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Sección transversal

Identificador
24722_02_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 26' 43.05'' , -6º 14' 24.41''
Idioma
Autor
Óscar Agustín Burón Rodrigo
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan Bautista

Localidad
Turienzo de los Caballeros
Municipio
Santa Colomba de Somoza
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
HOY DÍA EL TEMPLO presenta una compleja estructura determinada por la sucesión de campañas y añadidos desde la primitiva edificación románi ca hasta las últimas obras del siglo XVIII. Fruto de la reforma casi integral tras la ruina sufrida por parte del conjunto en la segunda mitad del siglo XVI, aparece como un edificio de dos naves, más ancha la meridional, que en su perímetro coincidiría con la románica, separadas por pilares de desigual sección y divididas en tres tramos irregulares, con cabecera de testero plano. En la nave norte se abre, al este, una capilla tardogótica con contrafuertes angulares y cubierta con bóveda de terceletes, decorada con pinturas barrocas, en cuyas claves aparece una cruz de Malta y la fecha de 1596. Otra capilla, de cabecera semihexagonal y reducidas dimensiones, con función de baptisterio e idéntica cronología, se abrió al oeste de esta nave norte. Entre 1745 y 1748 se realizó la sacristía, también abierta al norte. De este mismo siglo son las últimas obras reseñables, que alzaron el pórtico meridional y el trastero anexo, así como la espadaña y su escalera lateral de acceso. De la primitiva estructura de fines del siglo XII se reutilizó parte del lienzo meridional de la nave, el correspondiente al primer tramo de esta nave sur. Es clara la ruptura respecto a los dos tramos más orientales, tanto en alzado como en planta, como puede comprobarse por la desviación del eje longitudinal visible en el plano que acompaña a estas líneas. Estos dos tramos orientales de la nave sur se cubren con bóveda de cañón apuntado reforzada por fajones, siendo su cronología posterior a la fase románica y anterior a la reforma del siglo XVI, indefinición cronológica ya señalada por Gómez-Moreno. Las recientemente desencaladas pinturas murales del primer tramo de la bóveda muestran un fondo de apariencia textil a base de rombos entrelazados y follaje, con un desaparecido Pantocrátor rodeado del Tetramorfos. Luis Grau data estos restos hacia el 1500 y ya en el siglo XVIII los florones que decoran el fajón. Se elevó el tramo románico en sillería arenisca pizarrosa de bellos tonos ocres, que contrasta con la mampostería del resto del conjunto. En él se abría la portada original, eliminada por la actual realizada en granito, obra del siglo XVIII. Hacia el oeste del acceso se aprecian vestigios de la portada románica, la cual no sobresalía de la línea del paramento y estaba protegida por un tejaroz, parcialmente conservado, soportado por canes figurados, de los que persisten tres aunque muy deteriorados, sólo reconociéndose un felino descabezado de larga cola que vuelve sobre su lomo y lo que parece un rostro humano. Del arco de medio punto de la portada restan cuatro dovelas, así como la imposta con decoración de entrelazos imitando cestería sobre la que apoyaba. Románicas son también las dos ventanas abiertas en el piso superior de este paramento meridional, compuestas por dos estrechas saeteras abocinadas con derrame interno. Las rodea un arco de arista abocelada y chambrana e impostas molduradas con tres filas de billetes, que apoya en dos columnillas de capiteles vegetales con crochets y otro con dos leoncillos afrontados, fustes monolíticos y basas de perfil ático. Rodean las saeteras a modo de tímpanos dos relieves de delicada factura. El correspondiente a la ventana más occidental presenta el tema del personaje alado -tradicionalmente identificado con San Miguel- luchando con el dragón. Viste el personaje túnica corta de ondulantes pliegues y se arma con un escudo piriforme con cuatro refuerzos metálicos que embraza con su izquierda, mientras que con la derecha sostiene la lanza que clava en las abiertas fauces del dragón. Éste aparece representado como un híbrido alado de cabeza de rasgos felinos con orejas puntiagudas, garras de rapaz y cola serpentiforme enroscada. El relieve aparece tratado con precisión y minucia, siendo notoria la adecuación de la composición al marco semicircular del tímpano. En la ventana oriental, el tímpano se decora con motivos vegetales de vástagos ondulantes y enroscados que encierran hojillas, granas y agrupaciones de volutas. Señalemos en éste las incisiones imitando el despiece de dovelas en el semicírculo de la pieza. Se conserva rematando este tramo del muro sur, la cornisa, que decora su bisel con un friso de ramas serpenteantes con hojas acorazonadas, flores estrelladas bajo arquitos, vástagos ondulados con zarcillos, tetrapétalas en clípeos y sucesión de cruces griegas. Similar decoración presenta la cornisa del tejaroz de la portada. Señalar por último la presencia de dos piezas, posiblemente procedentes de la antigua edificación, que aparecen embutidas en el testero de la nave sur. La primera es una especie de óculo de difícil lectura y la segunda corresponde a la parte alta de una ventana geminada, donde aparecen labrados dos arquillos de neta herradura alrededor de los cuales, con tosca talla a bisel, se esculpieron pámpanos, un tosco cuadrúpedo y una cruz ensanchada inscrita en un clípeo. La rudeza del relieve y los propios motivos decorativos, así como la herradura de los arquillos parecen proponer para esta pieza una cronología anterior (siglo X) a la de los restos románicos conservados que, a tenor de su estilo y en consonancia con la fecha de la inscripción, rondan la última década del siglo XII.