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Alzado oeste

Identificador
34810_08_005
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 50' 32.49'' , -4º 18' 25.73''
Idioma
Autor
Cristina Gutiérrez Cid
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan Bautista

Localidad
Matamorisca
Municipio
Aguilar de Campoo
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN LA ACTUALIDAD, LA IGLESIA de San Juan Bautista se presenta como un edificio rectangular, de dos naves separadas bien por pilastras, bien por columnillas y pilares, ambas rematadas con testero plano. La iglesia fue construida posiblemente en dos fases medievales contiguas de mediados del siglo XII e inicios del XIII respectivamente, aunque varias adiciones y reformas de los siglos XVI y XVII han alterado de forma importante la fisonomía original del edificio. Aunque está erigido en diferentes campañas, los materiales y el aparejo utilizados en ellas la dotan de cierta uniformidad. En el interior, los muros están parcialmente revocados, sin que esto impida apreciar la sillería arenisca, utilizada también en la totalidad de los paramentos del exterior. Sólo los capiteles con decoración corrida que decoran la portada se trabajaron en caliza blanca. La nave de la epístola presenta un ábside cuadrado con saetera cegada. Ésta es una de las partes más antiguas de la iglesia, que se comunica con el único tramo de la nave mediante un arco apuntado de tradición románica. Ambos se cubren con bóveda de crucería simple. El otro cuerpo, el del evangelio, tiene ábside también rectangular comunicándose a través de un arco de medio punto posmedieval con los dos tramos de la nave, de pro p o rciones muy desiguales, protegido todo por bóveda de crucería de combados y terceletes. La capilla absidal del evangelio contacta con la cabecera de la epístola por un gran arco apuntado de traza gótica. Una puerta adintelada es la encargada de relacionar el espacio de la sacristía, cubierto por bóveda de crucería estrellada -siglo XVII- con el ábside del evangelio. En el hastial de la epístola se encuentra el recinto del antiguo baptisterio y a los pies del evangelio aparece el típico coro alto de madera. Delimitada entre dos gruesos contrafuertes prismáticos y resaltada sobre el muro sur, se abre la portada principal de acceso al templo, cubierta por un tejaroz con alero de bolas. Es de arco apuntado, de traza gótica tardía, con chambrana lisa y cuatro arquivoltas de sencillas molduras donde alternan boceles y cañas, descansando sobre jambillas tardogóticas de fines del siglo XV sobre podium. En los muros oeste y norte, se aprecian restos de puertas cegadas que conservan algunas dovelas y dos impostas, en las cuales se ha mantenido decoración de taqueado que nos recuerda la portada del cementerio de Matabuena. A los pies de la iglesia, en el hastial del evangelio apreciamos un gran arco apuntado, liso y cegado, siendo difícil saber si pudo ser un acceso medieval a la iglesia o un arco de descarga ya que las reformas posteriores han alterado sustancialmente el sector. Exteriormente los muros apoyan en varios contrafuertes de diferentes épocas. Únicamente en el muro sur observamos una marca de cantero muy deteriorada, de las cuatro que llegó a ver Navarro en la realización de su catálogo, no precisando su localización. El edificio posee una torre que fue antigua espadaña, situada a los pies de la nave del evangelio, de planta rectangular, con dos cuerpos separados por una imposta de nacela con bolas. En el muro occidental del cuerpo inferior cegado se abre una puerta posmedieval de pequeñas dimensiones. Ésta posibilita el acceso a una escalera de caracol articulada en dos tramos, que nos permite llegar al remate de la torre. El segundo cuerpo tiene cuatro troneras de arco de medio punto, las dos que miran al este parecen las originales románicas de la primitiva espadaña, a pesar de carecer de cualquier tipo de decoración o moldurado. Las del oeste, objeto de transformación en época barroca al plantear una torre, tienen impostas de listel y claves con re p resentación en relieve de las llaves de san Pedro. Se encuentra cubierta por una pequeña bóveda de cañón apuntado y con vertiente exterior a dos aguas. La dificultad de datación del conjunto se acrecienta debido a la enorme cantidad de añadidos y reformas. Podemos plantear la hipótesis -aunque con enormes dudas- de dos campañas románicas en el templo. De confirmarse esta idea, nos inclinamos por la existencia inicial de la nave norte (queda parte del muro septentrional con sus canecillos y una pequeña portada), a la que pocos años después se le añade la nave sur que remata en canecillos de nacela (se observan restos de una portada, parte del muro meridional y ábside). Un argumento que apoya esta