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Interior de la nave

Identificador
33556_01_007
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Con
Municipio
Cangas de Onís
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE CON conserva interesantes elementos que permiten incluirla en la no muy abundante nómina de iglesias románicas del oriente rural asturiano. Su sencilla planta, orientada Este- Oeste, se compone de una nave rectangular que se estrecha a la altura de la cabecera, cuadrada y destacada en alzado; ambas se cubren al exterior con tejado a doble vertiente. El flanco meridional estaba protegido por el habitual pórtico cubierto, prolongado seguramente en la fachada occidental; testimonian su existencia los canes de piedra que sobresalen en ambos lienzos, así como los restos de un murete y del empedrado del pavimento. Dicho pórtico debe de haberse conservado hasta fechas recientes, ya que aún se aprecia el encalado en la parte del muro situado bajo los jabalcones. Y en él, como es habitual en las iglesias románicas, debieron de cumplirse al menos las funciones de lugar de encuentro de las reuniones de los feligreses y de área de esparcimiento para los mismos. Su eficaz orientación al Sur, coincidente con la de la puerta principal de acceso al templo, acredita la protección de un espacio dotado de una importante funcionalidad. Por lo que se refiere a su fábrica medieval, los muros están hechos en sillarejo y mampostería, reservándose el sillar para las esquinas y recercado de vanos. Los aleros norte y sur de la nave se recorren por sendas hileras de canecillos románicos en caveto, sin decoración esculpida, cobijados por su cornisa primitiva; esta última se encuentra también presente en el muro testero. La iglesia posee varias aspilleras de su fábrica medieval, todas ellas recercadas de sillares y rematadas por arquillos monolíticos de medio punto; estos vanos iluminan la iglesia desde el testero -con derrame interno-, los muros norte y sur de la nave y el imafronte, localizándose esta última sobre el eje de la portada occidental. En fin, el elemento románico más destacado del exterior es la portada meridional, estructurada en una rosca de medio punto, protegida por un guardapolvo, que descansa en jambas lisas de sillares coronadas por sencillas impostas; el borde exterior de la rosca y las impostas se decoran con taqueado. Y aunque la sencillez de los motivos ornamentales dificulta su adscripción a grupos o escuelas determinados, este motivo permite relacionarla con el monasterio de San Pedro de Villanueva, como referencia arquitectónica de primer orden, y con la próxima ermita de Santa María de Villaverde, en la que también está presente el taqueado. Por ello es posible fechar la fábrica románica en algún momento de finales del siglo XII y principios del XIII. Por su parte, la portada occidental consta de un sencillo arco ligeramente ojival, de buen despiece, que revela una cronología algo posterior, quizá del siglo XIV, momento en que debió de llevarse a cabo alguna reforma de la fábrica románica. Actualmente este acceso está cerrado por una reja. El interior del templo alberga interesantes restos de la fábrica románica. La nave se cubre con armadura de madera a dos aguas, que en los últimos años fue restaurada con gran acierto, y por las dimensiones del templo y la falta de contrafuertes es de suponer que la cubierta originaria fuera semejante a ésta. El arco triunfal presenta una rosca lisa de medio punto, protegida por un guardapolvo que descansa en jambas. A ellas se adosan sendas columnas de delgado fuste liso y compuestas por tambores superpuestos; las basas son prismáticas, de bordes redondeados y moldura anular en la parte superior; se disponen sobre plintos sencillos que se elevan, igual que las jambas, sobre basamentos, para salvar, junto con dos peldaños, el desnivel existente entre el solado de la nave y la cabecera. Las columnas soportan capiteles troncopiramidales con astrágalo, coronados por potentes cimacios en nacela, que se prolongan en las jambas y en el muro toral; están esculpidos toscamente con bolas, en el lado de la Epístola, y piñas, en el del Evangelio. Sobre estos motivos, ambos capiteles muestran una especie de dados en su parte superior, que pueden emparentarse con los de Santa María de Villaverde, pero que en Con suponen un repertorio decorativo y una calidad de ejecución muy inferiores. Tanto la rosca como el intradós del arco triunfal están decorados con las mismas pinturas barrocas que cubren el muro toral. La cabecera es un volumen cúbico cubierto con una bóveda de crucería cuatripartita, cuyos nervios moldurados arrancan de mensulillas semiesféricas situadas a una altura superior a la habitual, y se rematan por una clave circular con una flor inscrita. Por eso es posible suponer que el perímetro actual de la misma sea el originario románico y que se cubriera con una bóveda de cañón semejante a la de la capilla del cercano templo de Santa María de Villaverde. Sin embargo, la cronología de la cubierta actual de la cabecera debe retrasarse razonablemente a los siglos del gótico, tal vez al XIV. Entre las contadas pilas románicas que han sobrevivido hasta nuestros días en Asturias, bien custodiadas en museos, bien en las propias iglesias, se encuentra la de San Pedro de Con, empotrada en la actualidad en un basamento de fábrica situado en la esquina suroccidental de la nave. Su sencilla morfología responde a un modelo muy difundido en los pequeños templos rurales de este período; se trata de una cuenca en forma de cono truncado, quebrada en su parte inferior y decorada con un friso de dientes de sierra en la boca. Se eleva sobre un sencillo pie circular y mide 60 cm de altura, 77 de diámetro, 10 de grosor y 40 de profundidad. Por lo que respecta a las reformas posteriores del templo, en el testero se abre una ventana abocinada, de traza barroca, que contrasta con la aspillera románica que se encuentra a su derecha. En el interior se conservan, a los pies de la nave, restos de vigas del coro, una zapata a la derecha, y marcas de los peldaños de la escalera de acceso, visibles en el muro norte. Sus dos muros muestran, como el toral y la rosca del arco triunfal, restos de decoración pictórica barroca: un zócalo rojo, un crucifijo y un escudo con inscripción ilegible en el muro meridional, arquitecturas fingidas, cortinajes, etc. En la cabecera, los muros norte y sur están abiertos por dos grandes arcos de medio punto, que descansan en pilastras con impostas sencillas prismáticas, en el lado norte, y molduradas barrocas en el sur. Ambos se cierran con rejas. La apertura de estos arcos fue fruto de alguna de las intervenciones llevadas a cabo en época moderna que, sin duda, responde a la construcción de sendas capillas, quizá con función funeraria. Así lo permiten suponer la ménsula que sobresale a flanco sur y la marca de la línea de tejas visible al norte, sobre el arco. En cuanto a su cronología, el tipo de impostas empleado en los arcos permitiría retrasar la obra incluso hasta la época contemporánea (¿siglo XIX?). También a un momento tardío de la época barroca debe atribuirse la decoración pictórica que cubre la bóveda de la cabecera, a base de motivos vegetales, de entrelazos, y heráldicos, en tonos ocres, negros y grises, destacando en una tarjeta de rocalla las llaves de San Pedro. Los nervios de la bóveda se decoran con dobles trazos rojos que fingen su despiece, igual que los arcos abiertos en ambos muros. En fin, resulta incierta la datación de un altar de buenos sillares que preside la cabecera. El tablero del ara ha desaparecido. A pesar de haber sido restaurada en 1989, la iglesia de San Pedro de Con se encuentra en una situación de abandono lamentable, con numerosas grietas en el testero y manchas de humedad.