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Calvario del altar de la capilla

Identificador
19044_02_441n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 11' 50.49'' , -2º 52' 26.54''
Idioma
Autor
Ana Belén Fernández Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Bartolomé

Localidad
Atienza
Municipio
Atienza
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
El TEMPLO DE SAN BARTOLOMÉ se yergue sobre la ladera del cerro en el que se emplaza la villa, entre el segundo y tercer paño de murallas, a la izquierda del camino que lleva a la ermita de la Virgen del Val. En origen el barrio se formó como arrabal a extramuros de la primera muralla edificada bajo el reinado de Alfonso VII. Se constituían estos barrios al amparo de la muralla, tomando posteriormente el nombre de la advocación de su parroquia. San Bartolomé es patrón de todos los oficios trabajados con piel, como los recueros, tan populares en la Atienza medieval. Más adelante se construyó el tercer paño de muralla y San Bartolomé quedó ya dentro de la villa. En su lado norte, encastrada en la misma, se encuentra la antigua puerta de salida, la cual dio nombre más tarde a la calle que en ella desembocaba. Actuó como parroquia hasta 1910 cuando pasó a depender de San Juan del Mercado. En la actualidad alberga el segundo museo de la villa de Atienza dedicado al Arte Religioso y a la Paleontología. La iglesia se asienta sobre un pequeño montículo. Está rodeada por una barbacana en todo su perímetro, dando sus muros sur y oeste a un pequeño jardín. Los materiales utilizados para su construcción son el sillar de buena labra, en la espadaña y la galería porticada, y la mampostería con refuerzo de sillar en las esquinas, en el resto del edificio. En la actualidad el templo se encuentra muy desvirtuado en su traza románica, aunque aún se pueden observar testimonios en la cabecera, en el pórtico y en el husillo que permitía el acceso a la espadaña o torre original del templo. Posteriores añadidos hacen que la visión deba ser más pormenorizada para descubrir los retazos románicos. Originariamente la planta sería de nave única, con cabecera de testero recto y galería porticada. A lo largo de los siglos se han ido añadiendo otras dependencias. La nave central se ensancha en su muro norte, derribando éste y abriendo una nueva ala mediante tres arcos apuntados apoyados sobre pilares poligonales. A esta nueva nave se añaden tres estancias utilizadas en origen como capillas. En la nave principal, en su muro sur, se adosa en el siglo XVII la capilla del Santo Cristo de Atienza, de gran devoción popular, trazo barroco y gusto rococó en el ornato. A los pies de la iglesia se encuentra el coro, sostenido por cuatro columnas de estilo renacentista, al que se accede por una escalera lateral también de reminiscencias renacientes. Dicho coro recibe iluminación directa por un óculo abierto en el muro oeste con una vidriera moderna. La galería porticada se alarga alineada al muro sur y se asienta sobre un basamento de sillar. Debemos reseñar en este punto que el podium sobre el que descansa presenta, en su parte interna, los restos de una serie de arcos ciegos cuya función y origen desconocemos, estando pendientes de una excavación arqueológica en este lugar que pueda aportar más luz en este punto. Se compone de siete arcadas de medio punto con fustes pareados. Las seis más occidentales se asientan sobre el basamento, mientras que la más oriental lo hace sobre jambas, sirviendo de acceso. Las arcadas están molduradas en su extradós con chambranas simples, formando una línea de imposta que recorre todo el paramento exterior de la galería. Las columnas pareadas tienen capitel vegetal y presentan una temática similar, con cestas vegetales de talla muy plana en la que apenas se perciben las hojas, que forman cogollos en las puntas y cimacios de perfil de nacela y bocelillo en la parte superior. Sus fustes fueron balaustrados posteriormente y las basas cuentan con collarino, escocia y toro. La galería se cubre con techumbre a un agua con teja curva; al interior lo hace con un entramado de vigas de madera. Los cambios en el edificio han provocado diferentes opiniones acerca de la longitud de la galería. Autores como Layna Serrano sugieren la posibilidad de que fuese acodada y continuase a lo largo del muro de poniente. Esta afirmación está basada en el corte que se produce al exte- rior entre los pies de la nave central con respecto a la galería. El cambio de material entre los sillares y la mampostería, junto con el hecho de que la línea de imposta se haya cortado en el tramo de poniente, hacen verosímil esta hipótesis. Esta tipología de galerías al