Identificador
39091_01_001n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 19' 39.04'' , -4º 19' 24.25''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal,Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Caviedes
Municipio
Valdálica
País
España
Descripción
TANTO LA ERMITA DE SAN PEDRO DE CAVIEDES como la de Santa Cruz han pasado vicisitudes desde que la construyeron las generaciones de aquellos lejanos siglos de Repoblación. Edificadas ambas en momentos de exaltación cristiana, con advocaciones derivadas de supuestas reliquias muy significativas para el espíritu creyente de la época, pero por una sociedad rural de reducidas posibilidades económicas y de escasa población, su alzado es puramente funcional y humilde: una sola nave rectangular, de tan sólo 8,70 m de longitud y 6,20 de anchura, para San Pedro, y una cabecera cuadrada, un poco más alta que la nave y con casi cinco metros de lado, también para San Pedro. Ambas llegaron a nosotros en total ruina, y si Santa Cruz no logró ser recompuesta y hoy sigue en ella, San Pedro tuvo más suerte, pues a partir de 1995, como consecuencia del interés del párroco de Caviedes, don Daniel González de Celis (), y la colaboración económica de la Comisión Diocesana de Fe y Cultura, así como el seguimiento arqueológico de uno de los que firmamos esta breve exposición, fueron iniciados los trabajos de desescombro de la abandonada ermita de San Pedro de Caviedes. De lo que se pudo deducir de los datos arqueológicos, arquitectónicos y documentales, la iglesia de San Pedro debió de conocer una fase arquitectónica prerrománica anterior a la que, posteriormente, con elementos tardorrománicos (siglo XIII, posiblemente) constituye el alzado que, con reformas de siglos posteriores (sobre todo en el siglo XVIII, según los Libros de Fábrica de la ermita de 1768 y 1773), hoy podemos contemplar después de una reconstrucción realizada a partir de 1997 por la Escuela-Taller de los Valles de San Vicente. Esta fase tardorrománica pudo ser constatada sobre todo en el ángulo central y oriental del rectángulo de la nave, como evidenciaron los restos de la cornisa de canecillos del ángulo SE, así como en el testero que, interiormente, se debió cubrir con bóveda de cañón en piedra toba y exteriormente aún conserva en la cornisa del lado norte tres canecillos de caveto y en la del sur, seis del mismo tipo. De todas formas, la persistencia de la ermita y de su culto en ella durante toda la Edad Media queda corroborada con la existencia, tanto dentro como fuera de su plano, de una necrópolis de tumbas de laja y sarcófagos. De éstos, y en las reformas citadas del siglo XVIII, se utilizaron, como materiales de construcción, varios fragmentos de sarcófagos y sus tapaderas con inscripciones funerarias. Una de ellas con la siguiente grafía:
OBIT [I]ULIANO
CIE IN ERA
que por sus rasgos pudiera colocarse en la segunda mitad del siglo XI. Otros testimonios medievales surgieron durante los trabajos de restauración: sepultura infantil de lajas; una caja de sarcófago antropomorfo; y una tapadera de sarcófago con banda central escrita con OBIT FAMULO DEI
Los arqueólogos que llevaron el seguimiento científico creen que tanto la tumba infantil de lajas, como los fragmentos de las cajas monolíticas, pudieran pertenecer a una necrópolis que originada hacia el siglo IX, pudo estar utilizada en tiempos románicos. Una carta de donación de Santa María de Treceño a Santillana, de 1122 menciona certisimo loco en Sancti Petri
término de Sancto Petro, correspondiente a la iglesia de San Pedro de Echadas. Desde esta fecha del siglo XII existe un vacío documental completo hasta el registro contenido en el Libro de Fábrica de la ermita de San Pedro, conservado en el Archivo Diocesano con el número 1302, que abarca de 1710 a 1830, en el que se registran las obras a las que hemos hecho referencia. Al cesar en este último año el registro documental del culto, suponemos que sería esta fecha de finales del XIX cuando la ermita de San Pedro de Caviedes inicia su ruina.