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Interior

Identificador
49211_03_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 19' 8.91'' , -6º 6' 38.18''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de La Natividad de Nuestra Señora

Localidad
Villamor de Cadozos
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL está levantada fundamentalmente a base de sillería granítica, con algunos elementos de mampostería del mismo material. Consta de cabecera cuadrada, una nave y espadaña a los pies, con la sacristía y trojes adosadas al norte, desde las que se abre un amplio pórtico bajo el que se halla la portada. Mantiene en buena parte la estructura de la primitiva iglesia románica, aunque con reformas que pueden datarse desde época bajomedieval hasta más o menos el siglo XVIII. En 1988 se llevó a cabo una pequeña excavación arqueológica en el entorno, donde se descubrió la necrópolis medieval y algunos materiales cerámicos de época romana. La cabecera, tal como hoy la vemos, con cubierta a cuatro aguas, es el resultado de una de las reformas más tardías, aunque es fácil ver en sus muros la primitiva románica, algo más baja y con cubierta a dos aguas, con testero plano sobre el que se abría una sencilla saetera, seguramente cegada al colocarse el retablo. Toda esta cabecera románica era de sillería y mientras el muro meridional aparece completamente cubierto por la sacristía, el norte se conserva en su integridad, manteniendo aún in situ once canecillos de nacela, aunque uno de ellos fue desplazado al abrirse posteriormente el ventanal. La reforma posmedieval hizo desaparecer la cornisa y elevó el muro varias hiladas, pero aún así las dimensiones de la cabecera románica en planta eran idénticas a la actual, y en alzado solamente un poco menores. Con la nave ocurre lo mismo, conservándose la fábrica románica prácticamente en su totalidad, aunque en el lado sur se adosaron las trojes y el espacio que queda bajo el pórtico está más transformado. En este lado se rasgó buena parte del antiguo paramento para abrir una portada moderna, mientras que la antigua románica, situada algo más hacia el este de la actual, se inutilizó. Se disponía ésta a ras de muro y hoy la vemos cegada, apreciándose sólo su estructura en arco de medio punto, peraltado, con unas impostas de nacela rotas, quedando su umbral por debajo de la cota del suelo actual. Sobre ella se llegan a ver cinco canecillos de nacela del primitivo alero. Mucho mejor se puede ver la nave románica en el muro septentrional. Es ligeramente más ancha que la cabecera, pero los aleros de uno y otro cuerpo quedaban a la misma altura. Presenta el paramento recorrido por tres contrafuertes de remate achaflanado, uno para soportar los empujes del arco triunfal y los otros dos para dividir interiormente la nave en tres tramos, aunque sin duda su cronología es posterior. El muro es liso, macizo, con el alero completo, compuesto por 25 canes de nacela y cornisa de listel y chaflán, aunque alguna pieza presenta también perfil de nacela. El último tramo de la nave es más largo y mediante una clara ruptura de hiladas, da paso a la espadaña -como es habitual usada también como “juego de pelota”-, cuyo formato es el típico de Sayago, con zócalo rematado en chaflán, ligeramente más grueso, seguido de gran cuerpo macizo rematado lateralmente en acusados chaflanes, para dar paso a otro cuerpo más estrecho, de cortos laterales rectos y remate a piñón. Dos troneras de medio punto, sencillas, albergan las campanas y en la enjuta que forman se abre una tercera, del mismo tipo, aunque mucho más pequeña. No es fácil precisar la cronología de esta espadaña ya que es un tipo que, aunque arrancando de época románica, se sigue imitando durante siglos que trascienden incluso a la Edad Media. En principio la rotura de hiladas respecto a la nave podría ser un argumento a favor de la posterioridad de la espadaña, pero eso tampoco es un argumento definitivo, ya que suele ser habitual que este elemento se construya de manera independiente a la nave, aún dentro de un mismo momento. En el interior del templo llaman la atención los tres grandes arcos diafragma apuntados -el triunfal y los dos de la nave-, cuya construcción se llevaría a cabo en época gótica. Los muros muestran la sillería limpia, donde se aprecia el formato de la primitiva portada cegada del mediodía. De la cabecera románica se ven algunos restos en el interior de la sacristía: un can de nacela y algún otro recortado y sobre todo ello una saetera, ya de la fábrica gótica. En las trojes, usadas hoy como trastero, se ven también algunos canes de nacela y restos de pintura mural que podrían ser del siglo XVI y formarían parte de una desaparecida capilla a la que se accedería a través de la portada románica, que sería sustituida por la actual dependencia, que vendría a ocupar tan sólo la mitad oriental de aquella capilla. En definitiva, nos hallamos ante un edificio que, a pesar de los enmascaramientos, conserva casi la totalidad de la construcción románica, una iglesia cuyas dimensiones fueron prácticamente las mismas que las actuales. El modelo, con cabecera cuadrada, es el típico del tardorrománico zamorano, aunque en este caso nos falta cualquier posible elemento decorativo que pueda hacer más precisa su cronología. Aún así, y teniendo en cuenta la inercia que caracteriza a este tipo de construcciones, cabe plantear una reflexión sobre el alcance cronológico de una fábrica de estas características, tan frecuentes en las iglesias de Sayago y para las que sospechamos que perfectamente pudieron alcanzar, al menos en algunos casos, unas fechas que habitualmente se consideran dentro de época gótica, abarcando tal vez todo el siglo XIII. No obstante esta hipótesis no pasa de ser una mera especulación casi imposible de comprobar, al menos de momento.