Identificador
              09567_01_002
          Tipo
          
      Formato
              
          Fecha
              Cobertura
              43º 4' 35.12'' , -3º 33' 45.08''
          Idioma
              
          Autor
          José Manuel Rodríguez Montañés,José Luis Alonso Ortega,Augustín Gómez Gómez
              Colaboradores
          Sin información
              Edificio Procedencia (Fuente)
              País
              España
          Edificio (Relación)
              Localidad
              Santa Olalla
          Municipio
              Espinosa de los Monteros
          Provincia
          Burgos
              Comunidad
              Castilla y León
          País
              España
          Descripción
              LA PEQUEÑA IGLESIA DE SANTA EULALIA, erigida en la zona superior del empinado y disperso caserío, constituye uno de los edificios más sorprendentes de todo el románico burgalés. Su modestia exterior, con una breve nave levantada en mampostería con refuerzo de sillares en los ángulos, fachada meridional protegida por un pórtico a un agua con espadañita de sillería a los pies y moderna cabecera de testero plano con sacristía cuadrada adosada al sur, no hace ni presagiar incluso la existencia de un templo románico. Lo que de éste resta es visible al interior, ciñéndose al cuerpo de la nave, pues la capilla, cubierta por encalada bóveda de arista, es obra claramente posmedieval. Tampoco parece románica la pequeña espadaña de dos vanos lisos de medio punto y remate apiñonado, alzada como prolongación del hastial occidental, éste también rematado a doble vertiente y cuyos esquinales se refuerzan con sillares de caliza bien escuadrados. Sin embargo, franqueada la simplísima portada de arco de medio punto sin moldurar, nos encontramos con el cuerpo de la nave románica, interiormente articulados sus paramentos por altas arquerías decorativas de arcos de medio punto sobre pilastras prismáticas encapiteladas por zapatas lateralmente molduradas con estrías escalonadas a modo de engranaje (similar decoración encontramos en una imposta de la portada de Bortedo), que delimitan así cuatro cortos tramos. La nave se cubre con cielo raso de madera, dando paso a la cabecera un también moderno arco triunfal de medio punto, conservando sólo una de las ventanas originales abierta en el tramo más oriental de la nave, de saetera fuertemente abocinada al interior. La extrema simplicidad y la excepcional articulación del muro han hecho suponer orígenes prerrománicos para este templo, relacionándolo incluso con el arte asturiano. Y es que aun cuando pudiera parecer desatinado derivar de la arquitectura del reino astur (Santa María del Naranco, Santa Cristina de Lena) esta articulación muraria, no encontramos ni geográfica ni cronológicamente más claro referente para este templo de Santa Eulalia, sin menoscabo de una posible inspiración aragonesa. Sorprendería, en cualquier caso, esta recurrencia a modelos altomedievales en un templo consagrado en la tercera década del siglo XII, como constata la inscripción grabada en un sillar y parte de otro del exterior del muro meridional de la nave, hoy incluido en la sacristía. De caracteres algo descuidados, recuadrados por una incisión y dividida en siete renglones, reza:  ERA MCLX FVIT CONSECRATA EC(c)L(esi)A S(an)C(t)A EVLALIA NOTVM DIE IDVS MARCII GUNDISALVVS PR(e)SB(ite)R ET PEREGRINVS AB EP(iscop)O MICHAEL TIRASONA FECIT CONSE SECRARE  La traducción de esta consecratio sería: “En la era de 1160 (año 1122) fue consagrada esta iglesia de Santa Eulalia, en el señalado día de los idus de marzo (15 de marzo). Gonzalo, presbítero y peregrino la hizo consagrar por el obispo Miguel de Tarazona”. Aunque resulta un incógnita el motivo por el que se recurrió a un obispo aragonés para la consagración del templo, cuando lo habitual hubiese sido acudir al recién elegido prelado burgalés don Jimeno, es probable que la causa radique en la cierta violencia impuesta en el reino y su obispado principal por Alfonso I el Batallador en estos años, constando además la intervención del impetuoso aragonés en diversas donaciones a San Salvador de Oña y otros monasterios del norte de Castilla. Miguel fue el primer prelado, entre 1119 y 1151, de la recién recuperada Tarazona. Conserva el edificio otras dos inscripciones. La primera, inacabada, se grabó en la zona alta de la pilastra entre el tercer y el cuarto tramo de la nave y en ella leemos: + TELLU / ABA FU, es decir “el abad Tello (¿fundó?)”. La otra inscripción, más completa pero de difícil lectura, se grabó en un sillar del mismo muro septentrional, sobre la pilastra que divide el segundo y el tercer tramo. En ella acertamos a leer, con muchas reservas:  + TELLU ABA PETRUS PASCANTO MA(g)IST(e)R FUN /AV ... DAVE  La clara alusión a un abad llamado Tello del anterior epígrafe se completa aquí con otra a un maestro Petro Pascanto, por lo que encuentra nuevos argumentos un origen monástico del templo, anterior a la consagración de 1122.