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Capitel vegetal de la nave

Identificador
09559_11_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Torcuato

Localidad
Villaescusa del Butrón
Municipio
Los Altos
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
La iglesia parroquial de Villaescusa, edificio levantado en sillería realizada en la piedra de páramo local, se encuentra en avanzado estado de ruina. De su pasado románico conserva el cuerpo de su nave única, dividida en tres desiguales tramos cubiertos con bóveda de cañón apuntado que parte de imposta nacelada, reforzada por cuatro fajones doblados que recaen en responsiones prismáticos en cuyos frentes se adosan semicolumnas, alzadas éstas sobre plintos y basas de perfil ático con toro inferior aplastado. Al exterior, ciñen éstos soportes contrafuertes prismáticos que interrumpen la cornisa, moldurada en nacela y apeada en una serie de canes de somera decoración (nacela, tres bastoncillos, etc.). Tanto las bóvedas como los muros aparecían decorados por pinturas murales imitando el despiece de la sillería con trazos ocres y con estrellas. La reforma tardogótica de principios del siglo XVI suprimió la cabecera románica, añadiendo o reformando el cuarto tramo de la nave, cuyos muros no se alinean con los primitivos. La actual cabecera, cuadrada y amplia, se cubre con bóveda de crucería con terceletes, y a ella se abren sendas capillas -la norte con bóveda de terceletes y combados y la meridional, más angosta, con bóveda de cañón-, así como la postmedieval sacristía. Los capiteles que coronan los soportes interiores reciben tosca decoración vegetal a base de hojas lisas triangulares de escaso resalte, con bolas y caulículos en sus puntas, y hojas picudas con pomas, salvo los dos que ciñen el tercer tramo, que son figurados. El correspondiente al muro del evangelio recibe dos parejas de toscas aves de largos cuellos, dos de ellas atacándose y las otras picoteando el fruto que remata una hoja o tallo entre ambas. En el capitel frontero vemos tres rudísimos cuadrúpedos alados con cabeza humana; dos se afrontan en un ángulo y tienen cabeza común, al mismo tiempo que entrelazan sus cuartos delanteros pareciendo pelear entre sí, y el tercero apoya una de sus patas en los cuartos traseros de uno de los anteriores. Se abre la portada en un antecuerpo del muro meridional del segundo tramo de la nave, protegida por un ruinoso pórtico de mampostería. Es sin duda el elemento más destacable del conjunto, contrastando pese a su simplicidad con la tosca factura vista en los capiteles interiores. Se compone de arco liso de medio punto rodeado por tres arquivoltas, la interior moldurada con bocel entre mediascañas, la segunda con una mediacaña entre dos junquillos y sendas bandas perladas y la tercera con un arco polilobulado del tipo al visto en la portada de Gredilla de Sedano y la ventana de Porquera del Butrón, rodeándose el conjunto por una chambrana de reticulado de celdillas. Descansan los arcos en jambas escalonadas en las que se acodillan tres pares de columnas coronadas por capiteles, la mayoría de ellos vegetales con hojas lisas de puntas incurvadas acogiendo bolas o cogollos, de sencilla pero cuidada factura. También hay dos capiteles con aves que oponen sus colas en la base del ángulo, arquean luego elegantemente sus cuerpos para afrontar sus cabezas en la parte superior del mismo, donde beben en un recipiente. Aunque la labra no es muy depurada, se aprecia que la mano que ha trazado los capiteles de la portada es diferente de la que ha realizado los del interior. El edificio se encuentra en un avanzado aunque recuperable estado de ruina, pues sólo la torre y el pórtico han cedido al abandono. Aún así, el reciente saqueo de los enterramientos de la nave y el progresivo deterioro de las bóvedas no parecen lamentablemente augurar sino un oscuro futuro al conjunto.