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Vista exterior del ábside desde el sur

Identificador
30092_05_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Esteban

Localidad
Zolina
Municipio
Aranguren
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA IGLESIA SE ENCUENTRA LOCALIZADA en lo alto de la localidad, apoyada por su lado sur en la vieja casa parroquial que ha sido restaurada como centro de acogida, en tanto que la iglesia se conserva en estado bastante deficiente, atendida en lo posible por vecinos de la localidad. Se trata de un edificio de una sola nave, con ábside semicircular al exterior y al interior, edificado, a excepción de la torre, con sillarejo bastante irregular. El ábside presenta diez hiladas de sillar hasta la ventana, con unos veinticinco centímetros de grosor de media. La citada ventana estuvo flanqueada, en origen, por sendos contrafuertes de los que hoy tan sólo queda exento el septentrional, puesto que el meridional quedó integrado en la obra de la sacristía. El vano es algo más amplio que las habituales saeteras románicas y se adorna con imposta y chambrana lisas. Además de la ventana axial, nos encontramos con otros tres abiertos en diversas épocas en el lado de la epístola y en el hastial. El muro concluye a lo largo de casi toda la iglesia en canecillos lisos que soportan arquillos, que recuerdan grandemente a la iglesia vecina de Labiano y a la no muy lejana Najurieta, al otro lado de la Sierra de Tajonar. En el último tramo del muro de la epístola, se abre la sencillísima portada de un poco más de 3 metros de ancho y 1,30 de grosor. Se compone de tres arquivoltas lisas en platabanda y chambrana, apoyadas en pies derechos. Por último, sobre el tramo de los pies de la iglesia se alza también la torre, parcialmente destruida al retirar un viejo reloj y con una construcción anexa de ladrillo. Todo ello no impide que nos fijemos en el sillar de bastante buena calidad, que contrasta con el del resto de la iglesia y nos hace pensar que se trata de una edificación algo posterior, lo que queda confirmado por el examen de sus capiteles. Los vanos se disponen por parejas en cada cara, son de medio punto y doblados, descansan sobre pies derechos -a los lados- y sobre una elegante columna en el centro, columnas que presentan fustes octogonales lisos, basas sencillas y bonitos capiteles. El meridional se decora a base de hojas grandes, naturalistas e individualizadas, propias del segundo tercio del siglo XIII, con cara barbada en el centro; el occidental incluye una pareja fundida en intenso abrazo y un águila explayada y el occidental hojas de hiedra. Al interior apreciamos tres tramos y la cabecera semicircular. Los tramos se articulan mediante gruesas pilastras con medias columnas adosadas donde descansan los fajones doblados y ligeramente apuntados. En el caso del arco triunfal de embocadura del ábside, las pilastras son mucho más gruesas y presentan dos medias columnas adosadas. Este elemento, poco frecuente en el románico rural navarro, sin embargo no es extraño en la arquitectura más monumental del tardorrománico. Encontramos pilastras con dobles semicolumnas en el presbiterio del monasterio de La Oliva y en los muros laterales de la parroquia de Santa María la Real de Sangüesa, además de en numerosos soportes de la antiguamente denominada “escuela hispanolanguedociana” tardorrománica. Debemos reseñar los capiteles de las medias columnas donde descansan los fajones. En ellos encontramos decoraciones sencillas. En los capiteles dobles de las semicolumnas geminadas vemos astiles rematados en volutas que se cruzan en aspa en el frente, o bien se colocan dibujando un triángulo (con bolas intermedias), mientras en los ángulos se disponen por parejas flanqueando sendas cruces. Los del fajón intermedio son semejantes, mientras que los del coro son algo más complejos. El septentrional desarrolla un entrelazo de tres senos con una cabeza y una figura humana en los ángulos; el meridional, dos hileras de lancetas de nervio axial culminando en astiles avolutados. Las medias columnas fueron suprimidas por la fábrica renacentista del coro, de manera que los capiteles actúan como ménsulas. El motivo predominante, los astiles rematados en voluta, tuvo gran predicamento en el románico rural de la cuenca de Pamplona y valles orientales de la Zona Media. Las bóvedas siguen modelos parecidos a los vistos en numerosas iglesias, como Labiano, el Crucifijo de Puente la Reina y tantas otras, con medio cañón apuntado para los tramos de la nave y horno o cuarto de esfera también apuntado para el ábside. Todo ello nos lleva de nuevo a proponer una cronología en los primeros años del siglo XIII, ya que los modelos de los que deriva fueron edificados en las últimas décadas del XII, como La Oliva consagrada en 1198. Para finalizar, debemos mencionar la pila bautismal situada al fondo del muro del evangelio. Presenta una gran base cuadrada, desde la que se alza un pesado fuste cilíndrico con dos grandes molduras baquetonadas en sus extremos y taza semiesférica en la parte inferior y cilíndrica en la superior, alrededor de la que encontramos una sencilla decoración a base de arquillos doblados de medio punto. Su configuración apunta la misma cronología que la iglesia.