LAS ÚNICAS REFERENCIAS DOCUMENTALES de la Edad Media sobre la iglesia de Caldueño aparecen en el Libro Becerro de la catedral de Oviedo, redactado entre 1385 y 1386. Según éste, los templos de San Pedro de Caldueño y San Pedro de Vivaño fueron unidos por un obispo llamado Alfonso, aunque no sabemos la época precisa en la que tuvo lugar este hecho, pues entre los siglos XIII y XIV se sucedieron varios prelados ovetenses con ese nombre. Una parte de los diezmos la llevaba el monasterio de San Antolín de Bedón, que además presentaba capellanes en la iglesia, lo que quizás refleje que San Pedro de Caldueño formó parte del dominio del mencionado cenobio. El templo de Caldueño, construido bien avanzado el siglo XIII, pertenece al románico rural y arcaizante. Conserva su planta románica, consistente en una nave rectangular rematada en una capilla cuadrada, pero la estructura ha sido muy alterada. La fachada soporta una espadaña barroca de doble ojo de medio punto y bajo ella se sitúa una portada de arco de medio punto de época moderna. En el flanco septentrional se localiza un alero, que reposa en una fila de canecillos sin ornamentación, y un pórtico de fábrica contemporánea, que cobija otra de las puertas de acceso al templo construida en época barroca. El muro meridional, al que se une el cementerio de la parroquia, tiene un alero con canes lisos y varias ventanas abiertas con posterioridad a la fábrica románica. En el interior del templo aparece una tribuna a los pies, y en sus muros existen tres ventanas de factura moderna en el lado derecho y, en el izquierdo, una de las puertas de acceso al templo. La cubierta de la nave es de cielo raso encalado, aunque en origen se cerraría con armadura de madera. El arco triunfal, cuyos sillares han sido rejuntados recientemente, no tiene relieves decorativos y se apoya sobre dos impostas de perfil de nacela y a su vez en jambas lisas. La cabecera se cubre mediante bóveda de cañón y cuenta con una ventana rectangular en el flanco meridional y con una puerta en el septentrional a través de la que se accede a una sacristía cubierta también con bóveda de cañón, aunque de traza moderna. La iglesia de San Pedro de Caldueño fue construida casi con seguridad en el siglo XIII avanzado ya que manifiesta la pervivencia inercial de carácter regresivo de las soluciones del románico internacional, como evidencian el sencillo arco triunfal y los canecillos desornamentados. Éstos últimos presentan un avanzado estado de deterioro, aunque el resto de la iglesia presenta buen estado de conservación.