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Detalle del lado izquierdo del arco triunfal

Identificador
33518_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 24' 54.53'' , -5º 34' 31.69''
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
ARXIU MAS
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
Narzana
Municipio
Sariego
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
SE ENCUENTRA al lado del monte de La Llomba, en un altozano desde el que se divisa la práctica totalidad del concejo de Sariego, parte de los municipios de Siero y Oviedo, e, incluso, los Picos de Europa y el monte del Aramo. La iglesia de Santa María de Narzana aparece documentada por primera vez en un inventario de bienes datado en 1220, que pertenecía al monasterio de San Pelayo de Oviedo. También aparece en la Nómina de parroquias del Libro Becerro de la Catedral de Oviedo, redactada entre los años 1385 y 1386, en donde se dice que el monasterio de San Pelayo de Oviedo presentaba los capellanes de esta iglesia al obispo de Oviedo y recibía la mitad de los diezmos de la parroquia. La iglesia pudo haber sido construida por el monasterio de San Pelayo, puesto que dependía de este cenobio, y además presenta numerosas conexiones estilísticas con el románico de Oviedo, que se combinan con las propias de los templos vecinos de Villaviciosa. La iglesia de Santa María de Narzana fue construida entre finales del siglo XII y principios del XIII. Su planta se compone de una nave rematada en una cabecera que sigue el planteamiento benedictino de ábside semicircular precedido de un tramo recto presbiterial. El aparejo empleado en la fachada, en el muro toral y en la cabecera es de sillares bien escuadrados, mientras que los muros laterales de la nave son de sillarejo, cubierto actualmente mediante un revoco. Un pequeño pórtico, adosado al hastial occidental del templo en época moderna, protege la portada, que se cubre con tejaroz y consta de tres arquivoltas semicirculares, recorridas por guardapolvo, que reposan en columnas coronadas por capiteles, las dos exteriores, y en las jambas, la interior. Las arquivoltas están perfiladas en bocel y se ornan mediante zigzag, entrelazados y tetrapétalas, con las que también se decora el guardapolvo y parte de los cimacios. En la imposta de la izquierda se representa una escena cinegética en la que aparece un montero clavando una lanza en la cabeza de un jabalí, que a su vez es acosado por un perro que se precipita sobre la cerviz de la fiera. Un nutrido grupo de templos de la zona de Villaviciosa cuentan con escenas de la montería del jabalí, aunque la que se encuentra en Narzana, pese a su esquematismo, está influida por otra representación de la Cámara Santa que utiliza el mismo esquema compositivo y se emplaza también en un cimacio (el que corona el capitel de Santiago el Mayor y San Juan), mientras que las escenas similares de los templos de Villaviciosa se emplazan siempre en los capiteles. En la portada de Narzana, el primer capitel de la izquierda se decora mediante grandes hojas de las que penden bolas, y el contiguo con dos leones alados que, al estar colocados a la entrada del lugar sagrado, tienen un doble significado: por un lado aparecen dotados de un mensaje protector y de defensa, que también presentan multitud de obras pertenecientes a la Antigüedad, y por otro simbolizan la ruptura entre dos dominios heterogéneos, lo profano y lo sagrado. En el capitel exterior de la derecha se representan varias serpientes entrelazadas que también poseen alas. Estos reptiles tienen un significado ambivalente, pues se pueden asociar al demonio y al mal, pero, por otra parte, su capacidad de regeneración se ofrece como modelo al cristiano. Resulta muy difícil determinar el simbolismo que tienen estos reptiles en el capitel de Narzana, ya que no se representan junto a otros motivos iconográficos, no descartándose que cumplan una función meramente ornamental. Algunos capiteles de San Andrés de Valdebárcena (Villaviciosa) y San Julián de Viñón (Cabranes) cuentan con representaciones parecidas a ésta. En el capitel interior se disponen, afrontados, dos grifos, seres fantásticos que combinan cuerpo de cuadrúpedo con alas y cabeza de águila y que aparecen en numerosas composiciones difundidas desde la Antigüedad por las artes orientales. Para algunos estudiosos, estos híbridos tienen una función únicamente decorativa, especialmente cuando se disponen afrontados, pero otros autores consideran que poseen un marcado simbolismo. Los de Narzana, que siguen un modelo que también se aplica en Valdebárcena y La Lloraza (Villaviciosa) y Ceares (Gijón), pueden hacer referencia a las dos naturalezas de Cristo, la humana y la divina. En esta portada, los relieves de arquivoltas, capiteles y parte de las impostas acusan la influencia del románico de Villaviciosa, pero las metopas y los canecillos, que se alternan en el tejaroz, están ejecutados