MUY PRÓXIMA A LAS AGUAS del Pantano del Ebro, en un pequeño resalte del terreno, se conservaban hasta hace pocos años, las ruinas de la vieja iglesia del pueblo de Arroyo. La planta primitiva de este sencillo monumento fue la de una nave rectangular, acabada al Este por ábside del mismo tipo. En el imafronte hubo de existir espadaña románica hoy sustituida por otra del siglo XVII. A la iglesia primitiva se le añadieron una especie de pórtico cerrado al mediodía y varias capillas al norte. Hoy la vemos restaurada, habiendo sido eliminado este pórtico que existía en 1979. Hoy, todo el muro meridional, tanto de la nave como del ábside rectangular, posee canecillos sujetando cornisas que parecen modernas: once en la nave y nueve para el ábside, todos lisos y de caveto. Exteriormente es ahora el ábside –que parece lo más viejo– más largo que la nave, y ambos tienen la misma altura, siendo el paramento sur todo de sillería, con una puerta adintelada no románica. Incrustado en este muro sur, aún podemos ver un sillar de billetes. En el interior, está todavía en pie el arco triunfal, apuntado y doblado y la bóveda toda de sillería del presbiterio, de cañón apuntado. Los capiteles del arco triunfal son de ejecución muy tosca pero interesante. El de la izquierda representa la escena de la Crucifixión de Cristo; aparece éste clavado en una cruz casi de brazos iguales, del tipo patada. A ambos lados de esta figura principal hay sendos soldados con sus lanzas. El de la derecha clava el arma profundamente en el costado de Jesús. Se completa la escena con la figura de la Magdalena, posiblemente, o de la Virgen, de pie, y a continuación del soldado de la izquierda. Lleva esta representación femenina una túnica de amplias mangas y una inscripción sobre la cabeza que dice: MARIA (Desgraciadamente la limpieza ejecutada en este capitel ha borrado este nombre que nosotros vimos claramente en 1979). El capitel derecho tiene esculpida, en su lateral izquierdo, la lucha de un hombre a pie con una fiera, también de pie, con grandes garras, que se le enfrenta. En el centro del capitel otro personaje, de túnica de largas mangas, es mordido en el hombro por otro animal en postura rampante. Los cimacios se tallan: el de la izquierda con dos lazos cerrados, horizontales; y el de la derecha con decoración de guirnalda, de cuyas concavidades surgen hacia arriba y hacia abajo flores de distinto tipo. Las basas de las columnas de este arco triunfal llevan dos grandes boceles sobre plinto con lengüetas o bolas. Todo ello cargando sobre alto banquete prismático. A pesar de su rusticidad, es muy interesante la talla de los capiteles, posiblemente ejecutados en el último tercio del siglo XII. Conserva una pila bautismal románica, de arcaduras, semiesférica, de buen tamaño, sobre plinto cilíndrico. Mide: altura de cuba, 65 cm; anchura borde, 16 cm; diámetro, 109 cm; basamento, 25 cm. Tiene también pila benditera –en interior, a la derecha de la puerta– en este caso de gallones cóncavos y borde sogueado, de 34 cm de altura en la copa. Es hemiesférica y reposa sobre pedestal prismático, de interés románico, pues lleva en dos de sus caras, sendas parejas de hombrecillos en relieve poco marcado, de pie, y con las manos colocadas a la altura del vientre. Las cuatro figuras están muy erosionadas, y apenas dejan apreciar los plisados de sus vestimentas. Su ruralismo, nos aproxima a relieves de cronología vieja, como pueden ser los pedestales, también prismáticos, que sostienen la pila benditera de San Pedro de Tejada. Este de Arroyo se ve que estaba enmarcado en una banda de escaques.