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Restos del ábside de Santa Maria de Maials

Identificador
25133_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.36501 , 0.50282
Idioma
Autor
Meritxell Niña Jové
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Maria de Maials

Localidad
Maials
Municipio
Maials
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Maria de Maials

Descripción

 

MAIALS

Maials se localiza en el sector meridional de la comarca de el Segrià, en el límite con la comarca de la Ribera d’Ebre, y también en la zona de transición con la comarca de Les Garrigues. Para llegar desde Lleida a Maials, único núcleo de población agrupada del término, se ha de tomar la carretera C-12 en dirección sur.

 

Se desconoce el momento de la conquista del lugar de Maials, pero según indica Josep Lladonosa, entre los años 1154 y 1165, este término fue donado al obispo de Tortosa, Gaufred. Por ello se considera que fue este personaje quien debió de iniciar la colonización del lugar. Por su lado, Maria-Lluïsa Ramos considera que la repoblación efectiva del término no tuvo lugar hasta el reinado de Jaime I el Conquistador y que ésta fue encomendada a Pere Arnau de Cervera. Según autora, la jurisdicción civil de Maials fue inicialmente de los monarcas.

 

En la localidad se conservan algunas estructuras arqueológicas correspondientes a su castillo y villa amurallada. Los restos del primero, situados en la zona alta de la población, consisten en una estructura rectangular, muy modificada por reformas posteriores y por la anexión de viviendas. Los vestigios de su torre primitiva se han datado en segunda mitad del siglo xii o en la centuria siguiente. El recinto fortificado de la villa, del que se han identificado algunas paredes medianeras de varias viviendas de la parte alta de la población, en su mayor parte corresponde a una reforma efectuada en el siglo xiv, cuando se construyó una nueva muralla.

Iglesia de Santa Maria de Maials

Los restos de Santa Maria, la antigua iglesia parroquial de Maials, se conservan en la parte baja de lo que fue el recinto amurallado, junto a la casa de la vicaría.

 

La referencia más antigua de la parroquia de Maials se encuentra en la décima papal de 1279, en la que se menciona el capellano de Mayals. No es hasta 1314 que aparece una nueva noticia, cuando el obispo de Tortosa Francesc de Paolac visitó la iglesia para examinar la conducta y la moral de los clérigos y los fieles. Cuando se estrenó la nueva parroquial en el siglo xviii, la antigua iglesia de Santa Maria quedó desatendida. Ello propició un deterioro progresivo, acelerado por el expolio, que provocó poco menos que su total desaparición. Actualmente, los restos del templo son conocidos como el Fortí, una designación de carácter militar que bien podría deberse al uso de las ruinas como parte de la fortificación, pues parece que durante las guerras carlistas desempeñó un destacado papel defensivo. Podría ser, por otro lado, que su cercanía con el propio castillo hubiese originado una confusión por parte de las gentes del lugar. Una vez concluida la Guerra Civil española, el organismo Regiones Devastadas edificó la casa de la vicaría, que ocupó parcialmente el espacio originario de la iglesia, salvaguardando, sin embargo parte de su muro norte, así como también un sector del ábside, los cuales se integraron como cierre de un pequeño patio que quedó entre la mencionada casa y las viviendas vecinas.

 

Un aspecto a destacar sobre la información de la que disponemos sobre este edificio hace referencia a la documentación gráfica que de él se conserva. Mariluz Vera publicó una fotografía, que indicaba proveniente del Arxiu Mas, que resulta de elevado interés, puesto que revela el estado de la iglesia a principios del siglo xx. Aunque volveremos a esta imagen, es preciso apuntar que presenta una panorámica de la totalidad del muro norte de la construcción antes de que quedase cerrado por el actual patio, siendo, por lo tanto, visible desde las calles de la localidad. Aunque actualmente, esta imagen no consta entre los fondos del citado archivo, en el fondo Salvany de la Biblioteca de Catalunya se conserva otra fotografía estereoscópica, tomada en 1920, que, aunque no muestra el muro en su conjunto, es también muy ilustrativa de la situación en que se encontraba el edificio en aquel momento.

