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Torre

Identificador
34305_03_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 57' 41.23'' , -4º 46' 37.42''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora del Castillo

Localidad
Torremormojón
Municipio
Torremormojón
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO es un edificio de gran tamaño e imponente presencia, construido en su totalidad con buena sillería de caliza extraída en las canteras de la comarca. Durante mucho tiempo ha sido generalmente considerada, exceptuando su torre, como obra del siglo XVI. Sin embargo, el desmantelamiento de una enmascaradora estructura de yeso de gusto renacentista y la consiguiente recuperación del aspecto original de los paramentos y elementos tectónicos, durante las tareas de restauración finalizadas en 1986, han revelado que la parroquial de Torremormojón es el resultado de un prolongado y continuo proceso constructivo. Sus fases abarcan sin solución de continuidad desde el siglo XII hasta el XVIII, participando en el devenir de estilos y la evolución de soluciones arquitectónicas. Producto de tan dilatada historia es un templo rectangular de tres naves (la central más ancha y alta que las laterales) separadas por pilares y divididas en seis tramos, reforzados por contrafuertes en los muros exteriores. Un único ábside poligonal de cinco lados, asimismo fajado por estribos en sus vértices, prolonga la nave mayor hacia el este, rematando las laterales en testero plano. Cuatro portadas localizadas en todas las fachadas dieron acceso en diferentes momentos al interior del templo. Actualmente sólo tiene uso la abierta en el cuarto tramo del muro meridional, estando las otras cegadas. Adosada al hastial, junto a la esquina suroccidental, se levanta la espléndida y majestuosa torre. Completan el plano una capilla de doble tramo que se desarrolla tanto como los dos primeros de la nave de la epístola a la que se adosa, una sacristía cuadrangular adaptada al rincón formado por el ábside con el testero derecho, y una capilla funeraria cuadrada abierta al primer tramo el evangelio. La primitiva iglesia románica era de una sola nave, coincidente con la central actual. A finales del siglo XII, pacificada la zona por el definitivo alejamiento de la frontera, se plantea una remodelación. Se corresponde este proyecto con la tenencia de los Girón y en las formas aplicadas ya se observa la progresiva transición del románico hacia el gótico debido a la fuerte influencia de los modelos cistercienses. Entre 1200 y 1210 (según la profesora García Vega) se cubrió la nave con una bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones que descansan en pilastras adosadas a los muros, algunas recortadas a media altura. Una imposta decorada con tres filas de taqueado, recorre todo el perímetro marcando el arranque de la cubierta. Coetáneo es el vano circular con doble derrame que horada el hastial occidental y bajo el cual se aprecia una puerta, de medio punto simple, cegada. Poco tiempo después, cuando ya estaba construida la bóveda, se proyectó una ampliación del edificio a tres naves, derribando parte de los muros laterales para abrir los arcos formeros. Sobre éstos quedaron los restos de algunas de las primitivas ventanas que iluminaban la actual nave central. Parte del muro se aprovechó también para levantar los pilares. Éstos son prismáticos en el lado de la epístola y compuestos con semicolumnas entregas sobre un podium circular común, en el del evangelio, conservando siempre en su tercio superior un testigo de las primitivas pilastras. Las naves, sin embargo, no se materializaron a un tiempo como parece demostrar su distinta anchura y la traza de los arcos formeros, apuntados en un lado y de medio punto en el otro. Primero debió levantarse la fachada norte, en cuyo cuarto tramo se abrió una portada fechable a principios del siglo XIII, hoy tapiada. Consta de tres arquivoltas apuntadas sobre columnas entregas de basas y capiteles prismáticos entre jambas. La calidad de la piedra y la orientación pueden explicar su mal estado de conservación, en el que apenas se intuyen las formas descritas. Como único elemento decorativo presenta unos menudos arbolitos en el frente de los testimoniales capiteles. La obra en este costado se prolongó en el tiempo, pues en el tramo anterior puede verse un ventanal ojival con derrame, en cuyo interior acoge dos arcos geminados, que ya data del final del siglo y que contrasta con las aspilleras que animan este muro en niveles inferiores. Durante las obras de restauración se descubrió otra portada, en el interior del templo, que comunica el último tramo de la nave de la epístola con la central, por el sotocoro. Sus formas, de transición entre el románico y el gótico, descartan que fuera el acceso del primitivo templo, pudiéndose tratar de una puerta abierta para entrar desde el sur antes de levantar los definitivos muros perimetrales de la nueva nave. Sobre un zócalo arrancan cuatro columnas acodilladas que sostienen, con intermediación de una moldura a modo de capitel, el apuntado arquivoltio cuyas aristas rematan en bocel. La parte más interesante de esta fase constructiva es la torre. De planta cuadrada, está situada a los pies de la nave meridional, prolongando el tramo que se utiliza como baptisterio. Según García Guinea, este tipo de torres son siempre obras del románico tardío, de finales de siglo XII o principios del XIII (pudiéndose datar la que nos ocupa con anterioridad a 1230). La de Torremormojón comparte, además, algunas características formales y de ubicación en el plano con las torres vallisoletanas de Santa María la Antigua y San Salvador de Simancas. En alzado, descuella por encima del edificio con seis cuerpos individualizados por sencillas impostas. Los tres inferiores son macizos, sólo calados por algunas saeteras. Los cuerpos superiores presentan en cada cara troneras de medio punto con la arista abocelada, aumentando en número y decreciendo en tamaño conforme se asciende: una en el más bajo, dos en el siguiente y tres en el último. Una moldura a la altura de los salmeres subdivide cada cuerpo en dos, cuyas esquinas están matadas por una columnilla de capitel liso, única licencia ornamental del conjunto. Se corona con un tejado a cuatro vertientes de alero poco saliente, sujeto por canes convexos sin decoración. El ábside guarda la misma altura con el resto de tejados, aunque parece más elevado por estar el terreno más bajo en esta zona. Se cubrió con bóveda plenamente gótica en el siglo XIII, después de 1230, siendo tenentes de la villa los Téllez de Meneses. A finales de esa centuria, o inicios de la siguiente, se acometió el cierre de las naves menores con una sencilla bóveda de crucería entre fajones cuyos nervios recaen en ménsulas decoradas con cabezas, pebeteros, etc. El nuevo sistema de cubiertas obligó a sobreelevar los muros laterales, problema que en la fachada meridional se solucionó acondicionando una galería abierta entre los pies derechos de madera que sujetan el tejado. Durante el siglo XV se hicieron numerosos añadidos y reformas. Se construyeron bóvedas de terceletes en el último tramo de las naves laterales y en el anterior al ábside. El arcediano D. Juan García Ubaldis mandó edificar la capilla doble del lado de la epístola, cuya construcción a tenor de la tipología de las cubiertas, se prolongó hasta el siglo XVI. Asimismo, hacia 1460, se abrieron las dos portadas de la fachada meridional, siguiendo un esquema muy parecido, compuesto de arquivoltio apuntado, decorado con boceles, sobre jambas esquinadas. En la segunda mitad del siglo XVI se remozó toda la iglesia con un estucado que unificó y modernizó su aspecto general según el gusto de la época. Las bóvedas se cubrieron de yeso figurando arcos cruceros y combados, los fajones recibieron motivos estrellados y cajeados, y a los pilares se les dio una homogénea sección octogonal. Pero, a pesar de la reconocida calidad de estos revoques, fueron eliminados en la reciente restauración. La parroquial de Torremormojón se dio por concluida en los siglos XVII y XVIII con la construcción de la sacristía y la capilla del crucero septentrional, respectivamente.