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Fachada meridional de Sant Genís de Bellera

Identificador
25202_09_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.360000, 0.922656
Idioma
Autor
David Rico Tortosa
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Genis de Bellera

Localidad
Senterada
Municipio
Senterada
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Genís de Bellera

Descripción

 

SENTERADA

Monasterio de Sant Genís

Los restos del cenobio de Sant Genís se encuentran en la porción de terreno del término municipal de Senterada situada entre con los municipios de Sarroca de Bellera y La Torre de Cabdella. Se llega a los mismos desde Estavill, tras algo más de treinta y cinco minutos por el antiguo camino que conducía a la Bastida de Bellera a través del Pont del Diable, aunque no es necesario atravesarlo pues dicho camino conduce directamente a la loma en la que se encuentran los restos del conjunto. Una ruta alternativa, más larga, pero más entretenida, parte desde la Bastida de Bellera y pasa por el pueblo de Sarroca y por el puente que salva el barranco de Sant Genís.

 

El cenobio de Sant Genís de Bellera, vinculado durante muchos años a la orden de san Benito, estaba situado in comitatu paliarensi, infra territorium castri Bellaria (hoy valle de Bellera). Estaba dedicado, además de a san Ginés, a san Adriano y san Esteban. La primera referencia histórica en relación a este monasterio se remonta a mediados de 840, cuando se describía con detalle la venta de la villa de Sensui al abad Vulgarano y los siete monjes de la comunidad. Poco más tarde, en 846 adquirían a Manç y su esposa Natalia nuevas posesiones como Sentís de Baix, y recibían la donación de Sentís de Dalt, de manos de Gaudiós y Expósita. El listado de donaciones y ventas al monasterio sigue, de forma prolífica, en un proceso de expansión y crecimiento en el que aumentaron de manera importante sus bienes. Son conocidos, gracias a diferentes fuentes documentales, varios de los abades que estuvieron al frente del monasterio. En 1043, el claustro recibía de manos del conde Ramon IV varios lugares y posesiones, como la villa de Aguiró, Santa María de Sensui, Sant Martí de Ballmoll y Sant Vicenç de Saurí. En 1068 Artau I de Pallars Sobirà donaba el lugar de Sant Tirs, y, entre 1099 y 1108, la esposa de Miró Guerreta hacía lo propio con un alodio en Salàs. Pese a todas estas donaciones, Sant Genís atravesó un grave período de decadencia a mediados del siglo xi, en el que resultó estéril la protección de los condes de Pallars. Además, más adelante, se vio inmerso en una larga disputa, que se prolongaría durante varias centurias, por su gestión, rentas y pertenencias entre dos importantes monasterios cercanos, el de Santa María de Gerri y Santa María de Lavaix, y el propio obispado de Urgell. Como resultado de dicha rivalidad se produjeron diversas falsificaciones de documentos en los que se trataba de probar los respectivos derechos de posesión mediante donación sobre el mismo, conocidos como falsos de Bellera I, II, III y IV, así como el falso de Gerri V, en los que la propiedad unas veces pertenecía a Lavaix, otras a Gerri e incluso a un tercero, la iglesia del obispado de Urgell. Parece ser que entre 1075 y 1092 los propios condes Ramon V y su esposa Valença lo donaron a la iglesia de Santa María de la Seu d’Urgell y su obispo Bernat, confiando su restauración al abad de Gerri. Fue a partir de 1118 cuando el monasterio de Sant Genís, siguiendo los pasos del de Lavaix, y tras ser absorbido por éste último con el beneplácito del obispado de Urgell, se acogió a la regla canónica, como el monasterio de Santa Maria que en aquel momento estaba adscrito al obispado de Roda y era dependiente de Lleida. A partir de 1203, en un inventario de iglesias pertenecientes al monasterio de Lavaix, se vuelve a citar la iglesia del priorato de Sant Genís, condición que no perdería en adelante. Cuando en 1223 el cenobio de Lavaix fue donado al de Bonafont y convertido a la orden del Cister, el de Sant Genís se mantuvo como canónica, y siguió perteneciendo al primero. Cuando en 1314 fue visitada por el arzobispado de Tarragona, y aunque todavía estaba vinculada al monasterio de Lavaix, probablemente, la iglesia de Sant Genís era tan sólo  una simple parroquia adscrita al diácono de Tremp. Desde comienzos de siglo xx es conocido como borda de Torres, pues el conjunto monacal abandonado en su día fue reaprovechado como parte de una granja. Los muros perimetrales de la explotación agropecuaria debieron ser, básicamente, los mismos muros del cenobio de Sant Genís.

 

De los pocos restos del monasterio conservados en la actualidad cabe reseñar los de la iglesia, edificio con una planta compuesta por una sola nave rectangular, de 8 m de longitud por 4 m de anchura, y por un ábside semicircular que se abría a la nave por medio de un arco presbiterial, hoy prácticamente desaparecido, pues tan sólo se conservan los arranques, apenas insinuados. En el muro sur se puede observar todavía la puerta de acceso al templo, rematada con un arco de medio punto dovelado realizado con piedra toba. Durante su reutilización como granja, el arco fue parcialmente cegado con materiales diversos, dejando una puerta rectangular con dintel superior recto. En el mismo muro, a la derecha de la puerta, se abría una ventana de doble derrame de generosas dimensiones, hoy parcialmente oculta por la vegetación. Las numerosas reformas de los años veinte del pasado siglo, así como el deterioro debido al estado de abandono del conjunto han provocado el colapso de los tejados y de gran parte de los muros. Buen ejemplo de ello es el muro oeste, totalmente colapsado, en donde hasta hace escasos años se conservaba un pórtico de acceso a la iglesia, que contaba con un arco de medio punto cegado, así como los diferentes tejados del templo y del resto de edificaciones.

 

En los paramentos de la iglesia se utilizó un aparejo compuesto por sillarejos de diferentes tipos de materiales (piedra arenisca y calcárea, básicamente), de tamaños diversos, y dispuestos en hiladas irregulares, en los que se reutilizó parte de los materiales de la construcción original. Dicha reutilización es frecuente en casi todo el conjunto, destacando varios fustes de columnas cilíndricas insertados dentro del muro de una construcción anexa a la iglesia, así como un soporte de altar tallado en un gran bloque prismático monolítico de granito al que se le dio un nuevo uso como soporte de muro en la esquina inferior sureste de la iglesia.

 

Debido a las grandes y profundas remodelaciones del conjunto, el aspecto y disposición originales han acabado desvirtuándose, haciendo muy difícil establecer una datación exacta del primitivo conjunto monacal. Sin embargo, es posible establecer, a nivel de hipótesis, una cronología próxima a finales del siglo x y comienzos del xi.


 

Texto y foto: David Rico Tortosa - Plano: Manel Castellnou Tortosa

 

Bibliografía

 

Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 466-468; González Pérez, J.-R., 1991, p. 77; Martínez i Teixidó, L., 1991, pp. 91, 93 y 96; Puig i Cadafalch, J., Falguera, A. de y Goday, J., 1909-1918, I, p. 400; Puig i Ferreté, I. M., 1991, II, p. 90.