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Agrupación de estelas discoideas

Identificador
31448_01_047
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 47' 27.34'' , -1º 10' 23.43''
Idioma
Autor
Julia Baldó Alcoz,Javier Martínez de Aguirre
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Santuario de Nuestra Señora e Iglesia de San Esteban

Localidad
Adoáin
Municipio
Urraul Alto
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
EL TEMPLO, que ostenta la doble condición de santuario local mariano e iglesia parroquial, se encuentra ubicado en el centro del pueblo, sobre una loma que domina la parte baja de la población. Desde su explanada y pórtico se tiene un bonita vista de un grupo de casonas blasonadas del siglo XVI, que se distribuyen justo frente a la iglesia y a lo largo de una estrecha callejuela al otro lado de un riachuelo. Su exterior destaca por su tipismo, dentro de las iglesias de tradición rural, y por su fábrica a base de sillarejo. En el frente sur, descuellan dos volúmenes del cuerpo principal del edificio. En primer lugar, a los pies, la torre, conformada por un bloque prismático rectangular de escasa altura, producto de una remodelación que se efectuó en 1924 a raíz de su derrumbamiento. En segundo lugar, un pórtico de aspecto moderno sustituye a otro más antiguo y prolongado que, de todas maneras, fue agregado con posterioridad al edificio original, según se puede observar en la parte externa de la pared occidental que lo cierra, compuesta por sillares más pequeños e irregulares que los del templo románico y en los dos pilares de su frente meridional en los que apea. En este mismo muro se adosaba, paralelamente a la cabecera, la sacristía, suprimida en una restauración efectuada en dos etapas entre 1980 y 1984. Su puerta de ingreso fue tapiada con sillares escuadrados, según se aprecia en el lienzo mural, continuando las hiladas originales. Todo este lado sur, al igual que el norte, permanece reforzado por estribos prismáticos añadidos. En el frente sur son dos, uno más ancho (94 cm de anchura frontal y 99 cm de fondo), marcando la separación de los tramos segundo y tercero, y otro en la intersección de la nave y la cabecera, más estrecho y prolongado hasta el tejaroz, siguiendo la misma tipología que los otros dos ubicados en la cabecera (63 cm de frente por 59 de fondo). En el muro norte, el que une presbiterio y nave, es más grueso y sigue el mismo esquema que el ancho del frente meridional. Siguen a continuación otros dos contrafuertes más (sometidos a recalce en la restaurción), en talud el que se emplaza en la unión de torre y nave. Debe indicarse, además, que todo el perímetro del muro se halla coronado por una hilera de ménsulas en nacela lisas, que parece haber sido añadida en alguna de las restauraciones efectuadas al edificio, siguiendo el esquema de las que originalmente habían sido allí colocadas y de las que todavía quedan algunos restos encima del pórtico meridional y en el ábside. Finalmente, y en cuanto a los vanos, es necesario mencionar las dos ventanas originales de la construcción románica, situadas en la cabecera de la iglesia. La primera, con remate de medio punto, está ubicada en el eje del ábside (particularmente alta, a 20 hiladas desde los cimientos), semicircular, y se compone de una moldura interior baquetonada ininterrumpida y una cenefa exterior con triple hilera de taqueado. Este motivo decorativo estaría estrechamente relacionado con otras ornamentaciones dispuestas de forma semejante en el ábside y perímetro mural de Villamayor de Monjardín, en la arquivolta exterior de las portadas meridionales de las iglesias de Santa María del Campo de Navascués, San Martín de Unx, Santa María de Zamarce, San Adrián de Vadoluengo o Artaiz. Así como con las ventanas del ábside central de Irache, donde, no obstante, se representa de forma más simple. La segunda ventana, saetera sencilla, queda emplazada en el lado sudeste del mismo y fue nuevamente trasladada en la restauración desde la sacristía a este lienzo de muro, que había sido su emplazamiento primitivo. Con respecto a la portada de ingreso, se trata de una estructura muy sencilla (el vano mide 