LA IGLESIA DE SAN VICENTE DE CALDONES fue reconstruida tras su destrucción durante la guerra civil siguiendo cánones neohistoricistas de inspiración románica y prerrománica, pero manteniendo la presencia de las constantes ornamentales de la zona. La reconstrucción corrió a cargo del arquitecto Manuel García Rodríguez, quien firma el proyecto de restauración el de 17 de julio de 1939. Actualmente la iglesia consta de tres naves, las laterales muy reducidas, aunque en origen se trataría de un templo de nave única, con cabecera cuadrada alrededor de la cual se sitúan diversas dependencias auxiliares. Del templo románico se conservan en el exterior elementos originales de la portada principal y, en el interior, los muros del crucero y del lado derecho del cuerpo de naves “hasta la altura de un metro” según la memoria de restauración, además del arco triunfal. Se trata de un arco apuntado de dos arquivoltas y capiteles historiados. La primera arquivolta, moldurada con bocel, se decora en la rosca exterior con una doble línea de zigzag, motivo que volveremos a encontrar en la portada oeste, y con flores tetrapétalas de botón central en su intradós. La segunda arquivolta, también moldurada con bocel, se decora con otra doble línea, en este caso de motivos romboidales; el intradós se recorre de cruces aspadas enmarcadas en círculos. El arco se protege con guardapolvo de motivos vegetales sobre imposta de tetrafolias invertidas. Los capiteles resultan de gran interés. Comenzando por la jamba izquierda, el primero representa dos figuras aladas afrontadas, probablemente grifos, de cuerpos estilizados y largas patas terminadas en enormes garras, bajo las cuales se pueden apreciar dos aves de menor tamaño. El motivo de aves afrontadas es habitual en el románico rural gijonés y se pueden encontrar otros ejemplos en San Miguel de Serín o en San Juan de Cenero, donde quizá se inspirara el artífice de Caldones. El capitel central muestra la figura de una mujer vestida con larga túnica, sosteniendo con sus grandes manos una figura de niño. A cada lado se abren una serie hojas, palmetas y volutas, y, en las caras laterales del capitel, dos felinos levantados sobre sus patas traseras que devoran a un niño. El tercer capitel, visible desde el interior del ábside, se decora con una serie de complicados motivos vegetales. Los capiteles del lado derecho del arco, sobre los que se sitúa una imposta decorada de forma muy diferente a la original, reiteran esta temática vegetal de composiciones complejas. Todas las columnas se levantan sobre basa y plinto; las basas originales, aunque deterioradas, también están decoradas, en este caso, con grandes máscaras en su frente. La portada occidental, a pesar de haber sido parcialmente reconstruida y de estar envuelta por un pórtico moderno, ha sido respetada y resulta bastante fiel al modelo original, ya que se constituye según el esquema habitual en el románico rural de la zona, esto es, un arco de medio punto con una única arquivolta decorada en su rosca exterior con doble zigzag, motivo recurrente en el románico costero asturiano, y doble hilera de motivos romboidales en el intradós; todo ello protegido por guardapolvo ajedrezado y apoyado sobre imposta con tetrafolias y pequeños apomados. Las columnas entregas, de fuste no demasiado alto pero proporcionado, se sitúan sobre las basas originales, muy erosionadas pero que permiten apreciar vestigios de lo que debía de tratarse de una máscara o algún motivo vegetal en su frente, similar a los que presentan las basas de las columnas del arco triunfal interior. Los capiteles privilegian la decoración de motivos vegetales. El capitel de la jamba izquierda muestra en el lado exterior una forma vegetal de grueso tallo y grandes hojas; a pesar de lo esquemático de su talla, podría tratarse de espigas de trigo, entre las que sobresalen, en la parte superior, un fruto y una extraña máscara animal. El lado interior de este mismo capitel muestra una figura humana, vestida con traje talar, y que lleva su mano derecha a la cabeza, pero su mal estado de conservación no permite identificar la figura. El capitel del lado izquierdo repite ese mismo esquema de motivos vegetales acompañados por una máscara animal, en este caso más identificable, y, como distintivo con respecto al anterior, unas volutas y una cruz en el lado del capitel que mira hacia la puerta de ingreso, puerta que está completamente envuelta en una línea ajedrezada similar a la del guardapolvo, otorgándole así una homogeneidad similar a la conseguida en San Miguel de Serín, que posee idéntica solución.