Identificador
39081_02_001n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 15' 35.12'' , -3º 50' 33.71''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Saro
Municipio
Saro
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Claves
Descripción
AUNQUE YA LA DIMOS A CONOCER EN 1988, en nuestra Guía Artística de Cantabria (p. 263), muy recientemente, apareció en la prensa montañesa (27-03- 2000) la noticia del hallazgo en la iglesia del pueblo de Saro de Arriba, de una ventana románica que, oculta tras de un cierre efectuado en el coro de la misma, en época desconocida, había pasado siglos totalmente ajena al interés humano. Sin duda la limpieza total de la misma, llamó la atención a algún periodista desmemoriado, o quizás bien intencionado, que quiso reavivar la memoria frágil de una sociedad desinteresada por nuestro pasado artístico, poniendo la cosa en evidencia. Parece ser que, como consecuencia de unos arreglos en el templo, un albañil dio con ella y la puso en evidencia. Hasta este momento la iglesia de Saro de Arriba había sido considerada como un buen edificio que aparecía, ante los ojos de los fieles del siglo XX pasado, como una obra compuesta de un alzado de varias épocas y estilos que permitían tan sólo retrotraer su alzado, a un gótico avanzado, que sería el que todavía hoy conforma la cabecera, erigida en el siglo XIV, tal vez, de planta cuadrada y bastante altura, cubierta nervada que apoyaba en dos ménsulas angulares en el muro del altar mayor, y dos capiteles continuos para tres fustes entregos, uno central más grueso, y de clara organización gótica, pero aún con inercia románica. Estos capiteles y fustes sostenían el arco triunfal que daba paso, posiblemente, a una sola nave ancha, cubierta con bastante seguridad de madera, tal como hemos visto se constituyen muchas de las iglesias de la Cantabria costera (Hoznayo, etc.). Posteriormente, por intereses de engrandecimiento y ampliación, u otros que desconocemos, se quiso ensanchar la cabecera en el siglo XVII-XVIII, a ambos lados, con sendas capillas de igual altura, formando un anticipado transepto, que bien se apercibe al exterior, en excelentes y altos muros de sillería, y transformando la nave central en otra de tres naves, separadas por arcos diafragma de medio punto que cargan sobre grandes pilastras prismáticas de muy buena estructura. Esta obra actuó sobre la entrada, que estaba situada en el muro occidental de la iglesia, construyendo una puerta monumental barroca de marcadas orejeras. Posiblemente, la construcción de esta puerta fue la que obligó a ocultar una ventana románica que, en estos días nos da a conocer que antes de la iglesia gótica existió en Saro de Arriba otra edificada en el estilo que ahora nosotros estudiamos. La duda actual que nos queda es que, tal vez no fuesen las modificadores, los que ciegan esta ventana románica, sino que lo hubiesen sido, precisamente, aquellos del siglo XIV que hicieron desaparecer la fábrica más vieja de la iglesia, al intentar sustituir ésta por otra más alta. Pensamos esto último, porque los góticos dejaron descentrada la ventana que en el muro occidental de la espadaña románica tuvo, normalmente, que coincidir con el centro de la cabecera, y ahora la vemos que se aparta bastante hacia la izquierda del punto central de la cabecera actual, lo que parece suponer que el alzado de la primitiva románica no coincidía con el alzado de la gótica. Pero dejando este anticipo, demasiado hipotético, nos referiremos ahora a la ventana, posiblemente de la primera mitad del XII, que ha venido a poner un punto más de obra románica en el mapa regional de Cantabria y que, seguramente, no será el último, pues ya ocurrió en el 2006 el hallazgo de numerosos bloques de piedra, con excelentes decoraciones, atribuibles a una iglesia del siglo XII, encontrados en ruina abandonada en el pueblo iruñés de San Juan de Raicedo (ver información en este mismo tomo). La ventana de Saro de Arriba, también nos afirma que casi podemos asegurar que, en los siglo XII-XIII, la mayor parte de nuestras iglesias rurales que entonces se levantaron, lo fueron siguiendo líneas arquitectónicas románicas, y que ese afán de construir destruyendo, que hoy no ha sido extirpado todavía, acabó, desgraciadamente, con muchos monumentos que podrían valorar más la belleza de nuestros valles. La ventana, pues, se abre en el tramo interior de la iglesia que hoy ocupa el coro alto, es decir, en el muro occidental de la espadaña. Es del tipo normal de toda ventana románica, y muy parecida a las que aparecen en los ábsides de los talleres que trabajan en Argomilla de Cayón, Santa María del mismo valle, o Castañeda, y tiene afinidad notable con los que tallan los capiteles de Maliaño. Sólo tenemos de ella la cara que da al interior de la nave, y no podemos averiguar, si la que daba al exterior repetía la estructura de la interna, pues el hueco de luz ha sido tapiado y enjalbegado, por lo que no debe de descartarse que repitiese fuera lo que vemos dentro, es decir otras columnas, otras arquivoltas y otros capiteles. Lo que se nos ofrece, da la sensación que sigue normas, tipos y formas que pueden adscribrirla a los primeros años de la duodécima centuria, como ya apuntamos. Las roscas que forman el arco de medio punto, son tres: chambrana en caveto rellena de billetes en tres filas; primera arquivolta, también en nacela, recorrida por once flores cuatripétalas, resaltadas, pero sin decoración en sus pétalos; y segunda arquivolta, de grueso baquetón. Estas tres roscas apoyan en cimacios que repiten el damero de la chambrana, y que son sostenidas por capiteles muy del románico clásico: dos filas de bolas con caperuza, cuatro abajo y tres arriba, que se cubren en el esquinal con dos volutas que juntan sus espirales. A la altura de las volutas, y en los dos extremos del capitel, las dos cestas parecen diferenciarse. El capitel izquierdo tuvo una bola con caperuza, a uno y otro lado, que se ve fueron cortadas, o algún saliente de difícil averiguación que pudo labrar una cabeza humana, después también machacada. El capitel derecho, se diferencia de su compañero tan sólo en que, en vez de las supuestas bolas o cabezas machacadas, pusieron unos salientes prismáticos en los que grabaron un cruce de dos anillos ovalados formando aspa, idénticos a los que ya hemos visto en el capitel derecho del arco de Maliaño, que casi podemos asegurar son obra de los mismos talleres que trabajan en nuestra ventana de Saro de Arriba. La existencia también de tallos achurrados, bien visibles en el capitel derecho de Saro, nos aproximan a esta escuela vieja de maestros que operan en el románico de las primeras décadas del XII, tanto en Cantabria Cervatos como en el norte de Burgos. En el mismo bloque de piedra de las cestas se labran sus resaltados collarinos. Los fustes son monolíticos y las basas con toro, escocia y toro más grueso y aplastado, unido con lengüeta al reducido plinto. Terminamos, señalando que el intradós de la arcadura está también decorado con una media caña que incluye, entre dos listeles, una secuencia de bolas.