mediodía y poniente es frecuente en la zona, claros ejemplos son El Salvador de Carabias, La Asunción de Pinilla de Jadraque y Nuestra Señora de Sauca. Fuera de Guadalajara son abundantes en el románico de Segovia y Soria, en iglesias como San Miguel de San Esteban de Gormaz. La portada de acceso se encuentra, dentro del pórtico, encastrada en un cuerpo adelantado de sillería caliza, en mitad de la longitud total de la nave, remontada, creemos, de su ubicación primera. La posterior construcción de la capilla del Cristo hizo que se perdiera parte de la visión oriental de la portada. El acceso se compone de cuatro arquivoltas ribeteadas por una chambrana de taqueado jaqués, motivo que vemos en la línea de imposta de la portada sur en La Asunción, de Pinilla de Jadraque. La siguiente arquivolta presenta ornato de ochos entrelazados cuyos cordones sujetan en los extremos dos personajes. En su arista, bajo los ochos, se da una moldura de ovas. Éstas figuran huevos en los que su parte más estrecha se une con la siguiente de la serie. Este motivo de alternancia de ochos sobre ovas se da en otros testimonios, como la portada sur y la pila bautismal de La Magdalena de Valdeavellano. En el ábside de la iglesia de San Bartolomé de Campisábalos, la portada de Nuestra Señora de los Remedios de Barripedro o la ventana del ábside de Yela se repite el mismo motivo. Bajo ellos se dispone un ornato, común en Guadalajara, como es el de las bolas con la arista en moldura de bocel. Su estructura original se ha modificado al incrustarse, entre el arco de entrada y la primera arquivolta, una rosca de yesería imitando el despiece de sillares. La arquivolta con la rosca del arco de entrada está adornada por cuatro cintas perladas que se van entrecruzando, motivo este último presente en la alejada iglesia de Castilseco, en La Rioja. Las arquivoltas voltean sobre ancho ábaco que recorre, a modo de línea de imposta, todo el cuerpo de portada. En su parte superior presentan una consecución de dientes de sierra que forman pequeños rombos, como en la portada de la Natividad de Hijes. Los cimacios que coronan estas cestas llevan una decoración vegetal a base de flores cuadripétalas inscritas en círculos y sobre ellos una fila de rombos. Recorriendo el ábside de la iglesia de la villa de la Santísima Trinidad se da un motivo parecido, aunque no con la misma disposición. Solamente la segunda arquivolta interior apoya sobre dos finas columnillas que, sin embargo, tienen un capitel muy desarrollado. En la cesta del capitel occidental, una bella cestería con hilada doble, ornato que vemos en la ventana del ábside de Campisábalos. En el oriental, un personaje que parece defenderse de serpientes agarrándolas con ambas manos. Lleva melena, divida en dos y recogida detrás de las orejas, y viste largos mantos hasta los pies, sujetos a la cintura por un cinturón perlado. Las demás arquivoltas voltean sobre jambas, con moldura de bocel la interior y de arista viva las restantes. La cabecera del templo es cuadrada, de tramo recto en el presbiterio, que finaliza en testero. Presenta, en el testero y en el muro sur, dos columnas a cada lado, asentadas sobre dos basas, hoy arruinadas, y dos capiteles de ornato vegetal apenas perceptible. Su decoración es idéntica a la que se da en el arco triunfal de paso entre la nave central y el presbiterio. Sobre los capiteles, recorriendo toda la superficie, se encuentra una línea de imposta que nos indica la altura de la cabecera antes del alzamiento de los muros. A mitad del muro se abre una ventana de medio punto abocinada. Se encuentra cobijada por un arco de medio punto con chambrana lisa, línea de imposta y apoyo en jambas. La saetera de medio punto se encuentra flanqueada, a su vez, por un arco de grueso bocel que apoya en dos columnillas. Éstas presentan un desarrollado cimacio y capiteles vegetales cuyas hojas envuelven bolas en sus frentes. El fuste adosado presenta fuste con collarino y basa ática. Junto a la cabecera está la sacristía, de planta cuadrada, la cual se encuentra aneja a la escalera de caracol por la que se accede a la espadaña. En la actualidad una espadaña de dos cuerpos, construida en sillería, apoya sobre el muro sur de dicha cabecera. Sin embargo, no es el campanario primitivo de la fábrica románica, que, por el grosor y la altura de los muros que se conservan en esta parte del edificio, pudo incluso tener en su origen una torre-campanario. Se mantiene todavía el husillo románico que proporcionaba el acceso a este remate, ubicado en el ángulo sur occidental de la cabecera. Nieto Taberné apunta a que ésta sería en proyecto una torre cuadrada que no se concluyó. Dentro de la escalera de