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Pila bautismal gallonada en el crucero norte

Identificador
31191_01_023
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Julia Baldó Alcoz
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Esteban

Localidad
Esparza de Galar / Espartza
Municipio
Galar
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
ESTE EDIFICIO HA SUFRIDO REMODELACIONES y añadidos a lo largo del tiempo que han modificado sustancialmente su aspecto primitivo. Desde el exterior apenas se avista la estructura románica ubicada en la parte occidental del templo, ya que en esta zona se construyó posteriormente la casa parroquial. Hace unos años, el entonces párroco Juan José San Martín efectuó una intervención en el pórtico, situado al Sur y bajo la citada casa parroquial, que consistió en la eliminación del enlucido, lo que permitió recuperar una pequeña puerta de arco de medio punto posmedieval desde la que se accedía al sotocoro, anteriormente baptisterio. Se tienen noticias documentales a través de un libro de fábrica de la existencia de una portada de arcos apuntados por la que se efectuaba el ingreso al templo, de factura románica según explicaba Biurrun. Dicha portada habría sido vendida cuando se modificó el edificio en el siglo XVI y fue construida una nueva puerta de ingreso perpendicular. Al interior únicamente se conserva el tramo oeste de la primitiva construcción románica que se corresponde con el área donde se ubican el coro y el sotocoro, construidosen la segunda mitad del siglo XVII, y cuenta con una anchura de 4,80 m. Se cubre con boveda de cañón apuntado soportada por dos arcos igualmente apuntados doblados que apean sobre cuatro pilastras con medias columnas adosadas. Destaca la calidad de sus capiteles. Los dos más orientales, apreciables desde la nave, reproducen motivos figurados. En el del muro norte se representa en primer término a dos hombres en cuclillas (simios según Malaxechevería), que agarran el collarino con sus manos, bajo un segundo registro formado por motivos lineales terminados en volutas angulares. Nos recuerdan relieves de la portada de Cataláin, donde aparece un monstruo antropomorfo con garras y una soga al cuello, e igualmente a un capitel de San Pedro de Aibar, donde se cincelan figuras similares, con idéntica posición, entre palmeras y motivos vegetales. También en la portada principal de Leire se observa esta misma temática de seres acuclillados. Fuera de Navarra, pueden encontrarse capiteles con figuración animal y humana en la catedral de Jaca, en la cripta de San Esteban de Sos del Rey Católico así como en San Isidoro de León. Íñiguez Almech identificó estos seres con almas en pena; interpretaciones más recientes los ven como símbolos de pecados. El situado en el lado de la epístola se compone de tres aves que se pican las patas, dos de ellas afrontadas en el vértice interior del capitel. Esta iconografía fue tomada, al igual que la anterior, del claustro de la catedral de Pamplona, pero también fue tratada en la portada occidental de Leire. E igualmente se encuentra en capiteles de la catedral de Jaca, en la cripta de San Esteban de Sos del Rey Católico y en San Isidoro de León. Los cimacios de ambos capiteles describen idéntico motivo de rosetas envueltas en roleos que se extiende a la moldura de las pilastras sobre las que se apoyan. Para Uranga e Íñiguez, tanto la temática de las figuras como la decoración del ábaco serían signos de su encuadramiento dentro de la escuela jaquesa. Paralelamente a esta moldura, discurre a lo largo del lienzo de muro de este tramo una imposta lisa de sección triangular que enlaza al Oeste con otras dos medias columnas adosadas a pilastras y coronadas por capiteles de motivos vegetales. Estos últimos elementos han salido a la luz en otra intervención reciente mediante la cual se eliminó el enlucido y relleno de los muros norte, oeste y sur del coro. Así pues, el capitel del lado noroeste se compone de hojas lisas hendidas con remate vuelto del que penden bolas, de clara influencia languedociana, mientras que el del sudoeste está formado por hojas lisas hendidas con remate alancetado. Todos los motivos descritos para estos cuatro capiteles