idea es la existencia de muros adosados y engatillados en ambas construcciones, en el momento del añadido de la espadaña románica, haciéndonos pensar en dos momentos constructivos distintos con diferencia cronológica mínima. Tanto si se tratara de una fase románica -o fases románicas- habría que encuadrar su fábrica en torno a los años centrales del siglo XII, correspondiendo con parte del muro primitivo septentrional. El muro sur y la torre parecen posteriores. Los paramentos orientales y meridionales, en la zona del ábside de la epístola corresponderían a una reforma tardogótica. Seguramente en el siglo XVI -a juzgar por el tipo de los arcos interiores- se operan grandes cambios en el edificio con reestructuración de las dos naves: reparación de los paramentos, reformas de los aleros, adición de la portada principal, apertura de una ventana en el muro sur e inclusión de gran parte de los abovedamientos y soportes. Sin embargo, es imposible precisar si estas reformas responden a un planteamiento común o se realizan en diversos momentos. Existe constancia documental de la intervención del cantero Juan de Monasterio con anterioridad a 1570. Un derrumbe parcial de la espadaña obligó, ya en época barroca, a acometer una reforma de la torre que incluye la transformación de las dos troneras de poniente y la creación de la escalera de caracol. En el siglo XVII se añade el cuerpo de la sacristía, que está en relación con otras salas que se construyen en la comarca entre los siglos XVII y XVIII. La decoración escultórica del edificio refleja la posible duplicidad de campañas tard o rrománicas y los grandes cambios operados en época gótica. De confirmarse la idea de dos períodos románicos, la primera etapa (mediados del siglo XII) se caracteriza por la portada cegada septentrional y los canecillos figurados situados en el mismo muro norte, algunos de ellos decorados con re p resentaciones humanas y, sobre todo, con formas husiformes de aire fálico semejantes a los de Matalbaniega. En un segundo momento, pocos años después, se añadirá la espadaña con sus canecillos avolutados y la cornisa romboidal. Separando los dos cuerpos de la espadaña, se encuentra una imposta de perfil nacelado con bolas. Es una prolongación de la nave septentrional, como lo demuestra la cornisa sostenida por tres canecillos nacelados, con remates en rollo, situados en el lateral norte. En el cuerpo inferior, al lado del arco apuntado cegado, observamos un solitario canecillo figurado cuya imagen es imposible de determinar dado el fuerte grado de erosión en que se encuentra. El muro sur presenta ocho canecillos totalmente góticos. Según Hernando, no fue extraña la itinerancia de maestros trasmeranos por tierras de la Montaña Palentina (Aguilar de Campoo, Colmenares, Herreruela de Castillería, Estalaya, Corvio, Quintanilla de la Berzosa o Matamorisca) participando en la decoración escultórica de sus port adas, ventanales o capiteles, consiguiendo una decoración seriada, de rápida ejecución y económicamente accesible. Fruto de la moda de dejar la piedra a la vista, se efectuó un picado en la mayoría de los muros, venciendo el enlucido que hasta hace pocos años conservaba el edificio. Esta labor debió efectuarse con escasa profesionalidad, verificándose cuando gran parte de los muros habían sufrido la limpieza que la última capa de cal ocultaba una serie de pinturas murales de cronología tardogótica, con escenas relativas al Juicio Final, a la Natividad y a la vida de san Julián el Hospitalario, pudiéndose salvar una serie de paneles fruto de la actividad del denominado maestro de San Felices, activo durante el último cuarto del siglo X V en varios templos del norte de Palencia y sur de Cantabria (Valberzoso, Olea, Mudá, San Cebrián de Mudá o San Felices de Castillería). Rafael Navarro llegó a ver y describir “una antigua Virgen gótica, dorada, sedente, con el Niño en brazos y que desde tiempo inmemorial estaba ridículamente vestida...” y “una Virgen sedente de la serie inmemorable de las del país. Es del siglo XII, con pomo en la mano, coronada de florones y ropajes plegados. La efigie es mayestática”. Actualmente, ambas imágenes han desaparecido. La pila bautismal de Matamorisca, posiblemente tardorrománica, está fechada en el siglo XIV por los autores del Inventario Artístico de Palencia y su provincia. Actualmente se encuentra situada en el ábside meridional, estando el baptisterio original en el hastial de la nave de la epístola, bajo el coro, cerrado con reja de madera. Está configurada por dos cuerpos, trabajados en piedra arenisca. El superior cilíndrico y el inferior troncocónico invertido, ambos con decoración de arquillos ciegos en los que se marca un cimacio o imposta y cuya datación nos parece de inicios del siglo XIII.