acceso, situada junto al ábside y la sacristía, en una saetera, hay una inscripción que reza así: ERA. MCC. LXI. OBIIT. BOHAI. Literalmente nos habla de un año 1223 en el que un tal Bohai trabajó en la iglesia. Algunos autores, como Juan Catalina, han visto en ella la fecha de fundación de la iglesia y el nombre de su constructor. Layna Serrano ve la fecha muy tardía, pues data la iglesia a principios del siglo XIII. Posiblemente estemos ante un maestro que dejó su huella durante la construcción sin pretender significar nada más allá. Se conservan marcas de cantería que representan cabezas de lo que parecen ser caballos o perros, y que son muy numerosas en el principio del tiro de escaleras. La nave principal comunica con la cabecera a través de un gran arco triunfal de medio punto, rebajado ligeramente y doblado, cuya rosca interna apea en columnas adosadas, y la externa, en pilares prismáticos. Dichas columnas carecen de basas, ocultas probablemente tras el enlosado (se observan los restos del toro superior en una de ellas) y se coronan con cestas de decoración vegetal: de la cesta de la epístola apenas se conserva nada por la degradación de la piedra, mientras que en la cesta del lado del evangelio aparecen talladas pequeñas hojas lobuladas que surgen de un nervio central muy marcado. Los capiteles de decoración foliácea muy esquemática nos recuerdan a los del arco triunfal de la Asunción en Pinilla de Jadraque. El tramo recto al que da paso está cubierto por bóveda de cañón. El ábside de planta semicircular se inserta dentro de la cabecera cuadrada y testero recto al exterior. Todo el arco aparece trasdosado por unos guardapolvos de perfil de nacela, moldura que se repite en los cimacios. Volviendo a las naves de la iglesia, ambas presentan dos capillas adosadas a sus muros. Como ya hemos explicado líneas arriba, primeramente se hizo la capilla del lado norte, una habitación de planta cuadrada a la que se accede por un arco de medio punto de gran luz, y que está cubierta por una bóveda baída presidida por un retablo barroco. La capilla del lado sur, conocida como Capilla del Cristo de Atienza, es obra del siglo XVIII realizada por el maestro Jerónimo del Peredo. Existe una placa ubicada en la esquina que forma el arco triunfal de la cabecera y el comienzo del lado sur de la nave que reza así: ALTAR DEL SS. CHRISTO, Y COLATERALES D ALMA PERPETUAMENTE POR CONCESIONES DN.MS.P.PIO VI EN MDCCLXXVII Y EN MDCCLXXXVI. Se realiza la entrada por un arco de medio punto, casi oculto entre una profusa decoración de estilo rococó obra de José Navarro en 1755. El interior de esta capilla se divide en dos tramos, el primero, cubierto por una cúpula sobre pechinas en las que se representan los evangelistas, obra también de José Navarro, mientas que el segundo tramo se ve ocupado por un retablo de principios del siglo XVIII. Tras realizar este recorrido por el perímetro del templo y si establecemos un pequeño resumen de las fases constructivas del mismo, nos damos cuenta de que la fábrica románica levantada, creemos que en torno a 1200, ha sufrido numerosos cambios. En el siglo XVI se amplió con una nave adosada hacia el Norte. En 1618 se abrió una capilla, también en el muro norte, llamada del Santo Cristo de Atienza, que por devoción popular fue necesario ampliar, construyéndose otra capilla en el siglo XVII, esta vez en el lado sur, que eliminó parte del pórtico románico. Además, también en este lateral meridional, y a la altura de la cabecera, se construyó una sacristía, mientras que, como ya hemos apuntado, adosado al muro occidental de la iglesia se alza el baptisterio del templo. En una pequeña estancia situada a los pies del templo se custodia una pila bautismal románica. Tallada en piedra, mide 113 cm de diámetro y 83 cm de altura. Se trata de la de menor tamaño de las que se conservan en Atienza, aunque cuenta con los mismos elementos decorativos. Apoya sobre una basa troncopiramidal estriada, presentando en el frente de la copa semiesférica arcos de medio punto con chambrana de puntas de diamante con las puntas muy desgastadas. Este motivo lo vemos también en la moldura superior, aunque éstas son de mayor desarrollo tanto en el tamaño como en el grosor. Los arcos apoyan en columnas pareadas talladas en un volumen mayor, creando un juego de volúmenes. La pila se encuentra ladeada debido al peso que ejerce la gran copa a la basa, de mucho menor tamaño. El brocal se decora con puntas de diamante, quizá de labra más tosca que en San Gil y la Santísima Trinidad. Ambas pertenecen al mismo taller que la que nos ocupa y se fecharían a finales del siglo XII.
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