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Interior desde los pies

Identificador
40260_01_008
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 13' 15.85" , -4º 10' 36.3"
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María la Mayor

Localidad
Fuentepelayo
Municipio
Fuentepelayo
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA LA MAYOR, declarada Bien de Interés Cultural tras incoarse expediente el 6 de septiembre de 1986, se encuentra situada en el frente sur de la plaza mayor de Fuentepelayo compartiendo espacio urbano con el Ayuntamiento, dispuesto en el lado septentrional, el palacete del marqués de Fuentepelayo y algunas viviendas porticadas de la primera mitad del siglo XX. Desde el exterior y en un primer golpe de vista, la iglesia se presenta como un edificio que sorprende por la rotundidad de sus volúmenes. Se muestra como un conjunto desproporcionado, en el que la razonable esbeltez del ábside y la torre no guardan relación con lo achaparrado del cuerpo de naves y los potentísimos machones que se adosan a cada tramo y en los esquinales. Sin embargo, al ir paladeando el edificio se va encontrando la respuesta a tales cambios en la construcción que provienen de la gran reforma que sufrió el templo en la primera mitad del siglo XVI, momento en el que se rehacen por completo sus tres naves, techadas con buenas bóvedas de nervios tardogóticas, se sobreeleva el ábside y se adosan las portadas norte y sur, quedando los restos románicos, de fines del siglo XII o principios del XIII reducidos a la parte inferior de la cabecera, torre y la sacristía añadida a mediodía. La iglesia se orienta canónicamente y está construida en mampostería a excepción del encintado de vanos y esquinales que se refuerzan con sillares. La planta se forma mediante la yuxtaposición de una cabecera románica con sus habituales tramos presbiterial y absidal a la que se adosan la torre y la sacristía a norte y sur respectivamente; y un cuerpo de tres naves casi cuadrado formado por el mismo número de tramos quedando el más cercano a los pies reservado para un espectacular coro sobre arcos escarzanos timbrado con las armas del obispo don Diego de Ribera y pergeñado por Juan Gil de Hontañón en 1535. Anteriormente se había reconstruido el nuevo cuerpo de naves incorporándose de la misma forma a la fábrica la excepcional portada hispanoflamenca situada al norte. Según inscripción “pasose aquí año de 1523” lo que parece apuntalar la opinión de que se trata de la puerta occidental de la antigua catedral de Segovia, obra de Juan Guas. Al exterior los restos se centran en la zona de la cabecera, que se eleva sobre un potente zócalo hoy embadurnado de cemento sobre el que se yergue el ábside construido en cal y canto. Presenta tres vanos sobre imposta corrida de listel y chaflán, dobles los laterales guarneciéndose todos ellos bajo chambrana. Los ventanales extremos repiten su organización, ambos se componen de doble rosca, formada la interior por un baquetón que apea en sendas columnillas acodilladas que rematan en capitel y apoyan sobre basas áticas de oblongo toro inferior y la externa de arista viva que se prolonga hasta el arranque. La decoración escultórica se centra en los capiteles, apareciendo en el ventanal norte unas deterioradas aves picoteando racimos de uvas -tema repetido en la escultura de la zona cuellarana- en clara alusión eucarística en la cesta septentrional. En la meridional pencas de punta vuelta de las que pende un racimo de uvas. En el vano sur se repite la decoración de la cesta vegetal, aunque en este caso usándose un canon más corto; ocupa el capitel sur una escena muy deteriorada en que parece representarse un cuerpo de ave. A la altura de estos vanos se incluyen sillares pertenecientes a reparaciones posteriores a la fecha de ejecución del ábside y que coinciden en dimensiones con los que se sitúan hacia los dos tercios de la altura, donde se incluye una faja de dos filas de sillares que deben corresponderse con la primitiva cornisa y que al remozar el templo en el siglo XVI debió ser eliminada para conseguir mayor altura. Al producirse esta elevación quedó oculto uno de los primitivos vanos de iluminación de la nave, situado en el antiguo muro este, por encima del ábside y que hoy queda cegado en el bajo cubierta, de la misma forma que ocurre en la iglesia de San Juan en Aldea Real. Al interior el ábside también se encuentra rehecho en buena medida, habiéndose trocado en el barroco los dos tramos de bóvedas de medio cañón del presbiterio por otras de yeserías, así como la articulación de los muros de la que sólo resta la división que ejerce el fajón doblado. Se accede a él mediante un triunfal doble de medio punto que apea en sendas columnas adosadas en cuyas cestas se muestran escenas de tosca labra. Al norte una pareja de aves que vuelven la cabeza hacia un tallo enroscado de forma helicoidal, totalmente lisas y sin representación de plumaje. Al sur una procesión de rudísimos ángeles de grandes alas dispuestos de tres cuartos, de canon muy corto y sometidos al marco. Sus rostros son inexpresivos y el peinado se reduce a un bulto sobre la cabeza, todos ellos se encuentran con los brazos plegados en actitud de portar algún objeto que por su estado no se puede distinguir. Visten túnica hasta los tobillos de pliegues verticales en la zona inferior que sumadas al conjunto hace pensar en que pudieron ser ejecutados por manos próximas a las de las cestas exteriores y su pareja en el triunfal. Corren por todo el ábside sendas impostas animadas por dientes de sierra, círculos y pequeñas rosetas de tres y cuatro hojas. A la izquierda del triunfal, sin llegar a ingresar en él, se han conservado las responsiones del formero más cercano al ábside y que por los restos hemos de pensar que también era doblado. La recia torre de planta rectangular se adosa al norte de la cabecera quedando embutida en el tramo presbiterial; se accede a ella por medio de un husillo de buena fábrica. Está construida mediante la superposición de cajones de mazonería reforzando en la zona inferior los ángulos con sillares. Es maciza hasta la cumbrera donde se abre en ladrillo un vano de medio punto por frente para campanas. Llama la atención su cubierta a cuatro aguas en forma de alcuza como definió don Fernando Chueca (1965, p. 219) la similar de Nuestra Señora de la Antigua de Valladolid, y que en este caso está compuesta en ripio encofrado. Probablemente derive de aquella y de la primitiva que atribuye el mismo autor a San Esteban de Segovia y constituya precedente de la cercana de Nuestra Señora de la Asunción en Pinarejos. Al sur de la cabecera se adosa la sacristía, esta vez construida en ladrillo, de planta cuadrangular, que para Ruiz Hernando es el último vestigio de un pórtico adosado en el siglo XIII, suponemos que avanzado. En ella se abren dos vanos doblados, apuntados e inscritos en alfices al sur, y uno de mayor luz y de triple rosca a levante. Encima de él frisos de esquinillas compuestos extrañamente por distinto número de ladrillos y que se repiten al interior, que a su vez está cubierto por una bóveda de medio cañón apuntado. En la nave de la epístola y en el tramo del sotocoro se conserva una enorme pila de traza románica cuyo diámetro en la copa alcanza los 148 cm de diámetro, siendo su altura total de 88,5 cm Se decora el vaso con grandes gallones rematando en la zona cercana a la embocadura con motivo sogueado. El pie, de 16 cm de altura es cilíndrico y no posee decoración.