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Vista general de la Força d'Estany o Torre del Cargol

Identificador
25172_01_014
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.8950102,1.1359983
Idioma
Autor
Nuria Otero Herráiz
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Força d'Estany o Torre del Cargol

Localidad
Ponts
Municipio
Ponts
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Força d'Estany

Descripción

PONTS

Força d’Estany o torre del Cargol

La torre del Cargol, también conocida como Força d’Estany, se encuentra en el límite entre los términos municipales de Artesa de Segre y Ponts, del cual dista unos 5 km. Se accede por la carretera C-14, tomando un desvío a mano izquierda a la altura del kilómetro 112. Se sigue el camino de la Força hasta un nuevo desvío a mano izquierda, que conduce, después de cruzar unos campos, a los restos de la torre y de la cercana iglesia de Sant Miquel. La Força de Estany se levanta sobre una meseta que domina la vía de comunicación que une el valle del río Llobregós con Artesa de Segre y Balaguer. La torre se sitúa en el extremo de una plataforma de planta cuadrangular de 7,5 m de lado, recubierta por un lienzo murario formado por sillares de gran tamaño. En torno a ella se levantó antaño el antiguo caserío de la Força, cuyo resto visible de mayor entidad son las ruinas de la modesta iglesia de Sant Miquel. En la vertiente del altozano se pueden distinguir restos de canalizaciones, desagües y un gran depósito, aunque dichas construcciones, asociadas al despoblado de la Força, han sido prácticamente engullidas por la vegetación.

 

La Torre del Cargol se encuentra en un enclave fronterizo que formaba parte del territorio conquistado por los condados cristianos antes del 1030. Sin embargo, se conocen pocas noticias sobre dicha estructura. Se considera que a ella se refiere un documento de 1039 que recoge la venta del castillo de Artesa por parte del conde de Urgell, Ermengol II y su esposa Belesqueta, a Arnau Mir de Tost. En base a las afrontaciones del castillo de Artesa, descritas en dicho documento, se ha propuesto su identificación con la torre Dadila citada en el texto.

 

La torre, de planta circular, se encontraba hasta fechas recientes en estado ruinoso, ya que uno de sus lados se hundió por completo. El derrumbe dejaba ver la sección de la estructura, que presenta dos fases constructivas diferenciadas: una primera atalaya de planta cuadrangular alzada en tapial, de 4,20 m de lado, y la segunda, que consta de un recubrimiento circular realizado en piedra que envuelve a la primera estructura. De las dos alturas que presenta, la primera corresponde a la construcción primigenia, más antigua, cubierta durante construcción de la segunda torre mediante una  falsa bóveda de cañón, construida por la aproximación sucesiva de hiladas de losas superpuestas. El piso superior presenta el mismo sistema de cubrición, así como ventanas saeteras en el lado este. No se aprecian indicios de ninguna puerta de acceso en los restos conservados, por lo que se cree que ésta se encontraba en el muro sur, actuamente perdido. El estado de conservación de la torre hasta fechas recientes era muy deficiente, puesto que en sus muros podían observarse grandes grietas dispuestas longitudinalmente que amenazaban seriamente la integridad estructural de la construcción. En el momento de la redacción de ésta voz se está llevando a cabo una intervención con el objetivo primordial de consolidar su cimentación, junto el talud sobre el que se asienta. Para ello se han retirado los restos del derrumbe del muro sur, dejando a la vista el nivel original de circulación de la torre. Al mismo tiempo, la parte alta está siendo rehabilitada. La estructura se ha consolidado mediante unas abrazaderas metálicas. Se ha optado por cerrar el lado sur mediante un encofrado de hormigón que protege las bóvedas interiores y el tapial, elementos que también están siendo consolidados. El cierre de la torre, si bien a primera vista es un elemento estéticamente agresivo soluciona los problemas de estabilidad y de degradación del interior. Asimismo el proyecto contempla también la adecuación y señalización del entorno.

 

El aparejo constructivo de la Torre del Cargol presenta ciertas diferencias a medida que la estructura gana altura. Se caracteriza en la parte inferior por el uso de grandes sillares de piedra local. En la parte alta del edificio, el tamaño de los sillares se reduce progresivamente, estrechándose el muro y adquiriendo ligereza conforme llega a su coronamiento. En el paramento exterior todavía se pueden identificar los abundantes mechinales donde se sustentó el andamiaje utilizado durante su construcción. Se distinguen dos tipos de morteros, el primero, denominado mortero islámico, corresponde al usado para la regularización del tapial. El segundo, de época feudal, es un mortero aéreo de cal mezclado con arena de río.

 

Al respecto de su cronología, cabe resaltar que, aunque se ha sugerido el origen iberorromano del enclave, especialmente de la plataforma sobre la que se asienta la torre,  en el estado actual de la investigación, dicha teoría no puede verificarse hasta que se conozcan los resultados de los sondeos efectuados con motivo de la restauración. Sin embargo, no se puede descartar tal hipótesis, debido a que gran cantidad de castillos de la zona, como el vecino castillo de Ponts, se asientan sobre puntos estratégicos ocupados ya en época ibérica o romana. En consecuencia, a falta de conocer la secuencia de ocupación completa, la primera torre se fecha en época califal, mientras que su recubrimiento exterior se considera fruto de una reforma acometida después de la conquista cristiana, por lo que se apunta a una fecha próxima al año 1000. 

 

Tipológicamente, la atalaya pertenece a una clase de torre circular que se difundió en el territorio catalán durante la segunda mitad del siglo x, y que dominó hasta la segunda mitad del siglo xi, fecha a partir de la cual los castillos ampliaron su configuración, pasando de acoger a tan sólo una pequeña guarnición a convertirse en espacios residenciales y de representación. Las características de las torres de los castillos románicos catalanes ya son perfectamente identificables en la Força d’Estany. Entre ellas figuran su planta circular y cuerpo cilíndrico, cuerpo interior ciego, mayor altura, mejor trabajo del aparejo que presentará sillares más alargados y bien escuadrados y definitivamente mayor capacidad de vigilancia y defensa que las torres de planta cuadrangular. La torre de la Força d’Estany, al igual que otras vecinas, formaba parte de una red de torres de vigía mucho más amplia, que servían como puestos avanzados a los castillos que organizaban la frontera con el territorio que se encontraba bajo dominio musulmán. Su origen, por tanto, debe entenderse como fruto del proceso de encastillamiento, acelerado por el factor fronterizo y por la progresiva feudalización del territorio.

Texto y foto: NOH

 

Bibliografía

 

AA. VV., 2009, pp. 48-49, 57-58 y 60; Araguas, P., 1994, pp. 15-32; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 422-424; Chesé Lapeña, R., 2011, pp. 211-212; Fité i Llevot, F., 1986b, I; Fité i Llevot, F., 1993, pp. 40 y 48; Pita Mercé, R., 1974, pp. 241-242; Moya i Matas, J., 2008.