Pasar al contenido principal
x

Vista del interior de la nave desde la cabecera

Identificador
40468_01_026
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 8' 25.55" , -4º 39' 55.52"
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santo Tomás

Localidad
Montejo de Arévalo
Municipio
Montejo de Arévalo
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA -a la que Madoz se refiere con la advocación de San Andrés- se encuentra en el centro de la localidad, sin construcciones adosadas pero de aspecto destartalado por las ampliaciones y reformas que ha vivido, circunstancia esta muy común en la comarca y que provoca una difícil lectura del monumento original. Del momento primigenio nos quedan los muros de caja septentrional y meridional, así como la torre situada a poniente, ya que la fábrica ha sufrido serias transformaciones a lo largo del tiempo, siendo especialmente intensas las reformas del siglo XVIII, realizadas “(...) con el motivo de ser la expresada Iglesia de construcción antigua, lóbrega, indecente para la celebración de los divinos oficios, incómoda para contener en su ámbito el numeroso pueblo que asiste a ellos se a solicitado por el Concejo, Justicia y vecinos de este dicho lugar hacer otra nueva, o a lo menos un crucero capaz para los dichos oficios, para cuya ejecución es necesario demoler (...)”. Agradezco desde aquí a don Ricardo Guerra Sancho, Cronista Oficial de Arévalo, la amabilidad de proporcionarme estos datos. Los materiales utilizados para construir los muros son el calicanto, aquí empleando la piedra autóctona conocida como rajuela, de enorme dureza y por tanto muy difícil de trabajar, distribuidos en cajones organizados por verdugadas y esquinales de ladrillo. El muro septentrional presenta la distribución original de vanos y portada, hoy cegada. Dos ventanas de esbelta composición a partir de arcos doblados de ladrillo se organizan en el cuerpo alto, dejando el inferior para una portada, centrada con respecto a ellas. Ésta presenta un sencillo desarrollo de arco doblado ligerísimamente apuntado, que arranca desde unos ladrillos en nacela que hacen de salmeres, todo ello enmarcado en alfiz. Presenta un canon achaparrado quizá debido a la gran luz el arco y al efecto de horizontalidad causado por el remate del alfiz, compuesto por friso de ladrillos en esquinilla sobre otro a sardinel. Similar composición parece presentar el muro meridional, en la actualidad oculto casi en su totalidad por reformas posteriores, que aún dejan ver los vanos en absoluta correspondencia con los ya vistos en el muro contrario, rematando ambas fábricas en un friso de esquinillas, a la altura de la que sería cornisa original. Conserva en su interior elementos que permiten hacer una composición de la estructura primitiva del templo, salvo de la cabecera, que, como bien indica Ruiz Hernando sería del todo aventurado. Se trata de un templo de tres naves, la central llamativamente más ancha, donde lo destacado es la gran altura a la que corren las bóvedas apuntadas. Dispone de arcos fajones del mismo perfil que apean en pilares compuestos ornados mínimamente por ladrillos con corte de nacela a la altura de la imposta, haciendo las veces de ménsulas; lucen todos estos elementos un grueso enjalbegado que sin embargo permiten ver el derrame hacia el interior de los vanos hoy cegados, el uso de calicanto encofrado para las bóvedas o los fajones realizados en ladrillo. La torre, elemento fundamental de la estructura, se sitúa centrada a los pies y es coetánea a las partes ya vistas; al exterior presenta idéntico aspecto, con cajones de mampostería organizados por verdugadas de ladrillo reforzando las esquinas llaves de este mismo material. Su cuerpo bajo es hueco, conectando con el primer tramo de la nave central, carece de entrada desde el exterior, conservándose sin embargo en el interior el acceso original en el lado del evangelio, algo transformado, que lleva al inicio de una escalera de fábrica de ladrillo y esquema de caracol hasta desembocar en la parte superior en una sala cuadrangular y abovedada. Esta bóveda, como el resto de la sala, está realizada con mampostería encofrada -aún se conservan algunas de las maderas que le dieron forma- y se iluminaba con un vano de gran desarrollo en altura, hoy cegado, y también perceptible en el exterior. Frente a él se disponía otro de similar estructura y disposición algo más elevada en la cara oriental de la torre, que comunicaba y daba luz al interior de las escaleras en su ascenso hacia el cuerpo de campanas. La presencia de este vano pone de relieve la menor altura original de este templo y la relación de proporción con su torre, que presentaría un aspecto más esbelto, acentuado además por la mayor altura que luciría su actual torre mocha. Las escaleras continúan su desarrollo con el esquema ya indicado y con una característica a destacar, su sistema de cubrición; si en esta comarca es habitual encontrar escaleras embutidas en los muros, de tramos rectos paralelos a la caja y cubiertas por una sucesión de bovedillas en la mayoría de los casos apuntadas, aquí el esquema evoluciona a un primitivo caracol en torno a machón central, donde el ladrillo se emplea para ir moldeando los arcos que limitan los tramos y los descarnados muros son de piedra, mismo material que se emplea para las bovedillas, aquí dispuesto en aproximación de hiladas. Ruiz Hernando relaciona este templo con los de San Miguel, de Olmedo, y San Esteban, de Cuéllar, lo cual permitiría dar una datación a esta iglesia cercana a la segunda mitad del siglo XIII.