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Ventana en el muro sur de la cabecera

Identificador
09462_02_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 34' 58.79'' , -3º 47' 47.68''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Mamés

Localidad
Hontangas
Municipio
Hontangas
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
A 700 M AL NORESTE DE LA población, en pleno fondo del valle y junto a un arroyuelo que desagua en la margen derecha del inmediato Riaza, se levantan las ruinas de la ermita de San Mamés, que la tradición y algunas fuentes bibliográficas identifican con la parroquia de una antigua aldea. Nada sabemos del origen de tal población, aunque tuvo que ser una de las que formaron parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Aza, tal vez como simple barrio de Hontangas. Cuando Loperráez, el historiador del obispado de Osma, edita su voluminosa obra en 1788, recoge la existencia de San Mamés como lugar despoblado dependiente de Hontangas, pero a mediados del XIX Madoz no hace referencia ni al despoblado ni a la ermita, tal vez porque ya entonces se hallaba sin culto. Los restos corresponden a un pequeño edificio construido en menuda mampostería, con esquinales -casi desaparecidos- y vanos de sillería caliza, compuesto por cabecera cuadrada y una nave, aunque parece que junto a la fachada sur tuvo adosado algún otro elemento más. La cabecera, en cuyo interior crece un robusto nogal -signo evidente de la prolongada ruina-, no conserva más que los deshuesados paramentos de pequeño mampuesto revocado, parece que levantados según el sistema de encofrado de cal y canto, con una pequeña saetera de medio punto en el testero, hecha de sillares, y otra en el muro sur, aunque ahora enmarcada por sencillo arco de medio punto. No se conserva nada del alero y muy poco del sistema de cubierta, que se hacía mediante una bóveda de cañón, de lajas, seguramente bajo tejado a dos aguas. Del arco triunfal sólo queda parte del apoyo meridional, con semicolumna adosada a una pilastra que en tiempos debía coronarse con capitel. En cuanto a la nave, más ancha y alta que la cabecera, el deterioro es similar y en este caso la cubierta debía hacerse con una estructura de madera a dos aguas que dejaba a poniente un hastial, en cuya parte superior una pequeña saetera de simple mampostería aportaría una tenue iluminación al interior del templo. Los muros son completamente lisos, hechos con el mismo sistema de encofrado, con esquinales de sillería, aunque tampoco hay rastro aquí de alero ni de campanario. La fachada meridional de la nave, donde se hallaba la portada, es la peor conservada e incluso parece que sus escasos restos no corresponden al edificio original, pues se encuentran un tanto retranqueados respecto al presumible trazado del primitivo muro. El abandono de la ermita fue seguido de una gradual retirada de sus elementos decorativos, en buena parte conservados en la parroquial de San Juan Bautista y en la ermita de la Virgen de la Cueva, de esta misma localidad, aunque igualmente hemos tenido noticias de que hace una veintena de años un capitel fue depositado en el Juzgado de Paz de Hontangas, sin que hayamos podido verlo. En la iglesia se han colocado recientemente, sirviendo como base al sagrario, dos cimacios y una dovela, todos ellos decorados, ésta con puntas de diamante y aquéllos con motivos geométricos y vegetales. Cabe suponer que tales cimacios fueran los que coronaban los capiteles del arco triunfal, portando uno el listel con somero sogueado y el chaflán con destacado zigzag, mientras que el otro decora el listel con círculos en relieve y el chaflán con tallo ondulante del que parten hojas lobuladas. En la ermita de la Virgen de la Cueva, en el oscuro espacio que se localiza tras el retablito donde se dispone la talla gótica de la titular, patrona de la Comunidad de Villa y Tierra de Aza, se apilan otra serie de piezas procedentes de la ermita de San Mamés y difíciles de apreciar por las malas condiciones de accesibilidad y de luz que hay en ese lugar. Entre las numerosas piedras que aquí se almacenan caben destacar varias dovelas que seguramente formaron parte de la portada, decoradas unas con cuadrúpedos y otras con figuras humanas, entre las que acertamos a distinguir a un personaje con un objeto cuadrado en la mano izquierda -¿tal vez un libro?- y a un músico tocando el rabel. A juzgar por los restos conservados y sobre todo por la disposición perimetral de las figuras que decoraban el arco de la posible portada, este templo podría fecharse ya en época tardorrománica. Pero al margen de los elementos esculpidos, los únicos a los que se ha dado alguna importancia, uno de sus rasgos más característicos es la técnica empleada en la construcción de los muros, a base de encofrado de cal y canto, un recurso no muy frecuente en Burgos pero sí en las cercanas comarcas de Soria y Segovia, con las que históricamente esta zona ha mantenido mayor vinculación, como parte que fue del obispado de Osma y de la E x t remadura castellana. Aun así esta misma técnica se ha podido detectar en algún otro edificio burgalés no muy lejano, como en la ermita de San Pedro de Mercadillo (Pinilla- Trasmonte), y muy posiblemente en la desaparecida iglesia de San Andrés de La Ventosilla (Gumiel de Merc a d o ) .