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Detalle exterior del sillar antiguo y piezas añadidas en restauración

Identificador
31242_01_253
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Julia Baldó Alcoz
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Fuente de los Moros

Localidad
Villamayor de Monjardín
Municipio
Villamayor de Monjardín
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
UBICADA EN PLENO CAMINO DE SANTIAGO a unos 200 m del casco urbano, se puede acceder a ella a través de un sendero de tierra, situado a la derecha de la entrada de la población que arranca justo encima de las bodegas Castillo de Monjardín. El objetivo de esta construcción fue acondicionar dos manantiales de la zona y almacenar el agua en un depósito, de forma muy semejante a como se planteó en la fuente de Artaiz, el otro ejemplar románico navarro. La fuente estuvo en uso desde su construcción hasta el siglo XIX, cuando fue abandonada y tapiados sus vanos con mampostería. Sólo se dejó abierta una pequeña oquedad rectangular adintelada en el arco occidental que permitía el paso al interior. Y se recondujo el agua hasta un emplazamiento cercano, ubicado paralelamente a menor altura, donde se construyó otra fuente compuesta por un frontis de sillar con caños, abrevaderos para ganado y lavadero anexo, denominada Fuente Nueva. La Fuente de los Moros quedó desde entonces en estado de abandono y así permaneció hasta 1990, cuando fue restaurada por la Institución Príncipe de Viana. La intervención consistió en una primera limpieza de los muros cubiertos de vegetación y sedimentos, y en la reapertura de los arcos. Se completó con la inclusión de una estructura de drenaje de aguas y la reposición de las partes dañadas de escaleras, estanque, brocal y bóveda, que fue resguardada con un tejado de lajas de piedra a dos aguas, por encima de la estructura original, que, a su vez, fue recrecida para recibir esta techumbre. Al exterior, se trata de una construcción rectangular (6,65 m de anchura por 8,26 de largura) fabricada a base de sillares regulares de mediano tamaño. Consta de una entrada abierta orientada al Sur formada por un doble vano compuesto por dos arcos apuntados (2,65 y 2,70 m) que descansan sobre una columna central, también doble. Ésta conserva en su parte superior un capitel compuesto, cuyos frentes aparecen decorados con motivos vegetales que sólo se aprecian con claridad en los laterales encontrándose las caras frontales muy desgastadas, especialmente la exterior. En ambos lados largos se puede apreciar una ornamentación a base de pencas lisas unidas mediantes combados remarcados por incisión curva. Tanto en sus esquinas como en la zona central de intersección entre ambos capiteles penden hojas redondeadas muy desgastadas que quizá pudieron ser palmeadas, como la que todavía se conserva en el ángulo interior meridional del exterior de la ventana axial de la parroquia. De todas ellas pudieron pender piñas (racimos de uvas para San Martín Gil, que cree reconocer a su lado pámpanos); hoy en día sólo se conservan las dos situadas en la unión de los capiteles, en los lados este y oeste. En las intersecciones de las pencas se labra una hoja alancetada terminada en punta triangular, motivo que también se da en la ventana exterior del ábside. El interior posee bóveda de medio cañón apuntado, que apea en una línea de imposta lisa coincidente al exterior con el nivel del terreno. Bajo ella, un macizo lienzo de muro descarga los empujes y una amplia escalinata de catorce gradas -con la función de ordenar la circulación diferenciada de quienes llegaban a por agua y de quienes ya salían con ella, según Martínez de Aguirre-, desciende desde la entrada hasta el depósito subterráneo de agua. Ésta permanece embalsada en una piscina pavimentada con piedra donde se perfora una cubeta rectangular y elaborada a base de pequeños sillares que se pensaba cumplía funciones de desagüe y sobrante, hasta que en la restauración se pudo observar cómo era un punto subterráneo de entrada de agua. Justo encima del estanque, en el extremo izquierdo del frontal norte, se distingue una pequeña oquedad rectangular por la cual se canaliza otro manantial que desciende a la balsa inferior. En Navarra existen otros ejemplares de fuentes-aljibes abovedados de entre las cuales puede destacarse la de Artaiz, también románica y anterior a la de Villamayor, así como las de Cizur Menor o Tajonar, posteriores. Sin embargo, ninguna resulta de la airosidad y dimensiones de la fuente de Villamayor. A pesar de que Artaiz sigue patrones constructivos similares, a base de bóveda de cañón y doble arco semicircular de entrada con soporte central (sin capitel), sus dimensiones son menores. Y además parece cumplir una función de aljibe, como la construcción de Cizur Menor, hasta el punto de que, en época de lluvias, el agua alcanza el mismo borde del vano de ingreso, a diferencia de Villamayor, cuyo nivel freático es manifiestamente inferior y subterráneo, más propio de una fuente que de un aljibe. La edificación que guarda más similitudes con Villamayor se halla en la cercana población de Labraza (Álava, antiguamente Navarra) y también es conocida como Fuente del Moro. A partir de su restauración en 1997 se ha sabido que, en sus orígenes, contaba con dos accesos de doble vano apuntado, escaleras descendentes y un caño superior ubicado en uno de los frontales de sillar, que ofrecía las aguas a los vecinos conjuntamente con un piscina inferior con arqueta semejante a la que se puede observar en Monjardín. En cuanto a su datación, la presencia del capitel -que guarda una estrecha relación con los motivos decorativos de la iglesia de San Andrés- permite atribuirla al taller que inició la ejecución de la parroquia en los primeros años del siglo XIII.