con el estilo preciosista que caracteriza a varios ejemplos del románico ovetense, con los que Narzana comparte también algunos temas. En las metopas se localizan, de derecha a izquierda, una escena de lucha entre dos hombres, la Anunciación a los Pastores, la Adoración de los Magos, Daniel en el foso de los leones, la despedida del caballero y dos sirenas- ave afrontadas. Entre estas representaciones, llama la atención la de la despedida del caballero, presente en uno de los capiteles pertenecientes a la fábrica románica del monasterio de San Pelayo de Oviedo, del que dependía la iglesia de Narzana, en la iglesia de San Esteban de Sograndio (Oviedo), en San Pedro de Villanueva (Cangas de Onís) y en Santa María de Villamayor (Piloña). Es muy probable que los temas que aparecen en las metopas, especialmente los que se refieren a episodios evangélicos, se encontrasen también en algún templo desaparecido situado en el entorno ovetense. En los canecillos de los extremos se representan cabezas monstruosas, y en tres de los interiores, figuras de danzarinas en diversos pasos de baile. La cubierta de la nave es a dos aguas y se remata con dos aleros en los lados norte y sur, con moldura sencilla y canecillos desornamentados. La cabecera, que presenta gran similitud con respecto a la del cercano templo románico de San Esteban de Aramil (Siero), está formada por un ábside semicircular precedido de tramo recto y cuenta con una cornisa que reposa en canecillos. Algunos de estos canes se adornan mediante rollos, cintas unidas a bolas o a volutas, serpientes paralelas y entrelazadas, felinos y otras formas ornamentales. Hay que destacar tres canecillos antropomorfos que pueden representar monjes: en dos de ellos, la figura porta un libro, y en el tercero, las manos unidas sobre el regazo en actitud de oración. Recorre toda la cabecera una imposta decorada con hojas lanceoladas y medias bolas, y en el centro del ábside aparece una ventana compuesta por una arquivolta protegida por guardapolvo y dos columnas que rematan en capiteles decorados mediante apomados. En el interior, la nave se cubre mediante entramado de madera a dos aguas. En cada uno de los lienzos meridional y septentrional fueron abiertas tres ventanas románicas en forma de saetera de remate semicircular. A la cabecera se accede a través de un arco triunfal que consta de una doble arquivolta apuntada, protegida por guardapolvo que reposa en tres columnas acodilladas situadas a cada lado. La ornamentación de dicho arco triunfal resultó bastante dañada durante un incendio que sufrió el templo en 1936, por lo que para llevar a cabo el análisis de ésta se han tenido en cuenta fotografías anteriores a ese año, concretamente las del archivo MAS. Dos series de zigzag recorrían el exterior de la primera arquivolta, cuyo intradós se decoraba mediante tetrapétalas, que también aparecían en el lado interno de la segunda arquivolta, mientras que el frente de esta última presentaba una cenefa ornada con medios círculos. En el primer capitel del lado del Evangelio se disponen sobre un fondo vegetal dos leones afrontados y unidos en una sola cabeza, que se coloca en la arista de la cesta, siguiendo el mismo esquema compositivo que se aplica en San Andrés Valdebárcena y en Santa María de Lugás (Villaviciosa). Un personaje con un libro abierto, que quizás haga referencia al estamento eclesiástico, se representa en el segundo capitel, junto a otras dos figuras, una de ellas aparece tocando un instrumento musical, quizás un órgano de mano. El otro capitel del mismo lado se decora mediante hojas y bolas. Estos motivos también aparecen en el central y el interior de la derecha, mientras que la cesta del exterior se decora mediante dos grifos afrontados similares a los de la portada. La cabecera se cubre con bóveda de cañón en el tramo recto y con bóveda de cuarto de esfera en el hemiciclo, en el que se sitúa la ventana mencionada. La iglesia de Santa María de Narzana está influida por edificios pertenecientes al románico ovetense y al de Villaviciosa, lo que quizás se deba a su dependencia del monasterio de San Pelayo de Oviedo y a la presencia de importantes propiedades del cenobio de Santa María de Valdediós en el valle de Sariego. Se relaciona con la escultura de la Cámara Santa y con la que procede de la fábrica románica de San Pelayo, que datan del tercer cuarto del siglo XII, lo que podría indicar que la iglesia de Narzana fue construida durante este período. Sin embargo, numerosos templos de la zona de Villaviciosa, como Valdebárcena, Viñón y Lugás, con los que también Narzana presenta numerosas afinidades, fueron edificados entre finales del siglo XII y principios del XIII. Por esto, Santa María de Narzana sería más bien levantada en este último lapso, cuando además se edificaron otras iglesias rurales del grupo ovetense, que también se vinculan estilísticamente con este templo situado en el concejo de Sariego.