 

Los vestigios materiales, así como los documentos gráficos, evidencian que la iglesia de Santa Maria era un edificio de nave única con ábside semicircular. Las cubiertas del templo, de la nave y del ábside, han desaparecido por completo, aunque se puede suponer que la primera consistió en una bóveda de cañón, de posible perfil apuntado, mientras que la del segundo se componía de la característica bóveda de cuarto de esfera. En cualquier caso, las bóvedas arrancaban de una imposta con moldura de caveto, trabajada con diferentes retranqueos. La citada imagen del Arxiu Mas permite corroborar que las bóvedas de la nave se reforzaban por cuatro arcos fajones, de los que se aprecian los arranques, que dividían la nave en otros tantos tramos. Los dos fajones occidentales apeaban sobre consolas de forma piramidal invertida, en cuya parte superior proseguía la línea de impostas. Estos elementos sustentantes están totalmente desaparecidos en la actualidad a causa de la construcción de casas anejas que tan sólo dejan visible el sector correspondiente a los dos tramos orientales de la iglesia. Los arranques de los otros dos arcos –el que separaba el tercer y cuarto tramo, y el que separaba la nave del ábside– debieron rehacerse, mediante el levantamiento de dos pilastras de sección cuadrangular, en el momento en que se construyó una capilla abierta en el tramo más cercano al ábside.

 

En su estado actual, se puede comprobar que la iglesia fue modificada, al menos en su sector norte, con la construcción de dos capillas. Una de ellas se abrió mediante un arco apuntado en el tercer tramo, mientras que la otra, la que mencionábamos más arriba, se construyó en el tramo más cercano al ábside abriéndose a la nave con un gran arco semicircular. Ésta era la más monumental y se conserva aún con los restos de una bóveda estrellada. De las dos pilastras antes mencionadas, las que flanqueaban la entrada a esta capilla, han subsistido poco más que sus basamentos, puesto que sus partes superiores fueron repicadas.

 

Entre las estructuras que han pervivido no existe el menor indicio de la puerta de entrada al templo, por lo que se debe considerar que dicho acceso se abrió en el muro occidental o en el meridional. En cuanto a las ventanas, los restos materiales no permiten constatar la presencia de ninguna abertura, pero los estudios sobre el templo apuntan la existencia de parte de una ventana de doble derrame en el ábside, levemente desplazada al norte con respecto el eje principal del edificio. Ello permite conjeturar sobre dos posibles soluciones en relación con las ventanas absidales: por un lado, la existencia de tres ventanas distribuidas simétricamente y, por el otro, la disposición asimétrica de una sola abertura, solución que, de hecho, es más común que la anterior entre los templos románicos de la zona del sur de Lleida y que se repite en las cercanas iglesias de Sant Salvador de Torrebesses o Sant Joan de Carratalà, en el municipio de Aitona.

 

El exterior del templo, que tan sólo es observable en el sector absidal, se advierte que su alzado presenta un alero con moldura de caveto sustentado por un friso de canecillos lisos que sobresale del paramento. Por encima de esta parte, se conservan los restos de unas tres hiladas de sillares que señalarían que la edificación fue sobrealzada con posterioridad. En los sillares de este paramento absidal existen algunas marcas de cantero.

 

La cronología de esta iglesia es tardía, y puede situarse a finales del siglo xiii, en conformidad con otras iglesias de la zona geográfica del sur de Lleida. Una de las soluciones más características que empleó –que tan sólo se aprecia en el material fotográfico de principios del siglo xx– es el apeo de los fajones en consolas, la cual se repite en edificaciones religiosas del mismo ambiente constructivo y cronológico, tales como la Nativitat de Maria de Sunyer o la ya citada de Carratalà.

 

Texto y fotos: MNJ

 

Bibliografía

 

Camps Clemente, M., 1994, pp. 46-47; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, p. 218; Rodríguez Duque, J. I. et alii, 1994, pp. 147-150; Rius i Serra, J., 1946, p. 166; Vera i Mora, M. et alii, 1994, pp. 108 y 137.