1,11 m de ancho) conformada por un arco (1,60 m) abierto en el grueso del muro que enmarca tanto los pies derechos como el dintel y el tímpano despiezado. La solución recuerda a portadas algo más decoradas del cercano valle de Salazar. Sobre dos ménsulas lisas, el dintel muestra un crismón trinitario de proporciones armónicas y líneas muy sencillas. Todas las letras habituales se encuentran en sus respectivos lugares. Sin embargo, la letra “P” guarda ciertas particularidades, como que queda abierta, así como que en su palo inferior se dibuja una pequeña cruz y se prolonga de manera que la “S” inferior se abraza a ella. Al interior, la planta rectangular de nave única (18,45 m de largura por 5,25 m de anchura) está organizada mediantes tres tramos cubiertos por bóveda de cañón ligeramente apuntada sobre pilastras. Culmina en cabecera semicircular que se cubre con bóveda de cuarto de esfera. En cuanto al alzado, lo primero que llama la atención son las desviaciones de plomada de los muros y pilastras (de unos 62 cm de anchura frontal y 27 cm de fondo), que no guardan la verticalidad pertinente, ya que la amplitud del espacio superior que queda entre norte y sur es más dilatada que en la zona inferior, a ras de suelo. Este hecho pudo provocar problemas de sustentación que llevaron a reforzar la estructura original con diferentes contrafuertes de distintas medidas a lo largo del perímetro mural exterior. Y lo segundo que interesa resaltar es que una imposta baquetonada lisa (repuesta durante la restauración) recorre el lienzo de la cabecera, a la altura del arranque de la bóveda, sin encontrar prolongación en el resto del perímetro interior del templo. Todo el espacio, tanto en la articulación de la planta como en el alzado, guarda gran similitud con la cercana iglesia de Santa Fe de Epároz, de época posterior. A los pies de la nave, en su primer tramo, se hallaba emplazado el coro, que fue suprimido en la última restauración efectuada, y se incorporó una estructura de madera, a modo de cincha de la bóveda, en la parte alta. También en esta intervención se eliminó la sacristía, como ya se ha señalado, pero se mantuvo la puerta interior de madera que daba paso a este recinto. Existen dos ventanas originales, como se ha descrito, abocinadas, ubicadas en el eje de la cabecera y en el lateral sur de la misma, sobre la puerta de la sacristía, a las que se añadió, tiempo después, otra ventana rectangular en el coro. Finalmente, y en cuanto a la datación del edificio, se ha venido afirmando que podría estar comprendida entre el último cuarto del siglo XII y los primeros años del XIII, fechas en las que fue habitual el enmarque de vanos con baquetones ininterrumpidos, como vemos en La Oliva. En el sotocoro, junto al muro occidental, se ubica una pila bautismal formada por una copa semiesférica (80 cm de diámetro y 36 cm de altura) decorada con doble hilera de bolas (las superiores de menor tamaño que las inferiores) entre las cuales se sitúan, en posición radial, cuatro torsos humanos unidos mediante largos brazos extendidos, con los que componen una moldura bajo la fila superior de bolas. El fuste troncocónico (43 cm de altura) está adornado con un bocel superior y una hilera inferior de bolas de diferente volumen. Sigue una morfología y modelo prácticamente idénticos, principalmente en la copa, a otros ejemplares del mismo valle (Aristu, Elcóaz, Jacoisti, Ayechu, Ongoz, Irurozqui, Arangozqui -actualmente abandonado- o Zabalza) y de las comarcas colindantes, como Arce (Equiza, Azparren y Uli Alto), Lónguida (Meoz) y Salazar (Igal). En la iglesia existe una imagen mariana realizada en 1987 por José López Furió a imitación de una medieval robada en 1972, que ya incluía rasgos góticos y podía ser fechada en el segundo tercio del siglo XIII. Una cruz de piedra con crucificado de estilo popular posmedieval, en el muro occidental del sotocoro, justo encima de la pila bautismal, pudo ser parte de una tumba o de un crucero de término de la localidad. Por último, puede mencionarse, en el ángulo noroccidental del templo, un conjunto de estelas funerarias pertenecientes al antiguo cementerio de la localidad que circundaba el templo.