LA IGLESIA DE SAN MARTÍN, hoy en ruinas, consta de nave rectangular y ábside cuadrado con contrafuertes angulares. Tan solo incluimos en este apartado la portada de ingreso, que tiene caracteres góticos, con reminiscencias románicas (parece de la segunda mitad del siglo XIII). Se reutilizó en la nueva iglesia que debe datar de los siglos XVI y XVII. Se sitúa bajo un atrio cubierto, en el lado meridional. Consta de un arco de ingreso apuntado y tres arquivoltas, la primera decorada con molduras de baquetón y media caña y las restantes acabadas en arista viva. Todo ello descansa en una línea de imposta corrida sin decoración y jambas esquinadas. Las cuatro jambas tienen un elemento decorativo en su zona superior: una máscara esquemática sobre la que se señalan ojos, nariz y boca, el resto de la jamba aparece lisa terminando en un pequeño zócalo. En el exterior, y reutilizado entre el aparejo del murete que rodea la iglesia, se aprecian dos piezas con moldura de baquetón que debieron formar parte de un zócalo del templo medieval.