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Capiteles izquierdos del arco triunfal

Identificador
33427_01_053
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Adriana Carriles García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santiago

Localidad
Arlós
Municipio
Llanera
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTIAGO DE ARLÓS es un pequeño edificio que puede ser fácilmente identificado como un ejemplo del llamado románico de tipo popular, cuya características estructurales mantiene a pesar de los añadidos de épocas posteriores, añadidos entre los que se encuentran dos capillas flanqueando el ábside, la espadaña (del siglo XVII) y un pórtico abierto en los lados sur y oeste que cobija la portada principal. En 1997 se efectuaron labores de restauración que suprimieron parte de dicho pórtico, para dejar al descubierto la portada. En origen, Santiago de Arlós habría sido un templo de nave única y ábside cuadrado; la cubierta, de madera a dos aguas para la nave y de bóveda de cañón para la cabecera. En el interior se conserva el arco triunfal, al que Vigil, en 1887, hacía una referencia por llamar “la atención de los aficionados a la arqueología por su elegancia y buena conservación”. Se trata de un arco triunfal articulado en dos arquivoltas de medio punto, protegidas por guardapolvo ajedrezado, y molduradas a base de boceles y medias cañas, dentro de las cuales se sitúan perlas (en el caso de la primera arquivolta) y puntas de diamante (en el caso de la segunda); además de ello, los boceles, tanto en el frente como en el intradós, se decoran con una sucesión de semicírculos concéntricos, que volveremos a encontrar en la portada occidental, lo cual otorga una fuerte sensación de homogeneidad a todo el conjunto decorativo. Ambas arquivoltas descansan sobre impostas decoradas a base de entrelazos y palmetas; las columnas, pareadas las del interior, rematan en capiteles de cuidada factura técnica, cuya ornamentación sobrepasa los límites del cuerpo del capitel y actúa a modo de friso continuo, sin llegar a serlo. En la jamba izquierda, el primer capitel muestra una pareja de gallos afrontados, símbolos del Cristo triunfante, picoteando un fruto; sobre ellos aparecen sendos rostros humanos, inexpresivos, flanqueados por volutas vegetales. El segundo capitel, muestra dos parejas de aves apicadas, en esta ocasión palomas, sosteniendo nuevamente un fruto; a uno de los lados de cada pareja aparece una nueva ave, en este caso sola, acompañada de más frutos; y sobre ellas, rostros masculinos entre volutas. En todos los casos destaca el tratamiento dado al plumaje, de líneas esquemáticas pero muy detallado. El tema de dos aves afrontadas era un motivo recurrente del arte románico, y se conocen numerosos ejemplos en edificios asturianos de la época, especialmente en las zonas costeras. Esta iconografía, surgida en la etapa paleocristiana, poseía un claro significado eucarístico (las almas de los hombres bebiendo de la fuente de la vida), aunque progresivamente la imagen iría reforzando su carácter decorativo en detrimento del significativo. Los capiteles de la jamba derecha, por su parte, se decoran con motivos vegetales de grandes hojas lanceoladas, rematadas, algunas de ellas, en frutos apomados; en la parte superior, asomando entre las hojas, aparecen varios rostros humanos y varias máscaras, entre monstruosas y caricaturescas. La portada occidental está conformada por dos arquivoltas de medio punto protegidas por un guardapolvo nuevamente decorado con ajedrezado. La primera arquivolta, es decir, la exterior, aparece finamente decorada con dos bandas de semicírculos concéntricos, similares a los del arco triunfal, que flanquean una moldura cóncava en la que se tallaron formas florales; los semicírculos concéntricos también se repiten en el intradós de esta arquivolta. La segunda arquivolta presenta una decoración similar, aunque sustituye las rosetas por pequeñas tetrapétalas de botón central, y los semicírculos por dientes de sierra de poco resalte; en el intradós, los dientes de sierra flanquean puntas de diamante. Ambas arquivoltas descansan sobre impostas ornamentadas con un doble motivo: dos finas líneas de sogueado en la parte superior, y un dibujo de lacería enmarcando flores en la parte inferior. A pesar de desarrollarse en dos arquivoltas, la portada de Arlós sólo presenta un capitel decorado a cada lado; la rosca interior apoya, tras la correspondiente imposta, directamente en la jamba, hecho que parece deberse a razones estéticas, pues las líneas de puntas de diamante y dientes de sierra que remata dicha arquivolta continuan a lo largo de las jambas, hasta llegar al nivel de la basa, otorgando a la portada un aspecto homogéneo. En cuanto a los capiteles, el del lado izquierdo representa una escena de cetrería, con la imagen de dos caballeros, sobre sus monturas, y con un halcón posado en sus brazos. El capitel del lado derecho, aunque más erosionado, permite distinguir dos grandes animales afrontados, sobre los que aparecen sendos rostros humanos entre volutas vegetales. Al exterior, el ábside conserva el alero decorado con canecillos tallados, así como un vano rematado en un arco de medio punto y guardapolvo ajedrezado, sostenido por dos finas columnas. La pequeña rosca repite la decoración de semicírculos concéntricos en los boceles y las puntas de diamante en la moldura cóncava, así como las crucetas inscritas en círculos, en ambas impostas. Los capiteles muestran parejas de animales afrontados: en el caso del capitel izquierdo, son dos cuerpos compartiendo una única cabeza de cordero que sostiene con sus patas delanteras un objeto, quizá un libro, siguiendo la iconografía cristológica del Cordero Apocalíptico. El capitel derecho de la ventana del ábside presenta dos felinos que también comparten una misma cabeza de aspecto monstruoso devorando un pequeño animal. La imagen de dos felinos afrontados puede tener varias lecturas simbólicas; la primera de ellas es la que se relaciona con el miedo que provocan estos animales, por lo que su ataque podría simbolizar, sencillamente, la muerte, tal como es frecuente encontrar entre sarcófagos paleocristianos; otras posibilidades son la lucha entre el vicio o la virtud, la angustia y el miedo producidos por el pecado, incluso como representación del propio infierno o, en términos más amplios, la lucha del Bien contra el Mal, aunque es preciso señalar que el león también puede tener una lectura positiva, como símbolo apotropaico; el hecho de que los leones del capitel de Arlós tengan entre su boca la figura de un animal parece reforzar el mensaje infernal y representar simbólicamente el castigo de los pecados. No cabe duda de que su vinculación con los grandes centros religiosos de Oviedo condicionó la decoración escultórica de esta pequeña iglesia, que incluye temas iconográficos propios de los talleres ovetenses, como las escenas cinegéticas o los gallos afrontados del arco triunfal. Pero, probablemente por su situación en el centro geográfico de la región, en Santiago de Arlós también pueden rastrearse relaciones con otras iglesias de los concejos vecinos de Gijón y Avilés, por ejemplo, en los capiteles que representan felinos afrontados, y que son muy similares a los de San Miguel de Serín (Gijón) y San Pedro Navarro de Valliniello (Avilés); de hecho, M. S. Álvarez ve posible que en Santiago de Arlós haya trabajado, al menos parcialmente, el mismo taller que en Serín, taller que, por otra parte, tiene fuerte vinculación con el estilo difundido desde Oviedo. Por todo lo expuesto, puede concluirse que la iglesia de Santiago de Arlós es un buen ejemplo de la influencia ejercida por la corriente artística de Oviedo sobre las pequeñas parroquias rurales de su área más próxima.