repiten los esquemas decorativos de los capiteles de la catedral de Pamplona, elaborados por el taller del maestro Esteban, por lo que es factible atribuirles la misma ejecución y filiación. Y de igual manera guardan semejanza con los capiteles ubicados en el pórtico de la cercana iglesia de Gazólaz, posiblemente derivado de este mismo taller. Parte de estas columnas y de los muros bajos de este tramo conservan restos de policromía. Por todo ello, es factible atribuir esta zona del templo, junto con los motivos escultóricos conservados, al segundo tercio del siglo XII, según afirma Martínez de Aguirre, adelantando la cronología de principios del XIII establecida por Biurrun (y acercándose de este modo a la propuesta efectuada por Uranga e Íñiguez, que afirmaban ver huellas de una tradición jaquesa muy viva y que les había llevado a datarlos en la primera mitad del siglo XII). El resto del edificio, de planta de cruz griega, responde a diferentes obras y ampliaciones que se llevaron a cabo durante las centurias del XVI y XVII. En la segunda mitad del XVI se añadieron el crucero y la cabecera poligonal, en el XVII se encargó la construcción de la puerta principal, la torre-campanario (que se finalizó en el XVIII) y el coro. A la entrada del templo destacan dos pilas aguabenditeras conformadas a partir de dos capiteles románicos, muy posiblemente restos del edificio sustituido, que han sido recientemente reubicados. En 1936 Biurrun los describe asidos a los muros y colocados sobre sendos fustes. En su opinión pudieron haber pertenecido a la portada románica. El situado a la derecha de la puerta de ingreso según se entra, junto al muro sur, reproduce el motivo de hojas lisas hendidas alancetadas que se ha comentado para el capitel de la zona sudoeste del coro. El que se encuentra situado a la izquierda, orientado hacia el sotocoro, se compone, en un primer nivel, de hojas de palma con remate vuelto, y en un segundo registro, más elevado, de volutas semejantes a las vistas en el capitel de las figuras en cuclillas en el noreste del coro. Ambos conservan restos de policromía. Sobresale igualmente una pila bautismal de gran tamaño (115 cm de diámetro por 50 de altura) colocada actualmente en el lado norte del transepto, que fue trasladada desde el sotocoro, donde anteriormente se ubicaba junto al muro hastial (donde se han conservado las conducciones de desagüe de la misma). Es bien sabido que éste era, junto con el muro septentrional, el emplazamiento primigenio habitual de las pilas bautismales. Su decoración consiste en un motivo gallonado que se distribuye a lo largo de la copa y la subcopa de la taza, separados por una moldura festoneada. El fuste de la misma, de base octogonal (de 43 cm de altura), también está ornamentado con gallones en los ángulos del plinto, a modo de garras de sección cuadrangular. Todavía conserva en su copa parte de los soportes de hierro que sustentaban la tapa de madera que la cubría, circular y dividida en dos hojas. Guarda una gran similitud con las pilas bautismales de Ardanaz de Egüés y Eransus. Igualmente, es imprescindible señalar que esta iglesia posee una de las piezas más importantes de orfebrería románica conservadas en Navarra, una píxide de plata esmaltada que actualmente se custodia en el Museo Diocesano de Pamplona. A todos estos elementos ubicados en la iglesia parroquial debe añadirse una columna con capitel conservada en la ermita de la Virgen de los Remedios, situada en el pueblo, y que actualmenete hace la función de aparador del Sagrario. Dicha columna y capitel, de pequeñas proporciones, pudo formar parte de una ventana o, más probablemente, del altar del templo románico dedicado a San Esteban. El capitel, muy tosco, está formado por motivos vegetales que asemejan pencas terminadas en volutas con piñas que cuelgan de ellas en sus ángulos exteriores. Mientras que la columna, monolítica, destaca por su basa compuesta por doble toro y plinto cuadrangular rematado por bolas en sus cuatro esquinas. Ciertos detalles de la arquitectura de este edificio, especialmente los arranques de los arcos tranversales sobre ménsulas (una de ellas con rollos), hablan de su origen románico posteriormente muy transformado.