuando se construyó este nuevo espacio. En el interior, como ocurría afuera, los muros son completamente lisos y revocados, a excepción del que comparte con la capilla mayor, donde se hallan dos someros arcos de medio punto ciegos que recorren todo el paramento y apoyan sobre una pilastra central rematada en imposta achaflanada, una estructura de la que carece por completo el muro sur exterior de la cabecera, lo cual da pie para pensar que la estancia que nos ocupa fue planificada al hacerse la capilla mayor, ya con la intención de que dichos arcos ciegos quedaran ocultos. Se cubre con aguda bóveda de cañón apuntado hecha a base de lajas y que une directamente con los muros, sin la habitual imposta de separación. Hoy una ventanita moderna abierta en el testero, por donde sale la chimenea de la calefacción, es el escueto punto que arroja algo de luz a su interior pues en tiempos el único vano era la pequeña puerta de sencillo arco apuntado que comunicaba con el tramo anterior de la cabecera. Más tarde, ya en siglos postmedievales, se abrió otra puerta mayor hacia el tramo oeste de la capilla mayor, aunque más recientemente ha sido cegada, quedando junto a ella la caldera calefactora. Es difícil saber qué función tuvo esta dependencia, y si en principio lo más lógico es pensar en una función de sacristía, su temprana construcción para este fin -más aún en una humilde iglesia rural de poca capacidad como era ésta- y la llamativa altura de la bóveda, poco acorde para una modesta sacristía, hacen barajar la posibilidad de que quizás fuera el cuerpo inferior de una torre inconclusa o desaparecida, si bien es cierto también que el grosor de sus muros no parece suficiente para soportar una construcción de esas características. Este primitivo templo debió subsistir más o menos con su formato original hasta el siglo XVII o el XVIII, cuando se acomete una reforma para ampliar su capacidad y dotarlo de una segunda nave. Aunque esta obra denota un aumento de parroquianos, sin embargo no parece que las finanzas de la iglesia fueran muy boyantes pues es realidad lo que se aprovecharía sería el viejo pórtico, que ya por entonces podría estar bastante deteriorado, de modo que sólo se debieron dejar abiertos dos ventanales para dar luz al interior, se reforzó este muro con dos contrafuertes laterales, a la vez que la portada original se trasladó a su ubicación actual, reforzando su estructura con un cuerpo añadido que hace el efecto de una gruesa arquivolta frontal. En el interior el muro original se sustituyó por dos grandes arcos de medio punto con un grueso pilar central, de sillería, ubicado en el lugar donde debía ir anteriormente la portada. Los nuevos espacios se acondicionaron al gusto del momento, sustituyéndose la cubierta de madera de la nave central por dos grandes bóvedas de arista de yeso con sencillas molduraciones. A este mismo momento correspondería la actual espadaña, que, con la información de que ahora disponemos, no podemos saber si sustituyó a otra anterior. Se alza sobre el primitivo hastial, que se reforma entonces conformando un cuerpo inferior rematado en listel horizontal con pináculos de bola, tan apreciados en la época. Sobre él se levanta un cuerpo de campanas con dos troneras de medio punto con impostas envolventes de listel plano, rematado el conjunto con una cornisa moldurada flanqueada por los habituales pináculos de bola, entre los que se dispone el cuerpo superior con una tronera sencilla y remate mixtilíneo con tres pináculos del mismo tipo. Este sector del hastial oeste debía estar por entonces un tanto debilitado, lo que obligaría también a disponer un grueso contrafuerte angular prismático en la esquina norte. Por último otra gran reforma se lleva a cabo hacia el final de la década de 1940. Más sencilla, sólo pretendía dar mayor capacidad al templo, añadiendo una tercera nave, dando lugar a una planta simétrica del conjunto. La construcción de esta nave norte, fabricada en mampostería, llevó aparejada también una reforma de la cabecera, levantando un tabique en el centro de la misma de modo que su mitad oriental pasó a ser sacristía mientras que la mitad occidental continuó con su función de capilla mayor, trasladándose aquí el retablo. Recapitulando la historia del templo podemos establecer cuatro momentos constructivos: el primero, del que se conserva la cabecera y algunos elementos más alterados, corresponde a un templo con una sola nave y pórtico al mediodía, edificado seguramente ya a mediados del siglo XIII, pues aunque es notoria la tradición románica -como atestiguan la ventana del testero o los capiteles del arco triunfal-, las formas arquitectónicas y algunas decoraciones vegetales están hablando un lenguaje más propio del gótico primitivo. Inmediatamente se llevó a cabo la que consideramos segunda fase, correspondiente a la estancia adosada al norte de la cabecera, de dudosa finalidad pero parece ser que pensada ya en el mismo momento en que se hizo la primera fase. Desde entonces seguramente se ejecutaron algunas reformas modestas, pero no será hasta el siglo XVII o el XVIII cuando se acometa la que consideramos tercera fase, la ampliación de la nave sur, que comporta el traslado a su actual ubicación de la antigua portada. Del mismo momento, aunque no necesariamente coetánea, es la espadaña, el único elemento de sillería de todo el templo. Finalmente, a mediados del siglo XX otra nueva ampliación de la capacidad del templo dio lugar a la nave norte, a la vez que se divide la capilla mayor con la excusa de que su mucha profundidad impedía a buena parte de los fieles que ocupaban las naves laterales ver al cura durante los oficios litúrgicos. Por último cabe reseñar algunos de los elementos que se conservan en el interior del templo. Así podemos destacar la viga que sostienen el coro, decorada con motivo vegetal pintado en tonos grises, blancos y ocres, cuya cronología creemos que puede ser de la primera mitad del siglo XVI. La pila bautismal, situada a los pies de la nave de la epístola, es una sencilla pieza caliza, de vaso hemisférico liso, de cronología gótica. En cuanto al mobiliario destaca el retablo mayor, humilde obra del siglo XVII, de un cuerpo y ático, seguramente policromado con imitaciones de mármol y transformado posteriormente; porta seis tablas pintadas de distinto tamaño y limitada calidad, presidido por una imagen barroca de La Asunción. Otras tallas, también de fechas barrocas, son una Magdalena que se halla bajo el púlpito y un San Juan Bautista en la sacristía. A ellas hay que añadir dos crucifijos de madera policromada -además del que corona el retablo mayor-, una Virgen con el Niño, de menguada calidad, en el retablo de la nave sur, y otra serie de figuras de escayola de tipo olotino. Igualmente hay que destacar el conjunto documental de libros parroquiales que atesora este templo, tanto de la propia iglesia como de las inmediatas desaparecidas, varios de los cuales se remontan al siglo XVI; su magnífica conservación y su notable antigüedad requieren de una preservación más adecuada de la que ahora tienen.