Pasar al contenido principal
x

Alzado norte y seccion transversal

Identificador
34419_01_004
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 4' 16.65'' , -4º 29' 43.18''
Idioma
Autor
Teodoro Chillón Ramos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Pedro

Localidad
Fuentes de Valdepero
Municipio
Fuentes de Valdepero
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
SAN PEDRO DE FUENTES DE VALDEPERO pertenecía a Santa María de Husillos, al menos desde 1183 cuando el obispo palentino Raimundo II fija la canónica de la abadía. Por otra parte, Teófilo Calzada apuntaba la existencia de un primitivo poblado asentado en las inmediaciones de la ermita, donde existía una fuente llamada de San Pedro cuyo caudal alimentaba un arroyo que discurría por el pequeño valle. De esta manera el nombre de la fuente y la advocación del santo habrían dado lugar al topónimo actual de Fuentes de Valdepero. Según el citado autor, las inundaciones sufridas en el valle en 1268 arrasaron el pequeño poblado y sus habitantes emprendieron la construcción de un nuevo asentamiento en el lugar que ocupa actualmente el pueblo. De esta manera, la antigua iglesia de San Pedro, que pertenecía a la colegiata de Husillos, quedó convertida en ermita bajo la advocación de la Virgen del Consuelo. Por su ubicación respecto al pueblo y al campo santo, coincide exactamente con la que Madoz citaba como “pequeña y miserable ermita dedicada a Nuestra Señora del Consuelo”. La diferente advocación atribuida es explicable, bien por un error del autor, bien por la existencia de otro templo en las proximidades (del que, en la actualidad, no quedan vestigios), o por una dedicación compartida con San Pedro que es la que ha perdurado hasta nuestros días. Tampoco consideramos acertado el calificativo de “miserable” pues se trata, por el contrario, de una construcción ciertamente popular, pero con elementos tan nobles que permiten su entronque con la arquitectura tardorrománica del siglo XIII, reformada y ampliada en época posterior. La ermita está edificada en su totalidad con piedra caliza de la comarca, cortada en sillares de variado tamaño agrupados, sin embargo, en hiladas uniformes. El estudio de la planta original revela una enorme claridad estructural, conseguida por la yuxtaposición de sus partes, concebidas como perfectos paralelogramos. El cuerpo de iglesia es un gran cuadrado al que se unen, prolongando su eje de simetría, el ábside cuadrangular hacia el este y la estructura rectangular de la torre-campanario, por el oeste. Lo que hemos llamado cuerpo de iglesia es un espacio diáfano, dividido en tres naves por dos pilares cuadrados. No parecen coetáneos de la fábrica medieval sino colocados en alguna restauración, como la armadura de madera que soportan. Secunda esta hipótesis la variedad de los aleros: en unas zonas de madera, en otras de piedra moldurada, e incluso algunos canes románicos de nacela y proa de barco, además de dos decorados con sendas cabezas de animales. Refuerzan la estructura dos contrafuertes esquinados y otro a modo de arbotante sobre la saetera meridional. En el muro de la epístola se abre la única portada, cobijada por un tejado volado sustentando por pilares poligonales. Ligeramente adelantada respecto a la línea general del muro, es apuntada, con arco de ingreso y tres arquivoltas, que apean en una imposta corrida sobre jambas. El arco de acceso y la segunda arquivolta están decorados con un grueso bocel y la tercera con una mediacaña, formas similares a las de la portada meridional del templo parroquial del pueblo, con el que también coincide en el molduraje del guardapolvo. Bien diferente es la primera arquivolta, donde cada dovela lleva tallada en bajorrelieve una estilizada palmeta de hojas simétricas que arrancan de un tallo rematado en un fruto, motivo decorativo que se puede apreciar en otras iglesias de la zona como Husillos, Monzón y Amusco. En el interior, el ábside se cubre con una bóveda simple de crucería cuyos nervios apoyan en cuatro columnas esquinadas de fuste corto y capitel liso. El espacio resulta oscuro pues el vano de medio punto que perfora el muro oriental está tapado por el retablo, y sólo entra luz por una ventana lateral con derrame interno que, al exterior, se troca en aspillera. La bóveda y los muros de esta capilla conservan restos de pinturas murales a base de motivos geométricos, escudos heráldicos y líneas rojas que simulaban un despiece de sillería. En el lado del evangelio hay un absidiolo, también cuadrangular pero de menor profundidad, que se debió construir con posterioridad. Al fondo de la nave un estrecho vano, rematado en arco trilobulado, permite el acceso al cuerpo bajo del campanario donde se halla una habitación pequeña cubierta con bóveda de cañón apuntado donde se guarda una gran pila bautismal (aproximadamente 125 cm de diámetro) de cuba lisa que evidencia la antigua función parroquial del edificio. Desde esta sala se pasa, bajo un arco apuntado, a la escalera de caracol que conduce al piso superior donde están las dos troneras para las campanas. Es una estructura más estrecha que el hastial de poniente, por lo que forma con éste un rincón aprovechado en su día para el acodamiento de la casa del santero, demolida durante las obras de consolidación y adecentamiento de la ermita y su entorno llevadas a cabo en 1994. En mayo de ese mismo año, mientras se eliminaba el encalado de los muros, aparecieron dos tallas de madera de la Virgen y San Juan ocultas entre el relleno de un antiguo arcosolio. Dichas imágenes, datables en torno a 1300 y restauradas por la Fundación Santa María la Real-Centro de Estudios del Románico, se guardan actualmente en la iglesia parroquial del pueblo formando grupo con el Cristo del Varlozado, del mismo estilo y época.