Pasar al contenido principal
x

Espadaña del cementerio durante su restauración

Identificador
39096_15_008n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 5' 38.01'' , -4º 38' 37.88''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Espadaña en el Cementerio

Localidad
Vega, La
Municipio
Vega de Liébana
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
ESTE PUEBLO, CABEZA DEL MUNICIPIO, que lleva su nombre, es hoy uno de los más vitales de la comarca. Situado en las márgenes de río Quiviesa, que baja recogiendo aguas desde los Puertos de Riofrío, La Vega está a 15 kilómetros aproximadamente del nacimiento del río. No ha tenido La Vega mucha suerte en la conservación de restos románicos, que, sin embargo, los tuvo. En lo que hoy es el cementerio existe una espadaña, sin duda románica, que hubo de ser o de la parroquia de La Vega, o bien de una de las ermitas que Madoz dice existían en La Vega, las de San Antonio, Nuestra Señora de las Nieves y San Cristóbal. Si el Becerro dice, según Martínez Díez supone, que del mismo concejo de La Vega era San Vicente de Pujayo, y que este término desapareció, fundiéndose en La Vega, hay que suponer que esta espadaña fuese la de la antigua iglesia de La Vega y la advocación de San Vicente pasó a la nueva. Las ermitas de que habla Madoz, no es normal que tuviesen una espadaña de la categoría de la conservada, más común en las parroquias y, por otra parte, el que la vieja parroquia se llegase a convertir en cementerio al construirse la nueva, ya hemos visto, en el caso de Cabezón de Liébana, que era una solución acertada para seguir conservando, en los restos de la vieja, la sacralidad de un lugar de muy vieja estima de los lugareños. El caso es que creemos que esta espadaña debió de pertenecer a una iglesia parroquial de La Vega, la de San Vicente, que, al convertirse en cementerio, pasó su advocación a la nueva, y no sólo su advocación, sino alguno de los elementos más artísticamente notables, como fueron los tres canecillos de cabezas humanas que hoy podemos contemplar en el muro principal de la nueva iglesia de San Vicente de La Vega. Así pues, toda la nave única y cabecera de la arruinada iglesia de San Vicente, fue aprovechada para seguir manteniendo el lugar donde el pueblo enterraba a sus muertos. La espadaña es la tradicional del románico rústico y de concejo de no muchos recursos: mampostería, salvo esquinales y cuerpo de troneras en donde se utiliza sillería, y en este caso, de piedra toba. Si la espadaña es ruina de una iglesia, este campanario es, a su vez, ruina de sí mismo, pues todo el cuerpo alto, el del piñón, ha desaparecido, dejándonos la incertidumbre de saber si tuvo la tronera normal, más pequeña. Las dos que se conservan son también las que normalmente vemos en casi todas las espadañas de Liébana: arcos doblados, con chambrana exterior de moldura prismática, sin decoración. Salvo la chambrana, que es de medio punto, los arcos aparecen muy levemente apuntados y apoyan sobre cimacios nacelados, moldura que se repite en la imposta en la que nacen los vanos.
Imagenes relacionadas