Identificador
33559_01_011
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
María Fernández Parrado
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Bada
Municipio
Parres
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
SE SITÚA ESTA PEQUEÑA CAPILLA, conocida popularmente como los Santos Mártires de Bada, en una pequeña loma situado a 200 m del pueblo, a la que se accede por un camino que parte del mismo núcleo. Carente totalmente de referencias documentales durante el período medieval, considera P. García Cuetos que éste pudo haber sido el lugar donde originalmente se asentó la aldea de San Martín durante el período medieval, siendo posteriormente abandonado y despoblado para situarse en el lugar actual, quedando como único testimonio del primitivo origen del poblado este pequeño santuario. De origen medieval, posiblemente edificada en un avanzado siglo XIII, la capilla de los Santos Mártires parece que fue reedificada hacia el siglo XV o XVI de acuerdo con la arquitectura popular de la época, y manteniendo algunos vestigios de su primitiva fábrica. Durante la guerra civil, víctima de un fuerte incendio, el pequeño santuario quedó prácticamente destruido y fue abandonado, convirtiéndose con el paso de los años en una ruina devorada por la maleza y en progresivo deterioro. Entre los años 1993 y 1994 la iniciativa vecinal y el apoyo de las instituciones públicas decidieron poner remedio a su destrucción y tratar de recuperar el viejo santuario, del que, a juzgar por fotografías anteriores a la restauración, sólo quedaban en pie la fachada occidental y el arco triunfal, reduciéndose el resto a escombros. Una vez restaurada, respetando en lo posible su trazado original, la capilla de Bada es un pequeño edificio de estructura sencilla: nave única y cabecera cuadrada, cubierta en los dos espacios con armadura de madera. I. Ruiz de Peña advierte, en su estudio sobre este templo, que, según informaciones del párroco, durante las obras, al levantar el pavimento, aparecieron una serie de restos o relieves que se volvieron a sepultar, lo cual nos impide conocer si se trata de piezas procedentes de la construcción medieval. En el interior, como único elemento de filiación románica resta en estos momentos el arco triunfal, compuesto por un sencillo arco de medio punto sobre capiteles imposta decorados con toscos y deteriorados relieves, signo de que nos hallamos ante una obra tardía y de carácter eminentemente rural. La imposta de la izquierda, decorada con reticulados, bolas y entrelazados, parece compuesta al menos por restos de tres piezas diferentes, seguramente obra de alguna intervención anterior a la destrucción de 1937, ya que en las descripciones que la prensa local recoge antes de emprender la restauración de los años noventa, se muestra este elemento como hoy podemos verlo. Por su parte, en la imposta de la derecha se suceden una serie de motivos figurativos entre los que se suceden: un ave, una figura humana, una bola, una especie de lira y cruz inscrita en un círculo, dispuestos en friso y sin aparente conexión entre ellos. Piezas similares a las del toral las encontramos en la portada occidental que da acceso a la capilla, donde se reaprovecharon dos capiteles-imposta, compuestos por un listel liso y bisel decorado a base de hojitas enfiladas, entre las que se intercalan bolas, siguiendo un modelo de tradición grecorromana muy difundido en los repertorios medievales, traducido aquí al lenguaje ingenuo y popular del románico arcaizante. La presencia de estos repertorios, tanto en las impostas de la puerta como en las del arco triunfal donde, como vimos, aparecen cintas ondulantes enmarcando bolas o frutos esféricos, ponen de relieve que los artífices de esta pequeña obra, probablemente pertenecientes a algún taller rural de la zona, conocieron e interpretaron, dentro de sus posibilidades, los repertorios decorativos del románico internacional para lo que sin duda les sirvieron de referencia los importantes centros monásticos del entorno, como los de San Pedro de Villanueva y Soto de Dueñas, inagotables fuentes de inspiración para los artesanos locales más allá de las cronología propias del estilo, como es el caso que no ocupa, datado a finales del siglo XIII o principios de la siguiente centuria.