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Vista general de Sant Julià de Canalda

Identificador
25148_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.1230213,1.5187453
Idioma
Autor
Nuria Trigueros Beltrán
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Julià de Canalda

Localidad
Canalda
Municipio
Odén
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Julià de Canalda

Descripción

Iglesia de Sant Julià de Canalda

El templo de Sant Julià se erige en la pequeña población de Canalda, situada a los pies del sector más meridional de la sierra del Port del Comte, rodeado de altas sierras como la de Puig Arnau o Canalda, y recorrido por torrentes y riachuelos, que fluyen desde el río Ribera Salada. Para llegar desde Solsona se debe tomar la carretera LV-4241 en dirección a Sant Llorenç de Morunys y, llegados a Coll de Jou, se gira a la izquierda por la carretera L-401. Recorridos unos 3 km se toma una carretera a la izquierda que conduce a dicha población.

 

Adem´s de la mención a la parroquia de Canalda en el acta de consagración apócrifa de la Santa María de La Seu d’Urgell (839), por fortuna  se conserva su propia acta de consagración, que tuvo lugar el 16 de febrero del año 900. Gracias a este documento se sabe que el entonces obispo de Urgell, Nantigís, a petición de los parroquianos que la habían edificado, la consagró y la constituyó en parroquia, delimitó sus tierras, confirmó sus posesiones y encomendó al diácono Campí que ejerciera el sacerdocio. A cambio, la parroquia debía pagar un censo anual a Santa Maria de La Seu d’Urgell. Esta vinculación a la canónica urgelitana debió de perdurar en el tiempo, pues en un breviario del siglo xii es mencionada una ecclesia de Canauda que otorgaba prestaciones al arcediano Prats de La Seu d’Urgell. Posteriormente, a finales de siglo xvi, la parroquia pasó a formar parte del recién creado obispado de Solsona.

 

La estructura primigenia del edificio se ha visto notablemente modificada por intervenciones posteriores que han alterado su morfología. Mateo Vidal y Montserrat Vilaseca han apuntado que en origen contaba con una nave única y un triple ábside plano. También Claustre Rafart y Joan-Albert Adell, han hecho referencia a un ábside en el sector meridional. Sin embargo, actualmente ningún indicio parece evidenciar la existencia de esta estructura en planta. A la nave se le añadieron con posterioridad dos grandes capillas laterales de planta rectangular. La cabecera también debió de ser modificada, cuando el lugar del ábside fue sustituido por un cuerpo rectangular que hace las funciones de sacristía y que se sitúa justo por detrás del ábside actual. Asimismo, en el muro norte se adosó una escalera que da acceso al campanario de espadaña con doble ojo. Entre los vestigios que han subsistido de la fábrica románica se encuentran una pequeña capilla adosada al muro sur, junto a la puerta de entrada, y parte del ábside, hoy parcialmente a la vista en el sector meridional. En los muros laterales de cada uno de estos elementos se abren sendas ventanas. La correspondiente a la capilla sur es de derrame único y sus jambas están constituidas por sendos sillares rectangulares; la del ábside, que debió de tener una morfología pareja a la anterior, fue posteriormente modificada cuando se edificó la sacristía. Tanto en el ábside como en la capilla se utilizó un aparejo bastante irregular, constituido a base de sillares de diversos tamaños escasamente labrados y dispuestos irregularmente. Este material contrasta con el utilizado en otros tramos los muros, en el que los sillares están mejor trabajados, son más regulares y se encentran dispuestos en hiladas uniformes. En la fachada occidental, una ventana de doble derrame y arco de medio punto podría corresponder a la fase constructiva románica, aunque se desconoce si ésta fue su ubicación original. Encima de ella se observa un sillar decorado con una cruz patada incisa. Finalmente, el acceso al templo se realiza por una puerta ubicada en el muro sur, la cual está formada por un arco de medio punto de grades dovelas. Sobre la portada, se abre una ventana con un arco de medio punto ligeramente abocinado. Ambos elementos se han considerado adiciones posteriores. Asimismo, hay que señalar que los batientes de esta puerta conservan elementos de forja de clara filiación románica, aunque no se puede asegurar que correspondan a dicha etapa constructiva.

 

En el interior, a pesar de las modificaciones y añadidos de época posterior, y de encontrarse totalmente rebozado y pintado, se consigue vislumbrar buena parte de la estructura de la obra románica. Su nave se cubre con una bóveda de cañón reforzada por dos arcos fajones que se apoyan en sendas ménsulas en el lado septentrional y en pilastras en el meridional. El paso al ábside se realiza mediante un arco triunfal, que arranca directamente del muro en el lado sur y desde una pilastra en el norte. Actualmente, en este ábside se abre una puerta que da acceso a la sacristía. En segundo término, en el muro sur, entre la puerta y la capilla de época moderna, se sitúa la citada capilla lateral que podría corresponder a la fase románica, un espacio prácticamente cuadrado, también cubierto con bóveda de cañón.

 

Si bien se ha datado la construcción los desaparecidos ábsides en fechas muy tempranas, concretamente en los siglos ix y x, se ha asignado una cronología posterior para la nave y el muro de poniente, entre los siglos xi y xiii.

 

En el exterior del muro occidental de la pequeña capilla meridional se halla encastado un gran y alargado sillar, quizás un sarcófago reutilizado, decorado con una estrella de seis puntas y una flor de seis pétalos, ambas inscritas en un hexágono. La estrella está trabajada mediante incisiones en la piedra, mientras que flor presenta un ligero vaciado en sus pétalos. Se trata de una decoración muy sencilla y de carácter popular, en la línea de otras representaciones que aparecen en la arquitectura rural de la comarca. A modo de ejemplo, cabe mencionar el sillar decorado en uno de los muros de la iglesia de Sant Climent de Castelltort o el conservado en Sant Pere de Castellar en Castellar de la Ribera, ambos con una decoración muy similar. El motivo de la flor o la estrella, que constituye una versión de la misma, se relaciona en el arte medieval con el alma y el concepto de eternidad. Por este motivo, en numerosas ocasiones se encuentra en contextos funerarios como sarcófagos o estelas discoidales. Tal es el caso de los sarcófagos de Sant Just i Sant Pastor de la Valldan, Sant Martí cerca de Linyà, Santes Creus de Castellar de la Ribera o Santa María de Claret. Por otro lado el Museu Diocesà de Vic conserva tres sarcófagos decorados con este tipo de flores o estrellas de seis puntas inscritas en círculos y que se han datado entre los siglos xii y xiii.

 

Texto y fotos: Nuria Trigueros Beltrán

 

Bibliografía

 

Baraut i Obiols, C., 1986, pp. 74-75; Baraut i Obiols, C., 1992-1993, pp. 57-59; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 86-87, 111 y 201-204; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXII, pp. 57-59; Llorens Solé, A., 1986-1987, II, p. 414; Oliver i Bruy, J., 2003, pp. 35-36; Vidal Sanvicens, M. y Vilaseca López, M., 1979, pp. 101-102, 105, 107, 109, 110 y 224-226; Villanueva Astengo, J., 1803-1852, X, pp. 83-84.